Thursday, February 06, 2014

FanFic Robsten: "PARA SIEMPRE" (Robert Pattinson & Kristen Stewart) - 20mo Capítulo.

CAPÍTULOS ANTERIORES REVISARLOS AQUÍ :)

PARA SIEMPRE
CAPÍTULO 20: PATADAS.

KRISTEN POV
SEMANA 17

¡El niño ya es tan grande como una mano abierta! Su longitud es de unos 12 centímetros, y ha alcanzando los 100 gramos. El feto sabe abrir correctamente la boca y ha aprendido a tragar. Periódicamente, traga el líquido amniótico en el cual está sumergido y lo elimina haciendo pipí.

Con el transcurso de las semanas, tu útero es cada vez más redondo, se alarga hacia la parte superior del abdomen y no tiene una posición fija. Cuando estás de pie, lo "sientes" más porque roza las paredes interiores del abdomen. Desde las primeras semanas, has observado como tus pechos han ido cambiando. Las hormonas los están preparando para que produzcan leche.

SEMANA 18

Tu bebé tiene el tamaño de un boniato.

A partir de la semana decimoctava de embarazo, puedes sentir por primera vez el movimiento de tu hijo. Ya mide cerca de 14 centímetros, y pesa, aproximadamente, 150 gramos. Sus primeros movimientos pueden parecerte ligeras pulsaciones o gases, pero, con el tiempo, irán siendo cada vez más frecuentes y decididos. Pronto podrás notar cómo se estira, da patadas y puñetazos. Puedes "comunicarte" con él acariciándote la barriga. Por la noche, entre las diez y las doce, notarás que se mueve más. Disfruta de ese momento en relajada y con tranquilidad. Tu peso aumenta constantemente y los movimientos del pequeño comienzan a ser perceptibles. Tu barriga y tus pechos crecerán bastante a partir de estas semanas. Las náuseas y la fatiga propias del primer trimestre irán desapareciendo. Si hasta ahora no has usado ropa premamá o sujetadores más grandes, empezarás a necesitarlos.

Para aliviar las molestias conviene dedicar algunas horas a la natación, a dar largos paseos y a realizar algunos ejercicios gimnásticos. Recuerda señalar en un calendario el momento en que notes las primeras patadas del niño. Este dato resultará muy útil, junto a los cálculos del ginecólogo y a los resultados de las ecografías, para señalar con mayor precisión la fecha del parto.

SEMANA 19

Tu bebé tiene el tamaño de un mango.

La longitud del bebé es de entre 13 y 15 cm. y su peso oscila alrededor de los 200 gramos. A partir de esta semana, conocer el sexo del bebé es mucho más fácil y los resultados son mucho más fiables. Notarás que hay momentos en los que el bebé parece no moverse y, de pronto, lo hace energéticamente. Esto se debe a que ahora tu pequeño duerme más y se despierta con mucha más energía. Ya sientes los movimientos de tu bebé, pues tiene campo de sobra para moverse como quiera. Evita estar mucho tiempo de pie o doblar las piernas cuando te sientas. Llegado este momento, es normal que te sientas insegura a la hora de mantener relaciones sexuales. A no ser que tu ginecólogo te lo contraindique, no hay motivos para preocuparse. Así que disfruta tranquilamente de tu sexualidad hasta que el tamaño de tu barriga te lo ponga mucho más difícil.

