¡HOLA!
Ya lo se, he actualizado tarde. Os voy a contar mi secreto, soy Miss resfriados, y una vez al mes estoy enferma, esta semana fue la garganta. Pero bueno, es un capítulo más largo de lo normal. Iba a ser más largo todavía pero he decidido que no.
¿Os ha gustado? ¿Niño o niña? ¿Algo que añadir? Por favor, dejar rr, me hacéis muy feliz con eso.
Gracias por leer y decirme cosas tan bonitas. Me emociono.
Mil besos de parte de Robert y Kristen a todos los que dejan rr o comentaros en twitter.
Aroa
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PARA SIEMPRE
CAPÍTULO 18.
KRISTEN POV
Corría por un túnel negro, iluminado con velas. Empezaba a faltarme el aire. Cada vez estaba más cansada. Miré por encima del hombro. La sombra me seguía, despacio, sin prisa. Incrementé el paso. El bebé me pegaba patadas con fuerza, que me hacían perder el aire con cada golpe. Llevé una mano a mi tripita mientras corría. Ya veía la luz al final del túnel. Una fuerte patada que me hizo gritar me obligó a parar. Me doblé del dolor, llevando el otro brazo al vientre. Respiré hondo para intentar calmarme mientras frotaba ahí donde había pateado. Solo un poco más, aguanta bebé, ya llegamos. Miré al frente.
-No. ¡Nooo! –grité. La luz había desaparecido. Justo delante de mi había un tabique que cerraba el túnel. Estaba atrapada. Golpeé la pared- ¡Ayuda! ¡Socorro! –gemía. Las lágrimas empezaron a caer por mi rostro- Por favor…-sentí una helada respiración en mi nuca. Asustada me giré… Me había alcanzado. Envuelta en una capa negra me miraba. Piel pálida, cabello largo y oscuro, ojos verdes- No-o me hagas daño. –supliqué. Sonrió y extendió una mano. Acarició mi mejilla, haciéndome temblar.
-No tengas miedo…-dijo. Su voz era celestial, eso me hizo tener más miedo. Fue bajando la mano, pasando mi cuello, pasando por el corazón, hasta llegar a mi vientre. Apoyó la mano entera. Al instante el bebé empezó a moverse demasiado fuerte para soportarlo. Gemí de dolor y caí de rodillas al suelo. Noté como por mis piernas resbalaba alguna clase de liquido. Miré angustiada. Sangre- Nos destrozará a las dos. -volví a mirar a la figura. Ya no sonreía. Cerró el puño y note como el bebé me partía los huesos, para poco después dejar de moverse.
-Noooo…-intenté levantarme, pero no tenía fuerzas, el dolor era desgarrador.
-Listo. –la sombra se despidió de mi con un movimiento de cabeza- Hasta pronto Kristen.
Hasta pronto
Hasta pronto
Me incorporé en la cama con un grito. Abrí los ojos desmesuradamente en la oscuridad. Hacía muchísimo calor. Sudaba, mi camiseta estaba arrugada. Me costaba respirar y el corazón me latía demasiado rápido. Al instante las lágrimas corrían por mi rostro. Me llevé las manos a la cara y sollocé.
-Robert…-a mi lado la cama estaba vacía. Alterada encendí la luz de la mesilla y agarré el móvil. Marqué el número que me sabía de memoria. Me hice una bola pegada al cabecero esperando a que cogiese el teléfono. Pero llamada tras llamada me mandaba al buzón de voz. Llevé mis manos a mi pequeño Bultito y lo acaricié- No vo-oy a dejar que te pase na-ada pequeño…-sollocé.
La puerta se abrió de un golpe y entraron Scout y Sienna, asustadas, con cara de sueño y en pijama. Al verme corrieron a mi lado.
-¡Kristen! –Scout tiró de mi. Me rodeó con sus brazos. Escondí la cabeza en su cuello y lloré.
-Quie-ero a Robe-ert…
-Cariño, ¿Otra pesadilla? –Sienna frotaba mi espalda y acariciaba mi pelo. Solo asentí entre los brazos de Scout.
-Respira, tranquila…-Scout me susurraba al oído.
-Solo son pesadillas Kristen, no son reales, se alimentan de tu debilidad. –Sienna se levantó de la cama- Voy a por un vaso de agua. –Scout me acostó y tapó con la sábana. Se tumbó a mi lado y me abrazó.
