Wednesday, July 17, 2013

FanFic Robsten: "PARA SIEMPRE" (Robert Pattinson & Kristen Stewart) - 1er Capitulo.

Hola hermosas :) hoy miércoles estoy acá para ir publicandoles una nueva fanfic, esta vez es todo diferente. En primer lugar no seré de mi autoria y no es como a fanfic de robert, la que se publica aquí, si no, es una hermosa fanfic de robsten que contiene de todo un poco!! la autora es Aroa (_TwilightFacts_) y este primer capitulo es el que ya habíamos publicado aquí para el cumpleaños de robert:) esta fanfic sera actualizada dos veces por semana, los miércoles & los sábados, así que el sábado que viene tendrán el segundo capitulo. Espero que comenten su interés y que les ha parecido, pueden hacerlo aquí o vía twitter a Aroa. Desde ya muchas gracias por leer, disfruten!! 


hay tres capitulo mas publicados aquí, para quienes es interese :D

PARA SIEMPRE
CAPITULO 1.



*12 de mayo de 2014*
Corrí como alma que lleva el diablo por la playa. Mis pies se hundían en la arena y esta me los quemaba. Notaba como me clavaba todo tipo de piedras y conchas al pisar y el sol empezaba a molestarme. El pelo se pegaba en mi nuca y empezaba a fatigarme. Pero por nada del mundo paré de correr. Tenía que encontrarle.

Scout dijo que lo encontraría en la cala, así que aceleré la marcha sin importarme que la gente me mirase al pasar y que me tropezase al correr. No faltaba mucho para llegar. Atravesé un entablado que te llevaba hasta el comienzo de la calle, salté varias toallas y esquivé a algunos niños que corrían en sentido contrario a mí.

Pocos minutos después estaba en una pequeña cala, llena de surferos principiantes que se preparaban para entrar en el agua o que salían de ella. Todo el que quería comenzar en el mundillo de las olas venía a esta pequeña cala, donde había suficiente oleaje para prender a sostenerte sobre una tabla sin caerte.
Recordé risas, chapoteos y gritos. Unos meses atrás nos habíamos reunido aquí para hacer el tonto e intentar surfear algo. Recordaba cómo me había caído de la tabla cuando una ola demasiado grande se acercó a mí. Tragué agua y cuando subí a la superficie tenía una gran alga verde moco en la cabeza, lo que ocasiono que todos se riesen de mí. También cuando Katy y Suzie intentaron subirse juntas a una tabla y acabaron siendo arrastradas hasta la orilla en un arrebujo de pies, pelo, cuerdas y remos. Aunque la mejor parte llegó por la noche, cuando todos nos sentamos rodeando una pequeña fogata que habíamos hecho y contamos todo tipo de cosas mientras comíamos nubes de azúcar en palos. Al final de la noche acabamos bailando en el agua. Y, al amanecer, cuando la fogata empezaba a desparecer contemplamos la bonita salida del sol acurrucados en mantas. 

Las lágrimas nublaron mi vista al recordar ese día. Todo había cambiado, pero todavía estaba a tiempo de arreglarlo. Le busqué con la mirada, en el agua, en la orilla y entre la arena, pero no le encontré. Desesperada miré cada rostro tanto de hombre como mujer que se encontraba en la cala, sin poder apreciarlos demasiado por mi vista nublada y la falta de mis gafas. Algunos me miraban y susurraban mi nombre, aunque eso ahora no me importaba.
¿Quién era yo sin él?
Nadie.

Me acerqué a las rocas y me subí a la más alta. Volví a mirar por toda la arena. Sus cosas no estaban y el tampoco. Seguí entonces con la mirada el camino hecho por personas y más tarde arreglado con escaleras que llegaba hasta el paseo marítimo, pero estaba desierto. Volví a mirar el mar. Había algunos chicos subidos en tablas, pero ninguno era él.

Me dejé caer en la roca y abracé mis piernas, cerrando los ojos con fuerza. No estaba, se había ido...

-¡Yo no puedo seguir así!- grité pasándome una mano por el pelo- ¡Tenemos problemas y tú te vas! ¿Cómo pretendes que arreglemos las cosas si nunca nos vemos? ¿Si pasamos juntos una mísera semana cada dos meses? ¿Vas a hacerles caso a tus padres? ¿Te vas? ¡Me dejas sola otra vez!- Mis lágrimas estaban a punto de desbordarse y caer por mis mejillas. Esto ya no tenía sentido. No podíamos seguir así. Cada vez era más difícil todo.

-Kristen ya lo sabes, no preguntes más. Tengo que hacerlo, les debo eso. ¡Y si quieren que vaya a hacer la puta película de mi primo iré a hacerla! ¡Vente conmigo en vez de quejarte! ¡Estamos separados porque tú quieres! ¡Y no tenemos problemas! ¡Son tus paranoias mentales, las que te está metiendo en la cabeza cada rumor que sale! ¡Con cada foto!- Cerró la cremallera de su mochila cuando hubo estado llena.

-¡No me levantes la voz!-le amenacé.