Mi casa se había convertido en mi propia cárcel. Llevaba sin salir de ella 15 días. Y cuando digo sin salir, es sin salir. No había pisado la calle en todo ese tiempo, y estaba por volverme loca. La última vez que había salido fue para pasar un fin de semana en Malibú, después de que Robert volviese de Irlanda, y deseé no haber salido de Los Feliz. Los ppz consiguieron algunas fotos nuestras en un parque cercano, junto a mis hermanos. Por suerte la camisa ancha que llevaba no les permitió sacar fotos donde se notase mi vientre. Pero eso no fue lo peor. Las Robsteners habían mirado las fotos con lupa, y descubrieron el anillo de compromiso. Después de eso, prensa, rumores, locura de fans, redes sociales ardiendo y ppz esperando día y noche en la puerta de mi casa, bien escondidos. Robert, mi familia y amigos se encargaban de todo lo que hiciese falta fuera de casa, y todos los días tenía compañía. Yo había decidido no salir de casa a no ser que fuera necesario. Antes me daba igual que me sacasen fotos, yo ignoraba a los ppz, y un insulto o dedo de vez en cuando era lo único que obtenían de mi. Pero ahora mi mentalidad estaba cambiando. No quería que mi bebé fuese una atracción de feria. No quería que incluso antes de haber nacido ya fuese acosado. Puede que hubiese momentos en los que fuese imposible no salir a la calle, y se que me quedaba un largo camino de fotos, pero quedarme en casa era un pequeño sacrificio. La recompensa era demasiado buena para ser cierta, así que no me importaba tener que pasar por infierno con tal de tener en unos meses a una pequeña criatura entre mis brazos.

Robert era el que aguantaba todo por mi. El hacía la compra, sacaba a pasear a los perros, iba por mi a recoger contratos con productoras, guiones, a hablar con productores... Y no podía evitar sentirme culpable, aunque él no hacía mas que decir no pasaba nada, que yo era la que vomitaba, tenía dolores y antojos. Robert se sentía inútil, así que le encantaba tener algo que hacer.

La cita con Anne tuvo que ser atrasada por un problema familiar que le surgió, por el que estaba en Canadá. Me dijo que no había que preocuparse, que todo iba viento en popa, así que no había inconvenientes en atrasar la cita una semana. Empezaba a notar lo que era estar embarazada de verdad. Empezaba a tener dolor de espalda. Tenía hambre todo el tiempo y dormía más de lo habitual, pero luego durante el tiempo que estaba despierta era como si no hubiese dormido nada, ya que no hacia más que estar cansada y perezosa. Ya no podía dormir boca abajo y al veces, al estar durmiendo entre los brazos de Robert, empezaba a dolerme la espalda y a sentir incomodidad. Había tenido que cambiar a ropa de premamá, y lo mismo pasaba con la ropa interior. Ahora me sentía más cómoda con esa ropa, aunque seguía siendo fiel a mis shorts y camisetas de Robert. Hablando de él; ahora tenía una nueva adicción, mis pechos, cada vez más grandes. Y parecía que el embarazado era él, pues dicen que cuando se está en este estado las mujeres aumentan el apetito sexual, pero era Robert el que me asaltaba en cualquier parte. La última vez mientras veía un programa de cocina.

Creo que en general todo estaba bien. Había entrado en el cuarto mes de embarazo y lo único malo eran los dolores de espalda y pies. Todos a mi alrededor estaba encantados conmigo. Parecía una muñeca de mano en mano. Había recibido visitas de familiares, amigos cercanos y lejanos, compañeros de rodaje de diversas películas, productores, guionistas, directores de Balenciaga, Chanel y Dior, y vecinos. Por no hablar de todos los regalos con los que el bebé y yo contábamos. En el sótano había una habitación solo para los regalos, y ya estaba casi llena. No solo los había recibido de todas las personas nombradas antes, también habían sido fans, marcas de ropa, zapatos, cosmética, revistas, programas de televisión, marcas de bebés tanto de ropa como muebles y accesorios... Ya no sabíamos que hacer con tantas cosas. Podía decir que teníamos de todo para montar una guardería y vestir unos 20 bebés desde la etapa de recién nacidos hasta los cinco años. El cartero venía una vez a la semana para entregar todos los paquetes que recibíamos. Y solo llevaba 4 meses de embarazo; en los cinco que quedaban presentía que necesitaría una casa más grande para guardar todas las cosas. De momento no las habíamos prestado mucha atención, pero Robert y yo habíamos acordado que llegado el momento escogeríamos con lo que queríamos quedarnos y el resto lo donaríamos a fundaciones benéficas. Nosotros también estábamos ilusionados con comprarle cositas al bebé, pero no habíamos empezado a ello. Lo único que teníamos para él o ella eran los regalos que Robert me hizo semanas atrás. Pronto deberíamos empezar a comprar todo, y la verdad es que estaba muy impaciente.