-Gracias…-me acomodé entre sus brazos y cerré los ojos. Poco a poco me fui relajando. Mi pulso se ralentizó, volví a poder respirar con normalidad y las lágrimas desaparecieron.
-Kristen, vas a tener que decirnos de que van las pesadillas. –negué. No le iba a contar sobre las pesadillas. Desde que Robert se había ido había tenido cuatro, una cada noche. Las cuatro distintas e iguales a la vez. Todas tenían el mismo final- Pues tendremos que llamar nosotras a Robert y contárselo. No puedes seguir así, llevas cuatro noches sin dormir.
-¡No! –dije abriendo los ojos de golpe- Eso si que no. Ni una palabra va a salir de esta habitación.
-Kristen. Todavía faltan otros seis días para que Robert vuelva. Llevas cuatro sin dormir. –Scout se sentó- Te caes de sueño por el día, estás cansada porque no duermes.
-Scout, no. –dije en un tono que no admitía contradicción. Me puse de lado, mirando la luna por la ventana. La puerta se abrió y apareció Sienna con un vaso y el intercomunicador de Marlowe, que dormía en una de las habitaciones.
-Mar duerme. –se acercó a la cama por el otro lado, se sentó y me tendió el vaso- Es valeriana, te vendrá bien para dormir un poco. –despacio me tomé el contenido del vaso, mirando al vacío, recordando la pesadilla que esta noche me quitaba el sueño.
.
ROBERT POV
Llevaba 4 días fuera de casa. Había tenido que viajar a Irlanda para grabar unas escenas de uno de mis nuevos proyectos. No me hacía gracia dejar a Kristen sola, y tampoco quería que tuviese que viajar para quedarse diez días en una habitación de hotel y en el set. Así que alegando que daba igual donde fuésemos los ppz nos iban a seguir, que era un viaje demasiado largo para su estado y que se iba a aburrir había conseguido que se quedase en casa, no sin antes pelear durante casi tres días.
Kristen tiró una almohada al pasillo junto con una sábana.
-Esta noche duermes en el sofá. –gritó desde la habitación, cerrando la puerta de un portazo. Llevábamos todo el día discutiendo por mi viaje a Irlanda. Era tan cabezota que nada le parecía bien. Suspiré y me acerqué a la puerta.
-Kris… Pequeña… No te enfades.
-Déjame en paz. –gritó desde el otro lado.
-Cariño, no puedes venir al viaje, entiéndelo. –toqué la puerta- no seas tan cabezota.
-¿Cabezota? Tú eres el que no entiende que podría salir libremente por Irlanda sin tener ppz pegados a mi trasero todo el día. –tiró algo contra la puerta- ¡Me agobio en casa!
-Cariño sabes que eso es mentira. En cuanto pusiésemos un pie en Irlanda los ppz aparecerían. Estamos en el centro de mira, da igual donde vayamos. Ruth ya dijo que compran fotos nuestra a cualquiera que nos saque una. ¡Dan hasta 200 dólares por tener en su poder una foto tuya! No van a parar de momento, da igual a donde vayamos. –me apoyé contra la puerta, quedándome unos minutos en silencio- Kristen, ¿Vas a abrir la puerta? –pero no escuché nada. Agarré la almohada y la sábana del suelo y bajé al salón. Aunque teníamos 9 dormitorios más sabía que si ella decía al sof,á era al sofá. Menos mal que compramos unos buenos sofás. Tiré la almohada al más grande de todos y estiré la sabana cubriéndolo. Bear y Bernie aparecieron a mi lado. Max estaba debajo de la mesa de la televisión, supuse que era un sitio fresco para dormir. Me quedé en boxers y me tumbé en el sofá, dedicándome a hablar con Bear y Bernie mientras los acariciaba. Era raro no dormir abrazado a Kristen, y acariciar su vientre hasta que ella se quedaba dormida, y poco después yo. En los dos meses que llevábamos juntos me había sido imposible separarme de ella, no me imaginaba como sería estar una semana solo. Sin tocarla, besarla, abrazarla, mimarla, acariciar a nuestro Bultito… No se como podía aguantar tantos meses solo durante el tiempo que tuvimos problemas. Ahora se me hacía imposible.