-Kristen, ya vale…

-¡No les debes nada maldita sea! ¡Tampoco a tu primo! ¿Son más importantes que yo? ¿Es más importante una mierda de película y un contrato millonario que la mujer con la llevas más de 5 años? ¡Dímelo si es lo que piensas! Porque yo ya no puedo más.-No grité, me acababa de dar cuenta de todo. El ya no me veía como lo más importante. No desde que tuvo que escoger. Me dejé resbalar por la puerta hasta llegar al suelo. Ya no evité que mis lágrimas saliesen, las dejé libres. Todo era superior a mí.
-Kristen...- Se acercó a mí y me levantó del suelo, llevándome a la cama y sentándose conmigo en sus brazos. Me meció hacia delante y detrás mientras frotaba mi espalda y yo lloraba acurrucada en su pecho, manchando su camisa. Intenté disfrutar de ese instante aunque estuviésemos peleando, pues ya nunca podía y eran escasos- No llores por favor. Sabes que eso me hace miserable y un mierda. Nunca nos había pasado nada y hemos estado meses separados sin problemas. Tu venías un fin de semana, yo iba otro. Nos llamábamos a cada rato e incluso nos mandábamos fotos. ¿Por qué ahora no puede ser igual? ¿Qué te preocupa?

-Todo...

Volví a abrir los ojos y fijé la vista en el horizonte, limpiándome algunas lágrimas traicioneras.
Entonces le vi. Venía nadando desde las boyas, sin tabla.

Salté de roca cayendo sobre el tobillo izquierdo. Puse una mueca de dolor y me lo froté un poco. Sin perder el tiempo lo apoyé en el suelo y al ver que el dolor era aguantable salí corriendo al agua. No me quité ropa, ni móvil, ni gorra. Solo corrí, sin importarme el dolor y la gente que ahora me miraba extrañada. Noté humedecerse la arena cuanto más me acercaba al agua, y a los poco segundos unas pequeñas olas mojaron mis pies descalzos. Seguí adentrándome en el agua con prisa, salpicando a mí alrededor y mojando a más de uno. Poco a poco el agua iba subiendo y para cuando me llegó a los muslos volví a mirar al horizonte buscándolo.

No era él.

No era él. Era un chico bastante parecido a él, pero cuando pude apreciarle bien diferencié sus ojos marrones y un tatuaje en uno de sus brazos. Maldecí en seco por no llevar las gafas para haberme dado cuenta antes. Paré en seco y no pude evitar que las lágrimas brotaran por mis ojos. Ya no podía arreglar nada. El ya no estaba y la carta me quemaba en el bolsillo. Era un adiós. Agaché la cabeza derrotada.
No sé cuánto tiempo estuve de pie en el agua, mirando al vacío y recordando millones de momentos vividos. El agua subía, ya llegaba a mis pantalones cortos. Lagrimas corrían libremente por mis mejillas. Apreté fuerte los puños cuando oí que me llamaban. No diferencié la voz, pero supuse que los ppz habrían llegado o que mis amigos me habían encontrado. Volvieron a llamarme.

-¿Kristen?-Esa voz... Giré tan rápido como pude y busqué sus ojos. No necesité nada más. Avancé corriendo la escasa distancia que nos separaba y me lancé a sus brazos. No esperé a que reaccionara, tiré de su cuello y junté nuestros labios. Necesitaba eso más que nada. Instantáneamente me respondió besándome con ímpetu, que de pronto paso a la desesperación y el deseo. Sus labios eran una droga, una que ya añoraba. Todo desapareció a mí alrededor. Pegué más nuestros cuerpos, necesitaba sentirlo, comprobar que seguía aquí. Pasé mis brazos por su cuello y el bajó sus manos hasta mi culo, impulsándome hacia arriba mientras yo enroscaba mis piernas en su cintura. Su lengua delineó mis labios y yo gemí de placer, abriendo mi boca para él. Hacía tiempo que no nos besábamos así. Tiré de su labio inferior antes de que nuestras lenguas jugasen a un juego sin fin en el que intentaban doblegarse la una a la otra. Sus manos agarraban fuerte mis muslos y yo tiraba un poco de su pelo, que caía mojado por su nuca y cara, haciéndole gruñir. Estaba empapado por lo que su cuerpo se pegaba aún más al mío y solo llevaba un bañador. Solo nos separamos cuando necesitamos respirara. Apoyó su frente sobre la mía y me miró a los ojos.

-No te has ido...-Conseguí decir respirando pesadamente. El solo asintió.- No me dejes por favor. Te necesito a mi lado, no puedo perderte… Yo… Yo…- Supliqué notando como las lágrimas volvían a mis ojos y empezaban a caer por mis mejillas, sin permitirme seguir hablando.

-No lo haré.-Dijo con una sonrisa de insuficiencia, besando el camino que trazaba cada lágrima sobre mi cara. Suspiré aliviada y cerré los ojos con fuerza.- Nunca.


-¡Robert! ¡Kristen!- Nos llamaron a lo lejos. No me hizo falta mirar para saber quién era esta vez. Robert tampoco lo necesitó, siguió besando mis mejillas y luego mis parpados cerrados.

Continuamos unos minutos en la misma posición, hasta que más voces se unieron a las de antes llamándonos y escuché flashes de cámaras de fondo. Robert se separó de mí sonriendo y me miró a los ojos.