Me levanté de la silla y guardé el plato con fresas en el frigorífico. Hacía un calor sofocante. Estábamos en la última semana de Julio, por la que solo llevaba una camiseta ancha. Del jardín procedían gritos y risas. Escuché una risita conocida más cerca y después unos pasos.

-¡Tita Kis! -Marlowe gritó. Al momento apareció por la cocina correteando, desnuda y mojada- ¡Bea poff! -levantó sus bracitos y puso morritos al hablar.

-¿Qué haces mojada y corriendo? Te vas a resbalar Marlowe. -rodeé la isla y me acerqué a ella.

-¡Bea poff e-e pisina! -volvió a gritar. Agarró mi mano y tiró de mi. Atravesamos el salón y salimos al jardín- ¡Mia! ¡Bea! - me soltó y señaló la piscina. Bear estaba nadando en ella y Robert, Cam y Tom intentaban sacarle mientras Sienna y Tessa reían. Marlowe corrió hacia ellas. La seguí a paso lento.

-¿Cómo es posible que un perro pueda con tres hombres? Creo que debería replantearme mi matrimonio. -Sienna se mofaba de ellos- Y tú, señorita, no puedes correr mojada, te vas a resbalar. -cogió a Marlowe del suelo y la envolvió en una toalla de Hello Kity.

-Bear ven aquí ahora mismo. -Cameron nadaba detrás del perro por la parte honda de la piscina. El perro le miró y siguió nadando, más rápido, con la lengua por fuera. Me daba la impresión de que Bear disfrutaba de esto. No pude evitar reír. Me acerqué al borde de la piscina.

-Bear te juro que te voy a castrar. -Robert se acercó a el perro despacio, intentando no espantarlo, preparado para cogerlo. Pero Bear le esquivó.

-Puñetero perro. -Cam jadeaba.

-¿Salimos con leones o con huevones? Me lo estoy replanteando. -Tessa se tendió en una tumbona.

-¡Bear! -le dije desde el borde. El perro paró y me miró- Fuera. -ordené.

-Kristen eso ya lo hemos intentado...-empezó Tom. Bear se acercó al borde de la piscina y salió de ella. Se sacudió fuerte y se acercó a mi, restregándose en mis piernas y moviendo la cola feliz.

-¿Qué...? -Cam salió del agua por uno de los bordes- ¿Por qué a ti si te hace caso? Ni siquiera a Robert obedecía.

-Porque ella es la que le mima. -dijo Sienna burlándose. Acaricié a Bear, quien contento saltaba a mi alrededor. Bernie vino corriendo con dos huesos en la boca.

-Robert, parece que tu no eres el macho alfa. Quieren más a Kristen. -Tom palmeó el hombro de Robert- ¡Princesa! ¡Ven al agua con papi! -le dijo a Marlowe, que enseguida empezó a patalear en brazos de Sienna hasta conseguir estar libre, en el suelo. Robert salió del agua, chorreando. Me quedé embobada viendo como caían las gotas de agua por su pecho, ahora algo bronceado por motivos de rodaje. Y no solo por su pecho, si no por sus anchos hombros y su pelo.

-¿Admirando las vistas? -se burló Cam agarrando una toalla. Solo atiné a sacarle el dedo de en medio, porque Robert llegó a mi.

-Hola. -susurró, agarrando mis caderas.

-Hola. -repetí en el mismo tono, acercando mis labios a los suyos, y uniéndolos en un beso mojado. Me mordió el labio antes de separarse.

-Con que el macho alfa, ¿Eh?

Me encogí de hombros.