Comencé a tararear una canción hasta que me fui quedando dormido, acariciando a Bernie.
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Sentí algo a mi lado, acurrucado a mi. Abrí los ojos perezosamente. La luna brillaba en el cielo, estaba en el salón. Recordé entonces la pelea. Me giré para ver si era Bernie, o Bear el que se había pegado a mi, no creo que a Kristen le gustase mucho encontrarse a los perros durmiendo conmigo en el sofá.
Pero no pude evitar sonreír.
Era ella la que estaba acurrucada a mi, en el filo del sofá, sin nada de espacio para moverse, ya que solo un pequeño movimiento y se caería. Acaricié su mejilla y le aparté el pelo de la cara. Por la mañana tendría dolor de espalda por la postura en la que estaba. Con cuidado salté por encima de ella y bajé del sofá. La cogí en brazos con delicadeza.
-¿Qu-e…-dijo con voz pastosa abriendo los ojos. Besé su frente.
-Duerme, pequeña.
-Siento haberte mandado al sofá, no tenía razón. –dijo adormilada, intentando no cerrar los ojos.
-No pasa nada, mi vida. –subí las escaleras y entré en la habitación. Tumbé a Kristen en su lado de la cama y me acosté en el mío. Al instante me buscó, acurrucándose en mi pecho.
-No podía dormir sin ti… -dijo antes de quedarse dormida, llevándome con ella al mundo de los sueños.
En el primer descanso que tuve esa tarde, casi a las seis, después de una intensa sesión de rodaje encendí el móvil para llamar a Kristen. Tenía buenas noticias. Llevaba dos días entrando a grabar a las 11 de la mañana y saliendo a las 10 de la noche, sin parar, con pocos descansos, para poder irme el sábado a casa en vez del miércoles. Calculé que hora sería allí. Más o menos irían a dar las 10. Durante los días anteriores la llamaba un poco antes que hoy y ya estaba despierta, algo inusual en ella. Supuse que al estar sin mi, Sienna, y Scout -que se habían ofrecido a quedarse con ella- la tenían más espabilada y la obligaban a hacer mil cosas.
Me alarmé. Tenía 5 llamadas perdidas de Kristen hacía las 12 del medio día, lo que L.A debía de ser las 4 de la mañana. Corriendo la llamé. ¿Le habría pasado algo a ella o al bebé? ¿Y si estaba en el hospital? Kristen me necesitaría y yo estaba en la otra punta del mundo. Ya me estaba poniendo en lo peor, ¿Qué había pasado? Temblaba y estaba muy nervioso. Al cuarto pitido contestó. No la di tiempo a hablar.
-¡Kristen! ¿Estás bien? ¿Ha pasado algo? ¿El bebé está bien? –casi grité de forma histérica, sin importarme que estuviese en el set, rodeado de gente. Vi como el director, mi co protagonista y varios actores más se acercaban a mi.
-Robert, tranquilo. Cariño estoy bien, no ha pasado nada. –me dijo con voz dulce desde el otro lado de la línea. En ese momento solté el aire. Ni siquiera me di cuenta que había estado aguantando la respiración. Ella estaba bien, no pasaba nada.
-¿Segura? ¿No ha pasado nada?
-Nada. Cariño estamos bien… Bueno, tenemos hambre. –Kristen parecía tranquila, despreocupada. Me dejé caer en una de las sillas y suspiré aliviado, cerrando los ojos.
-Kristen que susto me has dado. Juro que pensé que pasaba algo. Dios mío. –me llevé una mano a la frente- Ya me estaba poniendo en lo peor…¿Qué pasó para que me llamases a esa hora?
-Bueno… Verás…-la voz de Kristen cambio y suspiró antes de hablar- He vuelto a tener pesadillas. –dijo de forma rápida y confusa.
-¿Qué? ¿Otra vez? Pensé que eso ya se había acabado, pequeña. –Hacía mas de un mes que no tenía pesadillas. La última vez fue cuando mi madre fue a despertarla, desde entonces dormía como un ángel.
-Creo que son porque no estás aquí. –musitó.
-¿Cuántas han sido?
-Algunas…
-Kristen, ¿Cuántas? –mi tono era exigente.