-Nunca.-Volvió a repetir. Me abracé fuerte a él y deposité un beso en su cuello, antes de que sintiese como empezaba a caminar conmigo en brazos hacia la orilla. No levanté mi cara de su cuello, pero supuse que el panorama sería algo particular. Seguramente mañana estuviésemos colgados en internet dando la vuelta a todo el mundo. No me importaba, ya no.

-¿Vas a seguir agarrada como un pequeño koala a mí? -Preguntó riendo. Yo solo asentí, lo que le provocó más risas. Me impulso un poco para arriba y noté como comenzaba a subir las escaleras. Suspiré y aspiré su aroma. Olía a sal y un poco al champú de menta que tanto me gustaba. Acaricié su cuello con mi nariz y volví a besarle ahí donde mi nariz le había rozado.

-Por fin os encontramos.-Habló CJ. Supuse que habíamos llegado al paseo marítimo.
-¿Dónde coño estabais? Katy me ha hecho recorrerme toda la playa de punta a punta corriendo.-Se quejaba Suzie.

-Scout no me quiso decir donde se había ido Kristen, ¿Qué quieres que le haga Su?- Reprochaba Katy
-Teníamos que dejarles tiempo a solas, claro que no os iba a decir a donde se habían ido, aunque fuese por separado.

-Pe...-Suzie se cortó a la mitad-¿Kristen que haces? Levanté la cabeza del hombro de Robert y les miré. CJ, Suzie, Katy, Scout, tamra y Marcus.

-Nada. Ahora soy un koala.-Robert volvió a reír y yo me desprendí de su agarre y bajé al suelo de un saltito, sin acordarme de mi querido tobillo y de que estaba descalza.- Mierda...-Gemí en voz demasiado alta. También me percaté de varias personas que nos miraban y algunos ppz con sus cámaras, pero los ignoré.

-¿Qué?-preguntaron los siete a la vez.

-Me hice un poco de daño antes en el tobillo y ya no me acordaba de él. -Levanté un pie para que lo viesen. Ahora el tobillo estaba ligeramente colorado y un poco hinchado.

-¿Un poco?-Robert me agarró mientras que Tamra me cogía el tobillo y lo movía a un lado y a otro para cerciorarse de que no estaba roto. Siseé de dolor e hice una mueca de asco.

-No está roto, posiblemente te lo hayas torcido.-Tamra dejó mi tobillo en el suelo. Levanté una ceja incrédula.

-¿Desde cuando eres medica?

-Desde que tienes el tobillo peor que cuando llegaste del rodaje de SWATH. -Bufó- ¿Y tus zapatos?
-En algún punto de la playa

-No me sorprende. -katy sacó mis Converse de su bolso y me las lanzó- Las encontré en la playa, abandonadas.

-Gracias.- Miré a mi alrededor pero antes de que pudiese decir o hacer nada Robert me cogió y me sentó en la valla que separaba el paseo marítimo de la playa y me quitó las Converse de la mano. Alzó uno de mis pies, me depositó un beso en la planta y me puso la zapatilla. El mismo procedimiento hizo con en otro, no sin antes mirar mi tobillo y acariciarlo.

-¿Te duele?-preguntó mientras me ponía la otra zapatilla

-No. Solo si apoyo el peso en el o lo muevo.- El negó con la cabeza y se dio la vuelta, pegando su espalda a mí.

-Sube.- me impulsé un poco y agarré a su cuello. Robert tiró de mis piernas y me acabó de colocar en su espalda- ¿No pensaras que te iba a dejar caminar?

-Vale, ahora que ya está todo arreglado. ¿Qué hacemos aquí?-Marcus hablo mirando con asco a los ppz que empezaban a aparecer y rodearnos.


Poco tiempo después estábamos en casa. Nos despedimos de los demás prometiéndolos quedar mañana para comer y Robert entro a casa, conmigo todavía en sus hombros. Pasamos al salón y me depositó en unos de los cómodos sofás.

-Espera un momento. -desapareció por la puerta de la cocina y volvió a aparecer pocos minutos después con una bolsa con hielos en una mano y un vaso de agua en la otra. Se sentó en el sofá dejando el vaso y una caja de pastillas, que se sacó de su bolsillo en la mesa. Me dio un casto beso en los labios y me empujó para atrás, haciendo que cayese sobre los cojines para que el pudiese poner mis pies sobre su regazo. Me quitó las zapatillas y fue besando cada dedo de mis pies para después comenzar a masajear el que estaba sano. No hablamos. Yo cerré los ojos y gemí disfrutando de su frio tacto y sus maravillosas manos. Cuando hubo acabado con uno cambio al otro. Pasó lentamente sus dedos por la planta del pie y fue subiendo hasta el tobillo haciendo pequeños círculos sin presión, para no dañarme- Lo siento.

-¿Qué? -negué con la cabeza- No me has hecho daño.

-No...Siento todo lo que nos ha pasado.-Siguió masajeándome el pie pero levantó la mirada para fijarla en mi- Te he forzado a hacer cosas que no querías. Tenías razón, he sido un egoísta, un cretino, un imbécil y he dejado que los demás tomasen mis decisiones.

-Robert...