-Eso dicen. -sonreí antes de volver a besarle.

-No creo que el macho alfa lleve bragas de corazones rojos y negros. -rio, mirándome de arriba a bajo. Le dí un codazo amistoso.

-No te metas con mis bragas, además a mi macho alfa le encantan, sobre todo cuando me las quita. -la temperatura empezaba a subir. Al parecer no habíamos tenido suficiente anoche.

-Quizás debería de echar un vistazo, puede que así me hagas cambiar de parecer respecto a tus bragas de corazones. -metió sus manos por dentro de mi camiseta y empezó a subir por los costados, desviándose por mi vientre y mojándome a su paso. Entonces volví a sentir la rara sensación. Eran como burbujas, como si fuese un cosquilleo, o un movimiento, pero pequeño, casi inexistente. Sabía que estaba cerca de sentir al bebé moverse, y esta extraña sensación era un indicio de ello. Según tenía entendido, desde la semana 18 podía empezar a notar al bebé. Cerré los ojos y agarré las manos de Robert, para que no las moviese.

-He vuelto a sentirlo.

-¿Enserio? -preguntó ilusionado. Abrí los ojos, encontrándome con su mirada. Sus orbes azules brillaban, y regalaban amor por allá donde pasasen. Sonrió, ladeándo la cabeza.

-Es raro, son como pequeños movimientos que casi no se aprecian, como burbujas. No se como explicarlo.

-Falta poco. - dijo con optimismo. Asentí entusiasmada. Pronto sentiríamos las pataditas de nuestro Bultito. Recorrió con uno de sus dedos mi vientre de arriba a abajo por la línea del ombligo- Tengo ganas de empezar a sentirlo. Todavía quedan unos cuantos de meses para que pueda tenerlo en mis brazos.

La duda sembró caos en mi mente.

-¿Crees que llegaré al menos a los ocho meses?

-No estoy seguro. No se como va esto. -frunció el ceño- Anne dijo que desde los seis meses había peligro de entrar en trabajo de parto. Pero también dijo que fuésemos optimistas, que si te cuidabas podrías llegar a los ocho o incluso nueve.

-Ya... Pero, ¿Y si no llego? -ese era mi mayor miedo. Bajé la mirada hasta donde la camiseta se abultaba. Cuanto antes tuviese al bebé mas riesgos había de poner en peligro su salud. Había estado investigando un poco sobre eso. Y aunque ahora había muchos avances médicos el bebé podría estar en peligro si naciese antes del octavo mes.

-No pienses en eso ahora. Todavía falta mucho. -acarició mi ceño fruncido- Además, no voy a permitir que le pase nada malo a nuestro bebé. Ni a ti. -subió mi mentón hasta que nuestras miradas conectaron- Vamos a centrarnos en el día a día, pequeña. De momento todo está bien. No te agobies pensando en el "¿Qué pasará?".

-Pero...

-Nada de peros. -me besó castamente para hacerme callar- No quiero que te agobies con nada de eso. Sabemos que el embarazo no va a ser fácil. Y después del susto que tuvimos, la verdad, es que todo marcha genial. -sonrió, contagiándome otra vez la emoción- Casi no tienes anemia y no vomitas. Es un gran paso.

-Y aunque duermo más y estoy un poco cansada tengo más vitalidad y fuerzas. -añadí. Y era verdad que estaba mucho mejor que hace un mes. Al dejar de vomitar, la anemia bajó considerablemente y dejé de tener malestares. Eso tenía a Robert en una nube, ya que odiaba verme mal.

-¿Ves? Todo va mejor. -asentí sonriente- Ahora solo tienes que preocuparte de esta noche.

Mierda, por un momento había olvidado esa parte.

Mi rostro debía de cambiar considerablemente.

-No te preocupes. No vas a estar sola.

Claro que no, va a haber cientos de personas...

-¿Cómo me habéis convencido de hacer esto? -pregunté mientras miraba por las ventanas tintadas de la limusina en la que iba montada.