-Una por noche desde que te fuiste. –hacía cuatro noches que no estaba en casa, cuatro pesadillas. Y no conseguía que me dijese el por qué de las pesadillas. Siempre evadía la pregunta. Sabía de que iban todas y cada una de ellas, pero no sabía porqué eran creadas.
-Joder, ¿Por qué no me habías dicho nada? –ante la atenta mirada de muchos en el set salí del plató. Estaba enfadado. Kristen me había prometido contar todo lo que le pasase mientras yo estuviese fuera, y había faltado a su promesa. No podía decir una cosa y hacer otra, debía confiar en mi y contarme todo. No podía ocultarme cosas, la última vez que eso pasó casi rompemos.
-No quería preocuparte, no es nada importante.
-¿Qué no es importante? Kristen esas pesadillas te dejan con ataques de ansiedad cuando te despiertas. –casi grité- Y ya no es solo eso, me prometiste contar todo, y me has estado mintiendo, faltando a tu palabra. –eso me dolía. Se evadía a su mundo y no contaba nada- ¡Ni siquiera se porqué tienes pesadillas! ¡Intento ayudarte pero no me lo cuentas!
-No me grites, relájate.
-No me pidas eso ahora mismo, no después de mentirme. La última vez que empezaste así empezaron los problemas y casi rompemos. –ese era nuestro principal problema en los últimos dos años, ella me ocultaba cosas para no preocuparme y yo perdía el control cuando me enteraba de que me había mentido. Normalmente la culpa era mía. Cuando me enfadaba porque me ocultaba cosas mi cerebro dejaba de filtrar lo que decía y todo lo que salía de mi era algo de lo que mas tarde me arrepentía. Hacía que Kristen y yo peleásemos y acabásemos mal. Ella por ocultar todo y yo por dejarme llevar. Era el principal motivo de todo. Desde ese verano Kristen se callaba pequeñas cosas insignificantes para no hacerme daño. Nos costó recuperar la confianza, nos faltaba comunicación. Y creo que aunque ahora estamos bien nos seguía faltando comunicación. Teníamos que hablar de lo que sentíamos, contarnos todo, no guardar nada. Así todo iría mejor. Volver a ser la pareja de hace unos años que se contaba hasta "las veces que estornudaba". Al yo abandonar a Kristen ella cogió miedo a expresarse e inseguridad. Se volvió mas callada y le costaba abrirse. Tarde en conseguir que me contase las cosas, pero aun así no me contaba todo. Durante unos meses estuvimos bien, pero la comunicación de pareja se volvía a romper y no intentábamos nada para arreglarlo. Así no íbamos a ningún lado. No podíamos volver al mismo punto otra vez, no iba a consentirlo- Lo siento… Me he dejado llevar.
-No, yo siento no habértelo contado. He faltado a mi palabra. –parecía cansada- No quiero que volvamos a estar como unos meses atrás. Llevamos un tiempo que estamos muy bien, y quiero que sigamos así.
-Yo también quiero seguir así, estamos mejor que nunca. –sonreí- No vamos a permitir que eso pase. Vamos a hablar, calmados, cada vez que sea necesario; sin yo alterarme o tú ocultar cosas. Todo va a ir bien. ¿De acuerdo?
-Si. –dijo con voz esperanzada- Te quiero.
-Te amo.
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Johnson –uno de mis guardaespaldas- me dejó en la puerta de casa. Como planeé el rodaje terminó el sábado a las doce, y a la dos del medio día estaba en un vuelo directo a Los Ángeles. Con el cambio de horario llegué a L.A sobre las 12 del medio día. En el aeropuerto me habían asaltado los ppz, con miles de preguntas y fotos…"¿Vais a confirmar el embarazo? ¿Cómo se encuentra Kristen? ¿Estáis felices con la llegada del bebé? ¿Es tuyo o de otro? ¿Es cierto el rumor de boda? ¿Kristen tuvo un aborto? ¿Qué paso en la playa? ¿Es cierto que solo estáis juntos por el bebe? ¿Kristen se ha quedado embarazada solo para no perderte? ¿Os vais a separar cuando nazca el bebé? ¿Esos son los trucos de Kristen para mantenerte a su lado porque ya no puede hacerlo por si misma? ¿Te puso los cuernos? ¿La ves como una puta?" y así hasta infinitas preguntas. Lo mejor era ponerse los cascos con buena música e ignorarlos. Si les hacías caso acababas mal, con ganas de estamparlos contra la pared mas cercana. Creo que todos los famosos estarían conmigo en eso. Me alegré cuando llegué al coche sano y salvo, pero con unas increíbles ganas de enzarzarme a golpes con ellos, no iba a permitir que hablasen así de Kristen, no cuando ponían a ella como la mala, sin saber que el malo aquí había sido yo.