-No. Kristen déjame hablar. Todo esto comenzó porque yo creí un rumor y me dejé llevar por él. Todo lo que pasó hace dos años en verano... Yo tenía que haber hablado contigo desde el principio, no salir huyendo, aun mas sabiendo después la verdad. Por mi culpa tú sufriste, cuando te habían obligado a todo. Esa fue la base del problema, no confié en ti, no te deje explicarte.

-Rob...- Intenté hablar. Lo del verano era agua pasada y no quería saber nada de ello. Sufrimos pero todo estaba bien, y ya hacía dos años de eso. Ya había caído en el olvido, o eso intentaba decirme cada día, aunque ni yo misma me creía.

-Shhh...-Se acercó a mí y dejo de masajearme un momento para callarme con un beso- Después de eso volvimos a estar bien, ya lo sé, y ha hace mucho tiempo de eso, pero por mi culpa tu cogiste una inseguridad que antes no tenías, y ahora tienes miedo de cada cosa que dicen tanto de ti como de mí, algo que antes ignorabas. Sé que intentas no hacer caso, pero te cuesta.- Suspiró- Poco a poco, después de mi cumpleaños empezamos a pelear por tonterías, algo que era mi culpa, y las distancias no ayudaban. Si yo estaba en Sidney tú estabas en casa, si yo estaba en casa tú estabas en NY. Y así continuamente. Nuestras agendas eran incompatibles y nos fuimos distanciando cada vez más, y seguíamos peleando sin poder solucionarlo, dejándolo de lado, esperando que le tiempo curase todo. Cuando estábamos en casa nos dedicábamos a pasar poco tiempo juntos, intentando evitar las peleas, que ya sé que odiamos tanto, por lo que mejor era alejarse, pero nunca demasiado yo que eso es imposible para nosotros. Salíamos con nuestros amigos e intentábamos aparentar normalidad, que muchas veces funcionaba. Estábamos perdiendo la base de todo lo que habíamos creado juntos. Luego volvíamos a separarnos y parecía que en el tiempo que habíamos estado juntos no habíamos arreglado nada, cosa que no podemos negar y las cosas iban a peor. Nos hacíamos daño, y te juro que pensé en más de una ocasión que debíamos de separarnos, que esto ya no funcionaba. Pero cada vez que escuchaba tu voz me daba fuerzas para aguantar y cuando te veía no comprendía porque había pensado esas cosas. -Robert dejó de masajearme los pies y se acercó más a mí antes de poner una bolsa de hielo en mi tobillo. Me acarició las manos y siguió hablando.- Sé que todo se complicó más con la llegada de mi familia a casa el verano pasado. No ayudó mucho que en el único mes que teníamos para relajarnos y arreglar las cosas estuvieran mis padres y hermanas presentes. Mamá la tomó contigo ese verano después de escucharnos discutir cada cinco minutos y empezó a intentar que me alejase de ti. Creo que nunca me creyó cuando le conté que todo lo que había pasado el verano anterior había sido un erro y que tú no eras la culpable, sino la víctima del acoso. Lizzy y Victoria no fueron difíciles de convencer para que la apoyasen. Empezaron a tomar decisiones por mí y a mover hilos para que estuviese alejado de ti todo lo posible, cosa que les reprocharé toda la vida, y para colmo se metieron en la cabeza que debía formar una familia y que tú no eras la indicada. Por su culpa nuestra relación empeoró, te veía menos, te obligaba a cosas que no querías y dejaba que mi familia te tratase mal, sin hacer nada para remediarlo, pensando que si pasaba del tema todo se calmaría, ya que solo estarían una pequeña temporada con nosotros. Nuestras peleas empezaron a subir de tono y pasábamos más tiempo enfadados que felices, si a eso le sumamos la distancia todo se volvía una mierda.

-Rober, cariño, no hace falt...

-Kristen por una vez en tu vida déjame contártelo todo. ¿No me has estado pidiendo explicaciones? Pues calla y escucha. -Creí que se había enfadado pero me sonrió y me apartó el pelo de la cara- Después vino la estúpida película de mi primo... Otra vez mi madre tomando mis decisiones. ¿Cómo podía estar tan ciego? ¡Y yo pensando que les debía algo por toda la ayuda que me habían prestado cuando les necesité meses atrás y cuando inicié mi carrera! Estaban jodiendo mi vida. Pasé con ellos más tiempo del necesario por culpa de esa película y cuando volví me habían metido más ideas absurdas en la cabeza. Yo sabía que algún día te casarías conmigo, pero hice las cosas mal, no debí obligarte a que te comprometieses conmigo, más estando en la situación que estábamos. Lo vi como una forma de limar asperezas con la relación que tenías con mi madre. Ese fue el primer gran error, y nunca me lo perdonaré. Te traté como si yo fuese tu dueño y te até a mí.

-Robert, no me ataste a ti, aunque no te voy a negar que me sentó muy mal que me obligases a comprometerme porque tus padres quisieron, y como tú dices en la situación que estábamos. Y tampoco negaré que me tratabas como una mierda y hacías lo que tus padres te decían. Sé que algún día me casare contigo, pero solo tengo 24 años. -ahora tenía ganas de llorar. Puñeteras hormonas. No podía soportar ver como se culpaba por todo.