-No ha sido fácil. -Ruth me lanzó una mirada cansada, como si supiese que venía ahora. Y antes de que pudiese decir algo me calló hablando- Kristen Jaymes Stewart Mann...-mi nombre completo... Problemas. Bufé- Haz el favor de callarte de una vez. Por mucho que te quejes no vas a salir de esta. Solo es una premiere.

-¡Ya, claro! -me crucé de brazos. Llevaba con actitud de niña desde que Ruth llegó a casa con Adir, Tara y Jennifer- Pero la que se expone, a la que no dejarán de hacer preguntas íntimas, la que tendrá que soportar rumores, soy yo. Y aunque solo sea una premiere sabes todo lo que engloba eso.

-Cariño, por eso es mejor quitártelo ya de encima. -mi madre, que estaba aquí por apoyo moral, y puede que para ayudar por si yo intentaba escapar, me miraba desde el asiento de en frente.

-Sabes que después de esto no tendrás que ir a nada más. Serás libre de quedarte en casa descansando y disfrutando de tu embarazo. -Grace, sentada al lado de mi madre revisaba su tablet.

-¿Y que pasa con los MTV Movie Awards, la nueva colección de Balenciaga de la que soy imagen, el desfile benéfico de Chanel, la entrevista de televisión por Sils Maria, el evento fan que hay de Twilight...? ¿Sigo enumerando? -Ruth sabía perfectamente que tendría que asistir a algunos de los eventos que acababa de nombrar, pero prefería callarse y enfrentarme en otro momento.

-Se nos ocurrirá algo. Además no creo que desde Octubre en adelante estés en condiciones de ir a algún evento, lo que tacha de la lista el desfile de Chanel y el evento fan de Twilight.. Y contando con que...

-Ruth por favor cállate. La estáis poniendo más nerviosa. No es momento para ponernos a revisar su agenda. -Robert agarró mi mano y trazó pequeños círculos en la palma. Se acercó a mi- Tranquila, voy a estar a tu lado. -susurró en mi oído. Y esa frase fue capaz de relajarme, aunque no del todo, pero si considerablemente. Robert había estado todo el día aguantándome. Había soportad mis cambios de humor, berrinches y súplicas. Además había roto media vajilla y su portátil, y él ni siquiera se había enfadado. Mi pulso no era considerablemente bueno, por lo que llegado a un punto Robert no me dejó tener nada en las manos. También me había hecho un corte en un dedo al picar las verduras para hacer la comida. Mis labios estaban en carne viva de las veces que me los había mordido, ganándome reprimendas por parte de Jennifer. Y por si fuera poco todo lo anterior, llevaba el día vomitando por los nervios. El único rato en el que me había mantenido tranquila había sido esta mañana, cuando llegaron Sienna, Tom, Marlowe, Tessa y Cameron a casa. El resto había sido agobiante.

-Lo siento. -Ruth me pidió disculpas- Pero ya verás como no pasa nada, cariño. Todos vamos a estar ahí contigo. En un abrir y cerrar de ojos todo habrá terminado.

-Claro...-susurré por lo bajo. Dejé de prestar atención a mi alrededor y cerré los ojos, apoyando la cabeza en el pecho de Robert, intentando calmarme del todo. No quería hacer lo que estaba a punto de hacer, pero la verdad es que no tenía otra opción. Ya me había escaqueado de todos los eventos de Sils Maria. No tenía escusas para faltar a los eventos de las dos últimas semanas, pero digamos que el reciente incidente me había dado privilegios. Yo no solía ser así cuando se trataba de trabajo, pero esta vez debía de pensar en frio. Lo mejor tanto como para el bebé como para mi era quedarme en casa, descansando, sin ser el centro de atención ni estar bajo el stress que suponía todo esto. Bastante iba a sufrir hoy. Cámaras, flashes, ppz, preguntas personales, gritos, fans histéricas, demasiado a mi alrededor, todos pendientes de mi, intentando sonsacarme cosas personales, más fotos, más gritos, ajetreo, seguridad, ruido, todos intentando sacar las mejores fotos de mi embarazo... Abrí los ojos de golpe, mareada por mis pensamientos. Me aparté de Robert y me senté derecha. Respire hondo. Si no me calmaba volverían las nauseas y acabaría vomitando.