Agarré la bolsa de viaje que estaba a mi lado y me despedí de Johnson. El dejó el coche aparcado en el garaje antes de irse. En silencio entré en casa. No había nadie en el salón, pero se escuchaban risas en la cocina. Dejé la bolsa en la entrada, junto al movil y las llaves.
-¡Muy bien Maddy! ¡Laura que corazón tan bonito! -se escuchaba la voz de Kristen y la risita de varias niñas- Marlowe, ¿Está bueno el chocolate? Ya verás cuando venga mamá y vea como te has puesto. -con una sonrisa en la cara me acerqué a la cocina. Kristen y las niñas estaban de espaldas a mi, ella de pie a su lado en pijama, con un delantal, y las niñas en biquini con gorritos de cocinero sentadas en los taburetes. Todo estaba lleno de harina, chocolate, nata y miles de adornos de azúcar.
-Kris, ¿Verdad que nos podemos comer las galletas después de comer? -dijo Laura. Ella y Maddy eran hijas de Liah, la hermana de Scout. Tenían seis y tres años respectivamente, y adoraban a Kristen. Se la habían ganado desde que estaban en el vientre de Liah. Kris amaba pasar tiempo con ellas, por lo que pasaban muchas tardes en casa, o incluso se habían quedado alguna noche a dormir. Liah era amiga nuestra prácticamente desde que conocimos a Scout -y salía con nuestro grupo- pero ella empezó a salir con menos frecuencia cuando nacieron las niñas, y estaba un poco mas alejada desde el divorcio con su marido. Aun así seguíamos quedando, y muchas tardes las pasaba con Kristen y Scout.
-Sí, después de comer ya estarán frías y os las podréis tomar para merendar. -Kristen acarició el moreno pelo de Laura
-¡Bien! ¡Galletas! -Maddy, un culillo inquieto con mas energía de la que podía acumular en su diminuto cuerpo, daba palmitas entusiasmada.
-¡Atetas! -gritó Marlowe. Me apoyé en el marco de la puerta y las miré un rato. Kristen se apartó un poco, dejando a la vista la mesa, toda sucia llena de galletas, cortadores de forma y miles de ingredientes para añadir a las galletas. Marlowe estaba sentada en la trona, solo con pañal, manchada de chocolate por todos lados, comiéndose un trozo de mandarina. Sonreí como un tonto al ver la escena en la que se encontraban las cuatro. En silencio me acerqué hasta Kristen y la rodeé con los brazos.
-Buenos días, mamá. -susurré en su oído, besando después su cuello.
-¡Robert! -se giró entre mis brazos para mirarme. Sus ojos se agrandaron y sonrió. Tenía una mancha de chocolate en la mejilla. Llevó sus manos a mi pecho y agarró mi camiseta.
-Hola, pequeña. -besé su mejilla lamiendo el chocolate y bajé hasta sus labios. Seis días sin besarla me parecía una eternidad. La pegué a mi y nos besamos hasta que nos faltó el aire, mordiendo, chupando, y jugando con nuestras lenguas. Separé nuestros labios para que pudiésemos respirar, sin separar su cuerpo ni un poquito de mi, sin desconectar nuestras miradas. Acaricié su mejilla.
-Estás aquí. -dijo sonriente.
-Estoy aquí.
-Te hemos echado de menos. -puso un lindo puchero que me hizo reír. Acaricié su tripita.
-Solo he estado seis días fuera, Bultito crece muy rápido.
-Si, es increíble. -dijo poniendo sus manos sobre las mías. Me puse de rodillas y levanté el delantal y la camiseta. Besé su vientre y lo mordí tiernamente.
-Mi pequeño bebé...-susurré. Era increíble lo rápido que crecía. Hasta esta semana el vientre podía pasar desapercibido, pero ahora ya sería un poco más complicado. Estaba deseando ir la semana que viene al ginecólogo para poder ver una nueva ecografía.