-Sé que te até a mí, y sé que te traté muy mal, y también sé que te casaras conmigo, aunque sea en Converse y vaqueros con Elvis como cura. Pero ese no es el caso ahora. Lo peor de todo, mi segundo error es querer tener un niño solo porque mi madre quería tener nietos, sin tu ni siquiera quererlo, sin quererlo yo. Sé que me comió el coco con su enfermedad. ¡Maldita sea! La escuchaba cada día diciendo que se iba a morir pronto y sin nietos porque mi carrera y sobre todo la tuya eran más importantes que darle una alegría a una mujer enferma. Sé que me dejé mangonear, sé que no debí, pero también sé que si tu madre enferma te lo hubiese pedido no te hubieses negado. Tenía miedo, quería hacerla feliz, quería verla disfrutar, más sabiendo que una de mis hermana tiene problemas de fertilidad y la otra ni siquiera tiene novio. En mi cabeza todo tenía sentido, todo pintaba bien.-Volvió a suspirar y yo me sentí culpable, pero no dejó que empezase a pensar, continuo hablando- Te estaba cerrando las puertas de todo. Estas en lo mejor de tu carrera. Soy un gilipollas, que en un año te hizo sufrir demasiadas veces y te obligó a cosas que no querías. Te he hecho daño física y psicológicamente.


-físicamente no...

-Kristen estaba tan emperrado con ese niño que no te podías sentar en días... tenía prisa por hacer a mi madre feliz, cuando a quien tenía que complacer es a ti.

-Vale... Te pasaste, pusiste demasiado empeño. Parecíamos conejos. -reímos.

- Y nuestras peleas seguían, te amargaba, por mi culpa ni tu ni yo nos concentrábamos en nada, nuestro día a día se centraba en estar todo el día separados para no discutir y por la noche acostarme contigo. Ya era una rutina, solo quería un puñetero niño para que mi madre dejase mi vida en paz y se quitase den medio. Me llamaba todos los días para ver si ya estabas embarazada. Me estaba empezando a hartar pero no tenía suficiente valor para decírselo, más sabiendo que podía ser la última vez que hablase con ella. Si al día siguiente de decirle que iba a ser abuela moría, al menos hubiese muerto feliz.-se me aguaron los ojos. Por mucho que pasase yo quería a Clare, y no podía imaginar su muerte.- Hemos estado desde febrero intentando complacer a mi madre, ¿Para qué?, para que la final tú te pusieses un DIU porque a mí no se me metía en la cabeza que no te ibas a dejar controlar por mi madre y no te ibas a quedar embarazada. -Suspiró y yo recordé mi incómoda visita al ginecólogo- La noche que me enteré de que te habías puesto el DIU sin consultarme fue la peor de mi vida. Ahí me di cuenta de todo. De cómo te había acabado perdiendo, de cómo mi vida se basaba en lo que mi madre quería, poniendo la excusa de su enfermedad. Me di cuenta de que te había hecho sufrir, de que me había hecho sufrir a mí mismo. Me habían manipulado de la forma más ruin y rastrera que conozco, creyendo que les debía algo a mis padres y que hacía todo eso por la felicidad de mi madre. Había terminado haciendo lo que mi familia creía mejor para mí en vez de lo que yo pensaba que sería mejor. Había desperdiciado todo un año discutiendo contigo en vez de demostrarte cuanto te quiero, -Sonreí- y encima no te había escuchado cuando me decías la verdad del asunto cada vez que peleábamos. Esa noche, cuando te fuiste en casa de Scout comprendí que te había perdido. Tuve miedo, pensé que no te recuperaría, que ya no me querías, que fuera demasiado tarde, que te hubiera jodido la vida. Nunca me imaginé una vida que no fuese contigo. Cuando saliste por la puerta sentí como me moría. No quería estar sin ti, no sabía que iba a hacer si no volvías.-Para ese momento yo ya me lo había imaginado todo en mi cabeza y estaba llorando. La vida había sido muy injusta con nosotros esos meses. Si yo lo había pasado mal, él lo estaba pasando igual o peor. Y encima le reprochaba todo, aun sabiendo que era culpa de su madre- Entonces...Kristen... Ehh... ¿Por qué lloras?- Volví a llorar en su pecho mientras él me consolaba. Acariciaba mi cabeza con una mano mientras que con la otra trazaba círculos en mi espalda.

-E-es...es que...di-iices todo eso...y...y me siento maa-al por habert-ee dejado...esa noche.- intenté hablar pero no podía.

-Shhh... Tu no me hiciste sentir mal en ningún momento, fui yo mismo el que se dio cuenta de las cosas demasiado tarde, yo mismo fui el que me hice daño. Al contario que tú, que después de todo me aguantabas cada día y cada pelea, intentándome abrir los ojos. Estas tres semanas que he pasado sin ti han sido las peores de mi vida. Nada tenía sentido. -Me abrazó y besó el pelo hasta que dejé de llorar. Acunándome me levantó del sofá y subió las escaleras a la plata de arriba. Entró en nuestro dormitorio y me sentó en la cama. Antes de que pudiese decir nada entró en el baño y escuché como llenaba la bañera de agua. Volvió a donde estaba yo y comenzó a desnudarme mientras besaba todo mi cuerpo al paso que desaparecía la ropa. Cuando estuve completamente desnuda con cuidado recogió mi pelo. Se desnudó él y me volvió a coger en brazos. Apoye mi cabeza en su hombro mientras me dejaba hacer, demasiado cansada y exausta por los acontecimientos de estos últimos días. Entró en la gran bañera conmigo todavía en brazos y me tumbó sobre él. El agua estaba caliente y rápido relajó mis músculos, incluso dejé de notar el tobillo. Comenzó a masajear mis hombros y de vez en cuando a besarlos- ¿Ya estás mejor?

-Ajam...-Dije con los ojos cerrados, suspirando.

-¿Puedo seguir hablando?

-Solo si te saltas la parte en la que estas tres semanas sin mí, porque te puedo asegurar que pase lo mismo que tú y no lo quiero recordar.

-Está bien. Nada de malos recuerdos... La gota que colmó el vaso es que me enteré, gracias a un especialista al que había acudido para buscar tratamientos para mi madre, que ella no corría peligro de muerte ya que su caso era normal y se había cogido a tiempo. Se lo había inventado todo para manipularme. –Me encogí en la bañera. ¿Qué persona jugaba con su propia muerte? Clare no estaba bien. Robert noto como me estremecía y empezó a acariciar mi vientre. Una corriente de mariposas se alojó en este. Esa noche peleé con mis padres y mis hermanas. Estuvimos hasta las tantas de la madrugada hablando y les reproché todo, les dije todo lo que sentía, un montón de cosas que no tenían ya sentido y les pedí que no me llamasen en un tiempo, y menos que viniesen a verme porque no les abriría la puerta, e incluso podría llamar a la policía. Desde entonces solo he hablado con mi madre para ver que tal está, ya que recayó cuando peleamos. No cruzo ni media palabra y cuelgo.-Besó mi cuello.- Cuando pasó el tiempo suficiente para pensar coherentemente me di cuenta de que no podía seguir estando aquí si tú no estabas conmigo. Todo me recordaba a ti y ya no aguantaba más.

-Por eso decidiste irte...-ahora Robert había cogido una esponja con gel y estaba frotando todo mi cuerpo mientras yo seguía tumbada sobre él.

-Sí. Por eso... Decidí que nada me detendría y que no podía volver a verte, si no, no me iría. No quería volver a hacerte daño y pensé que no me perdonarías. Habías estado tres semanas sin hablar conmigo, no me cogías el teléfono, no querías verme y por mi culpa todo el mundo sabía de nuestras crisis de pareja. Estamos en boca de todos. Así que antes de ayer llame a un buen amigo que hice en Sidney y le pregunté si podía vivir con él un tiempo. No puso pegas. Recogí todo rápido intentando no ver nada que me recordase a ti. Al día siguiente ya estaba todo listo para irme. Hoy salía mi vuelo.

-Si no hubiese mandado a Scout a casa por mis cosas tú te hubieses ido...-Robert asintió y dejó de enjabonarme.

-Si Scout no me hubiese dicho que pensase las cosas no me hubieses encontrado hoy en la playa.

-Le debemos una.-Asintió- Cuando la mandé a por mis cosas no pensaba que te irías. Cuando llegó a casa corriendo yo estaba con Suzie, Bernie y Bear. Nos contó todo, que te ibas mañana y que no soportabas todo lo que había pasado. En ese momento me di cuenta de que todas tus llamadas y que las veces que habías intentado verme era porque tú también estabas mal. Pero estaba tan enfadada que solo pensé que me obligarías a hacer más cosas. No te iba a parar los pies, si querías irte podías hacerlo. Te amaba pero no aguantaría más tiempo si no cambiabas. No quise escuchar a Scout y subí a ducharme.

-Me lo merecía.-Me cortó- Pero... ¿Qué te hizo cambiar de opinión?- Giré la cabeza y le miré.
-Esta mañana recibí una carta y cuando la leí, y la leyó Scout me contó todo lo que le habías contado tu ayer. Abrí los ojos y me di cuenta de que tú también habías pasa por lo mismo que yo, y que no te podía dejar marchar. Es como si me hubiese dado un golpe. Había sido injusta. Por eso salí corriendo a casa a buscarte, pero no estabas, aunque tus cosas sí. Eso me dio esperanzas, aunque si te hubieses ido te hubiese seguido a donde hiciese falta. Volví a casa de Scout llorando.

-Fue cuando me llamó Scout para preguntarme donde estaba ¿Verdad?- Asentí y Rob dejó la esponja para acariciarme con la yema de sus dedos- La contesté porque no creí que importase mucho. Estaba a punto de irme, pero me entretuve con unos viejos conocidos que encontré en la cala. Estaban dentro del paravientos que había, por eso no me viste cuando llegaste.

-Lo pase mal. Scout me contó que estabas en la playa, en la cala y salí corriendo a buscarte. Ella preocupada por mi llamó a los que pudo para que me buscasen cuando vio que pasaban las horas y yo no daba señales de haberte encontrado, por si se me ocurría hacer alguna tontería. Corrí durante un rato y cuando llegue a la cala te busqué por todos los lados pero no te encontré. Me subí a una de las piedras para buscarte mejor pero no te vi. Así que estuve un rato ahí sentada llorando, hasta que al mirar al mar vi a alguien que me parecías tú. Baje de la piedra, ahí fue cuando me hice daño en el tobillo, pero lo ignoré, necesitaba verte por última vez, y si querías seguir yéndote no te lo impediría. Cuando llegué lo bastante cerca del chico me di cuenta de que no eras tú. Pensé que te habías ido, que era demasiado tarde. -Me quito un mechón de pelo de la cara y besó mi sien.