-¡Obb! -gritó la pequeña Marlowe. Volví a besar la tripita antes de levantarme. Mar agitaba sus bracitos y piernecitas. Me acerqué a ella sonriendo, y aun sabiendo que me iba a llenar de chocolate la saqué de la trona.
-¿Y esta pequeña princesita? ¡Manchada de chocolate para que yo me la coma! -empecé a hacer pedorretas en su tripita. Marlowe reía a carcajada limpia y aplaudió cuando me separé de su tripa.
-¡Ma! ¡Ma! -gritaba. Sonriente volví a hacerle pedorretas, esta vez también mordiendo tiernamente sus bracitos.
-¡Madre mía como os estáis poniendo! De cabeza a la bañera vais a ir. -levanté la cabeza para ver a Kristen mirándonos mientras sonreía como una tonta. Puse a Marlowe derecha, que todavía soltaba carcajada,s y me acerqué a Laura y Maddy, que me miraban riendo, con la cara y las manos llenas de chocolate y masa de galletas. Les di un beso a cada una.
-¡Robet! ¡Tu baba hase cosquillas! -se rio Maddison mientras me devolvía el beso. Puse a Marlowe en los brazos de Kristen y me acerqué a Maddy, que ya se había bajado del taburete con ayuda de Laura y corría al otro lado de la isla riéndose. Me agaché y corrí detrás de ella, que se escondió entre las piernas de Kristen- ¡Kisten adudame!
-¡Maddy yo te salvaré! -Laura se tiró encima mía, haciéndome caer boca arriba y empezó a hacerme cosquillas. Maddy se unió a la fiesta sentándose encima de mi y ayudando a su hermana.
-¡Ja Ja Ja! ¡Las pincesas gominoa hasen cosquillas! -gitaba Maddy. Kristen soltó a Marlowe, que gateó hasta estar en mi cara y empezó a embadurnarme de chocolate que le había dado Kris. Reían y yo no intenté oponer resistencia, uniéndome a su juego.
-¡Oh no, me han atrapado! -imité la voz grabe de un mostruo.
-¡Vamos princesas gominola! -gritaba Kristen dándoles chocolate para que me ensuciasen. Yo solo podía moverme un poco y hacerlas cosquillas con mis brazos en sus piernecitas.
-¡Marlowe ese es mi ojo! ¡Maddy cuando te pille te vas a enterar! -reí, casi sin aire, sintiéndome mas de chocolate que de carne y hueso- Me rindo, ¡Socorro! ¡Reina gominola sálveme! -le grité a Kristen, que estaba apoyada contra la encimera riendo.
-Está bien. -se acercó a mi y cogió a Mar- Princesa, creo que es hora de buen baño. -la sentó en la isla y limpió su boquita. Aprobeché que ya podía ver y agarré a Laura. Me levanté y me la colgué del hombro.
-¡Oh no! ¡El ogro malo me ha atrapado! -chillaba- ¡Princesa Maddy ayúdame!
-Con que ogro malo, ¿Eh...? -le mordí el culo en broma y quité el gorro de cocinera- Ahora verás.- caminé con ella fuera de la cocina, hasta la terraza. Maddy corría detrás de mi.
-¡Suétala ogo malo! -decía agarrando mis piernas. Kristen venía detrás nuestra riendo con Mar en sus brazos que daba palmitas. Agarré con la otra mano a Maddy y me la colgué del otro hombro. Eran tan delgadas que parecía que levantaba almohadas. Caminé con ellas en brazos, patalenado y gritando hasta la piscina.
-¡Cuidado con Maddy! -me previno Kristen adivinando mis pensamientos. Laura sabía nadar, pero Maddy no.
-¡Ogro malo! -gritaba Laura- ¡Si caigo caerás conmigo! -la descolgué del hombro y con cuidado, agarrando sus manos la lancé a la parte baja de la piscina. Subió rápido a flote riendo- ¡Otra vez! ¡Otra vez!
-¡Oh oh! Ahoa yo -dijo Maddy.
-Maddy coge aire. -avisé. La cogí con los dos brazos y me lancé al agua con ella. En cuanto mis pies tocaron el suelo subí a la superficie. Abrí los ojos. Kristen y Mar sonreían. Maddy se limpió los ojos y agitó la cabeza, salpicándome con el pelo.
-¡Más! ¡Ota vez! -gritó a la vez que salpicaba con las manos. Laura nadó hasta nosotros y se colgó de mi espalda.
-¡Si Robert! ¡Otra vez! -gritó. Me reí con ellas y me acerqué al bordillo. Kristen se acercó a nosotros.
-Voy a darle a Marlowe un baño antes de que venga Sienna y me mate. Divertíos. -me lanzó un beso y desapareció por el jardín.
-¿Quién quería repetir? -dije mirando a las niñas.
-¡Yo! -gritaron a coro.
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KRISTEN POV
Tumbé a Marlowe en la cama y empecé a secarla con la toalla mientras ella jugaba con un patito de goma. No podía creer que Robert ya estuviese aquí. Debería de haber vuelto el miércoles en vez de hoy. Estaba feliz, eufórica. Significaba el fin de mis pesadillas, el sentirme sola. Le había necesitado todos y cada uno de los días que había estado fuera, y sentía que todavía no estaba lista para dejarle marchar, aunque solo fuesen unos días a grabar. Todas y cada una de las pesadillas que había tenido me recordaban que él podía irse en cualquier momento, que este bebé no era un impedimento. Estando a 2014, había miles de formas de cuidar a un hijo entre dos personas que ya no estaban juntas sentimentalmente. Las pesadillas me enseñaban que yo no era inmune a las cosas, que podía pasarme cualquiera. Yo misma era un peligro para mi bebé. Si me alteraba o me sucedía algo también le podría suceder al bebé, y él no era tan fuerte como yo. Me recordaban que yo no era de hierro, y que muchas cosas podían pasar. También me recordaban el pasado, y me torturaban con él. Si ya había pasado una vez, ¿Porqué no podría pasar otra? Ya había visto que volvía a cometer los mismos errores que el pasado; le había ocultado a Robert las pesadillas para no preocuparle, cuando eso le hacía daño. Había faltado a mi palabra. Él solo me pedía algo muy simple, que le mantuviese informado de lo que me pasaba, algo razonable pasando todo lo que había pasado y él estando lejos. Y yo no lo había hecho. No podía empezar así, sabía como acabaría esto. Necesitaba comprender que le hacía mas daño mintiendo sobre mi que si se lo contaba. Si no, mal íbamos otra vez, y yo no quería eso. No iba a permitir que pasase. No nos merecíamos eso, ya era hora de volver a ser la misma pareja de antes, de dejar el pasado atrás. Si yo desde aquel verano había perdido la confianza en mi misma era mi culpa y no la de los demás. Era yo la que tenía que darme cuenta de las cosas. Empecé a embadurnar a Marlowe de crema.
-Mi niña guapa, si tú. -dije moviendo sus piececitos. Mar sacó la lengua haciendo pedorretas. Limpié la saliva que le caía por la barbilla- Guapa.
-Apa...-balbuceó, para llevarse un piecito a la boca después.
-Guapa tú, pepona. -besé su frente y le saqué el pie de la boca para poder ponerle el pañal. Cada vez que hablaba con ella no podía evitar poner una absurda y graciosa voz.
-Pequeña, ¿Dónde hay ropa para las niñas? -me giré para ver a Robert entrar solo con una toalla rodeando su cintura. Tenía el pelo empapado y gotas caían por su pecho. Estas últimas películas le habían obligado a desarrollar más los músculos, y no podía negar que los pectorales que estaba echando eran de exposición. Siempre le había dicho que debía ir más al gimnasio, auqneu yo no me quejaba de su cuerpo. Además era Robert, una buena hamburguesa le importaba más que el gimnasio- Cariño te estoy hablando. -dijo con una sonrisa en la cara. Sacudí la cabeza, me había quedado embobada.
-Disfruto de la vista...-sonreí de vuelta. Se acercó a mi y se pegó a mi espalda, besando mi hombro y subiendo por el cuello. Gemí. Subió sus manos por dentro de mi camiseta hasta llegar a mis pechos- Rob... Marlowe está delante...-pero no me hizo caso. Miré a la niña que seguía entretenida comiéndose su piececito. Cerré los ojos.