-Pues yo casi me muero cuando te vi correr al agua, y después cuando vi que parabas y que no te movías no entendí que pasaba, por eso fui hacia ti. Cuando me miraste volví a revivir de todo lo pasado en las últimas tres semanas, ya nada me importaba. Estabas aquí, habías venido a buscarme.

Me giré y le miré. Volvíamos a estar juntos, no habíamos arreglado todo pero esto era un principio. Me lancé a sus labios al igual que esta tarde. Le besé con amor y cariño. Al igual que en la cala, el me respondió de muy buen gusto, pegándome a su cuerpo y jugando con mi lengua.

Un rato después seguíamos ahí, besándonos como si fuese lo último que haríamos. El agua se está enfriando y Robert lo notó. Me puso de pie y me saco de la bañera. Nos envolvió en una toalla y me llevo a la cama. Con delicadeza me tumbó en el centro de esta y comenzó a besarme por donde lo habíamos dejado en la bañera. Se deshizo de la toalla, se puso sobre mí y beso mi cuello.

-Rob… -Gemí, necesitaba tanto eso. Comenzó a dar besos por toda mi cara, en los pómulos, los párpados, las orejas, la nariz, la barbilla... Mientras sus manos empezaban a avanzar por mi cintura subiendo hacia arriba y acariciándome a su paso. Robert volvió a atacar mi cuello mordiéndolo ahora en algunas partes. Gemí y el besó mis labios. Su aliento sabía a menta, algo de lo que no me había dado cuenta antes. Tiró de mi labio inferior sin delicadeza y eso bastó para hacerme enloquecer. Llevé mis manos a su cuello, agarrando el pelo de su nuca mientras comenzábamos a jugar con nuestras lenguas. Enrosqué mis piernas en su cintura, acercándolo más a mí. Volvió a su trabajo de antes, subió por mis costados hasta llegar a mis pechos. Murmuró algo incoherente y me sonrió. Empezó a bajar besándome la mandíbula, para continuar con mi cuello, donde hizo más fuerza, a sabiendas de que me dejaría una marca cuando sentí sus dientes. Mientras, una de sus manos voló a uno de mis pechos y empezó a masajearlo. Gemí y cerré los ojos. Mordí su hombro y me dejé hacer. Bajó por mi clavícula, haciéndome gemir con pequeños mordisquitos hasta llegar a su objetivo. Depositó un beso en cada pecho, haciéndose que se pusiesen duros al instante y luego empezó a morder y jugar con el pezón de uno de ellos, dándome besos mojados, mientras que con la otra mano seguía masajeando y tirando del pezón contrario. Gemí y me retorcí debajo de él, notando como se creaba una piscina en mi entrepierna mientras succionaba mi pezón. Rob parecía encenderse cada vez más. Cambió de pecho no sin antes morder mis labios con fiereza y hacer que soltase un jadeo. Bajé mis manos por mi espalda, arañándole con las uñas cada vez que me hacía necesitar más de él y no era suficiente retorcerme debajo de él. Solté otro gemido imprevisto al notar un tirón de sus dientes en uno de mis pezones, haciendo que un hormigueó llegase hasta mi bajo vientre. Le agarré por los hombros y con toda mi fuerza de voluntad le separé de mis pechos. El me miró con una cara confundida. Sonreí de forma traviesa y salí de debajo de el para ponerme encima. Rob me sonrió y se tumbó. Comencé besando sus labios de forma calmada y juguetona, mordiéndolos, tirando de ellos y pasando mi lengua por todo su contorno. Seguí bajando por su mandíbula y su cuello dando pequeños mordisquitos y dejando un pequeño rastro de saliva por ahí donde besaba. Rob agarró mis nalgas con sus manos y me dio un apretón. Me calenté más todavía... Si es que era posible, y seguí bajando por su pecho, mordiendo y tirando de sus pezones al igual que había hecho el con los míos. Soltó un gemido y yo sonreí. Chupé uno de ellos y deslicé mi lengua hacia abajo, pasando por su ombligo y depositando un beso en él, cuando noté su vello púbico volví a subir hasta sus abdominales, delineándolos con la lengua. Le escuché suspirar y me acarició la cabeza. Subí hacia arriba y gemí en su oído y mordí su lóbulo cuando empujó sus caderas con las mías. Sentí su miembro en mi bajo vientre, ahora grande y duro... La piscina de mi entrepierna se había desbordado y notaba como mi clítoris palpitaba. Me dio un pequeño beso en la nariz y yo sonreí como una tonta.

En un visto y no visto se volví a estar dejado de él y volvió a comenzar a bajar dándome besos por el valle de mis pechos. Cuando estaba llegando a mi ombligo le paré.

-No... No voy a aguantar tanto, no quiero tener esta noche un orgasmo si no es contigo dentro. -Me sentí un poco cohibida al decir eso. Él me sonrió y besó mi bajo vientre antes de subir y besar mis labios otra vez. Abrió mis piernas con las suyas y acarició una de ellas levantándola un poco.