-Con que sin sujetador... Traviesa. -mordió mi oreja y apretó mis pechos. No pude evitar volver a gemir, pero esta vez de dolor. Al instante se separó de mi y me dio la vuelta- ¿Qué pasa? ¿Te he hecho daño? -empezaba a asustarse.
-Tranquilo. -me levanté la camiseta- Solo me duelen un poco, por eso no llevo sujetador. Ann ya me dijo que era normal. -me acarició con cuidado cada uno- Estos días solo era un poco de escozor cuando me ponía el sujetador, pero luego se pasaba. Esta mañana me he despertado y me dolían más. Sienna me iba a comprar una pomada.
-He leído sobre ello. -dijo, ahora mas relajado- Se están preparando y creciendo para nuestro bebé. A menudo duele un poco. -sonrió- Prometo se bueno con las pequeñas Stew. -besó cada una de ellas. Bajó mi camiseta y me abrazó- Te quiero.
-Y yo a ti. -besé su pecho- Date una ducha, yo acabo con Mar y me encargo de Laura y Maddy.
-Vale, las he dejado abajo viendo la tele. Están secas, solo hay que vestirlas. -besó mi pelo y después la tripita de Marlowe.
-Gracias... ¿Sabes? Creo que se nos dará bien esto de ser padres. -dije empezando a vestir a Marlowe con un vestidito marinero
-Me di cuenta antes, cuando te vi entre las tres. -sonrió- Vas a ser una gran mamá.
-Y tú un gran papá. - dije cogiendo a Mar en brazos, que ahora mordía el patito. Le miré antes de irme. Giñándome un ojo caminó al baño, dejando caer la toalla por el camino, retándome.
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-Menudo día. -me dejé caer en la cama. Habíamos pasado la tarde jugando con las niñas, escondite, casitas, barbies... Hasta que llegaron Sienna, Scout y Liah, con Bear y Bernie, que los pobres merecían un descanso de esta casa. Después cenamos juntos y cada uno a su casa. No habíamos parado en ningún momento. Entre las tres habían acabado con mi energía, y la del pobre Robert, que encima había hecho un viaje de nueve horas. Ni viendo "La sirenita" se habían estado quietas.
-Estoy reventado. Creo que voy a dormir hasta pasado mañana. -Robert se sentó en la cama.
-Yo igual. -me levanté y empecé a ponerme el pijama. Estaba tan cansada que ya me ducharía mañana. Robert imitó mi gesto.
-Creo que con esto ya estamos más que preparados para cuando venga Bultito. Si podemos con tres niñas podemos con un bebé. -Me senté en la cama y agarré la revista de maternidad del tercer mes de embarazo- ¿Quieres que te lea los cambios de esta semana? Esta es la última semana del tercer mes.
-Por favor. -se tumbó a mi lado, llevando una mano hasta mi vientre y acariciándolo con mimo.
-Semana 16; el pequeño mide unos 11 centímetros y su peso alcanza unos 80 gramos. A partir de esta semana, el cuerpo empieza a crecer más que la cabeza. Los brazos y las piernas son más largos. Ya puede flexionar sus extremidades e, incluso, separar los deditos de sus manitas. Una capa de vello, el lanugo, que desaparecerá dentro de unos tres meses, lo recubre y su cabeza se mueve de forma armónica.-empecé a acariciar el pelo de Robert mientras leía y me tumbé a su lado sobre los cojines- El niño empieza a "estudiar" el ambiente que lo rodea y a "entrenar" sus propios músculos. Aunque parezca increíble, ya puede percibir la luz. Además, ya empieza a realizar algunos movimientos torácicos. Empieza a practicar para aprender a respirar. ¡Útero y pecho cada vez son más grandes! Hace seis semanas, tu útero pesaba unos 140 gramos, mientras que ahora ha duplicado prácticamente su peso y con él, ha aumentado también la placenta y el líquido amniótico. -bajé la voz al ver que Robert se había quedado dormido abrazado a mi. Dejé la revista en la mesilla, quité los cojines y apagué la luz. Esta había sido una semana muy larga, y volver a estar así me daba toda la confianza que necesitaba para empezar una nueva. Poco a poco todo se iría solucionando.
Total, nadie dijo que la vida fuese fácil.
excelente gracias todas las semana espero x un capitulo, mi voto es x que sea niño ok
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