Un segundo después Robert me penetró de una sola vez despacio y con delicadeza. Solté un gemido bien alto que me hizo caer contra la cama. Si no llegué al orgasmo poco me faltó. Rob gruñó y empezó a penetrarme con un ritmo lento y tranquilo, sin parar mientras me comenzaba a besar para acallar mis gemidos. Lo rodeé con mis piernas y besé sus labios con fiereza.

-Máss… rá-ápido…-Gemí.

Mordí el cuello de Rob cuando aumentó el ritmo y me agarré con más fuerza a él, sintiendo como su miembro crecía y se ponía más duro. Acallé mis gemidos y jadeos con su cuello mientras el gruñía y gemía en mi oído. Pocos segundos después sentí esa familiar sensación en mí bajo vientre y gemí más fuerte. 

-Ahhh, pu-uta mierd-a…

Robert entendió mi gemido y con una mano comenzó a pellizcar y retorcer mi clítoris. Eso me hizo enloquecer y retorcerme mientras él me penetraba más rápido y fuerte. Comencé a sentir como me llegaba el orgasmo cuando Robert dio una fuerte estocada que me hizo gritar.

-Déjate llevar pequeña…-Mordió mi cuello. Gemí, arañé su espalda y encorvé la mía cuando el orgasmo hizo presencia y me envolvió en él. Cerré los ojos con fuerza sintiendo el orgasmo, que me hizo temblar y gemir más rápido, bañando el miembro de Rob con mis propios jugos. En dos estocadas más Robert dejó mi clítoris y aumentó aún más la velocidad para correrse con un bajo gemido en mi oído que casi me hizo tener otro orgasmo.

-¡Kr-risten! –Gritó.

Respirábamos rápido y seguíamos con la adrenalina del momento. Me lancé a sus labios y los besé y mordí casi violentamente, tirando de su cabello y volviendo a enroscar mis piernas. Rob me correspondió rápidamente, uniéndose a mí de una forma casi febril, juntando nuestras lenguas y jugando a un juego sin ganadores.


Cuando nos hubimos quedado sin aliento nos separamos, y Robert salió despacio, dejando un vació dentro de mí. Se tumbó a un lado de la cama y me envolvió con sus brazos, en los que yo gustosa me acurruqué no sin antes besar su pecho. Poco a poco fuimos recuperando la respiración, hasta calmarnos. Con cuidado me levantó y abrió la cama para poder arroparnos. Volví a pegarme a él y le abracé con fuerza. El me devolvió el abrazo y yo me fijé me el reloj que tenía en su mesilla. Eran las 00.03. Sabía que significaba eso. Yo me había hecho una promesa a mí misma esa mañana.

Me revolví entre sus brazos y el me miró confuso. Me levanté de la cama y cogí el pantalón corto que había llevado ese día. Saqué la carta del bolsillo y volví a la cama.

-¿Qué es? -Preguntó sentándose y apoyando la espalda en el cabecero.

-La carta. -Se la tendí y me senté en el borde de la cama. Robert la cogió y desplegó. Me miró antes de empezar a leerla- Será nuestro mayor desafío, y no pudo hacerlo sola.

Rob me miró un instante después demasiado serio.

-Esto...-Pero no continuó- No lo entiendo. Dijiste que no, y que era imposible.

Negué con la cabeza.

-No era imposible. Feliz cumpleaños papá.

-Estas embarazada.
Asentí. Robert bajo de la cama y tiró de mí. Al instante estaba en sus brazos dando vueltas por toda la habitación.

-¡Embarazada! -Paró y mis pies tocaron el suelo. Acunó mi cara con sus manos y me beso, como no lo había hecho nunca. Sentí todo lo que no podía expresar con palabras en ese beso- Te amo. Es el mejor cumpleaños de toda mi vida. Me estás haciendo el hombre más feliz del mundo.

-¿Estás contento?

-Kristen Jaymes Stewart Mann. Soy el hombre más feliz del mundo. Es el mejor regalo de toda mi vida. Y gracias a este bebé, -dijo depositando mi mano agarrada por la suya en mi vientre- tú, esta mañana saliste a buscarme. No hay nada mejor en este mundo. Es la razón de nuestra existencia ahora. Esté bebé no era lo esperado pero gracias el yo puedo estar contigo ahora y mi mundo vuelve a girar en su dirección. Vuelves a estar entre mis brazos, y eso es lo que me importa, no necesito nada más. Ahora somos tu, yo y el o ella. Y no quiero nada más. Ahora vosotros sois mi vida.

Comencé a llorar y me acurruqué en su pecho. Un segundo después estaba sobre el colchón. Robert trazó un camino de besos desde mis labios hasta mi vientre y apoyó su cabeza ahí, dibujando patrones con sus dedos en mi piel y depositando pequeños besitos.

-Para siempre. -concluyó.

***

He revisado el fic y ya está bien. Sin faltas de ortografía o palabras que deberían ser otras. Y si, digo fic porque lo voy a convertir en fic ya que muchas me lo habéis pedido.  Antes de que acabe la semana publicaré el segundo capítulo.

Gracias por leer (:

Aroa, _Twilightfacts_

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