-¿Estás bien, cariño? -busqué a mi madre, que me hablaba. Parecía preocupada- Has perdido el color. -al instante Robert colocó una de sus manos en mi frente.

-Si. Solo me he mareado. -murmuré. Pero en mi fuero interno gritaba "¡No, no estoy bien! ¡No quiero ir a la premiere!".

-Ya estamos solo a un par de calles del teatro. -Ruth me dijo antes de llevarse el móvil a la oreja.

-Bebe un poco de agua, te sentará bien. -Grace me entregó una pequeña botella de agua del mini bar de la limusina y bebí con calma. Volví a respirar hondo y acaricié mi vientre con la mano libre. Sentí el mismo movimiento que esta mañana. Pero era demasiado débil como para poder sentirlo realmente. Era más bien una sensación. Aunque también podían ser nervios. Toqueteé un poco el bajo del vestido. En efecto, llevaba puesto un vestido negro de Balenciaga, con escote barco recto por el comienzo del brazo, liso, solo adornado con un doblez de tela negra que salía de un tirante hasta el final. Era corto, sencillo y de mi estilo. Y lo mejor de todo, ancho. Disimulaba mi vientre completamente de frontal, y no lo hacia tan abultado de perfil. La verdad es que el vestido me gustaba bastante y cumplía los requisitos para poder llevarlo. El pelo lo llevaba suelto y hacia un lado, pero con mas volumen de lo normal y algunos rizos. Y el maquillaje era ahumado. Pero, ni embarazada me había librado de llevar tacones en la alfombra roja. Así que a mi lado llevaba unos tacones, también negros, pero con brillantina en la tela, de plataforma y con tiras en cruz a la altura del tobillo. Estaba bastante conforme con mi imagen, y segura. Pero aun así seguía teniendo dudas y no quería salir a la alfombra. No hacía mas que pensar que iba a ser todo un espectáculo el verme pasear por la alfombra.

-Hemos llegado. - Ruth me hizo salir del ensimismamiento. Fuera se escuchaban gritos y música- Tienes que salir a la alfombra en veinte minutos. Ves preparándote, voy a cerciorarme de que todo esté correcto. -y dicho esto salió de la limusina.

-Voy con ella. Parece un poco nerviosa. -miramos a Grace con incredulidad- Si, no me miréis así. Está nerviosa. -abrió la puerta y antes de salir añadió- Kristen, ella quiere lo mejor para ti, y sabe que tu no quieres estar hoy aquí. Por lo que Ruth quiere que todo salga perfecto para que estés lo más cómoda posible.

-Ya lo se...-dije suspirando antes de que saliese del coche. Me sonrió y se perdió fuera.

-Yo, voy con ellas y os dejo un rato a solas. Además así veo a Sienna y Tom, y busco a los niños. -y por niños se refería a nuestros amigos. Tom, había sido invitado a la premiere, -entre otras cosas porque en un principio estaba en el reparto- y Sienna era su acompañante. Y aunque no hubiesen pensado venir, yo los hubiese acabado trayendo a la fuerza, como apoyo moral, al igual que Suzie, Jack, Scout, Katy y CJ. Al único que echaba en falta era a mi padre, pero estaba enfermo con gastroenteritis aguda y ni Susan, ni mi madre ni yo le habíamos dejado venir, ya que el pobre se moría de dolor. Igualmente había hablado con el antes de salir de casa y ahora mismo estaría siguiendo la premiere desde el directo. Aunque no estuviese aquí yo sentía que el me mandaba todo lo mejor, y estaba apoyándome desde España. Con mis hermanos me reuniría en el after party.

-Pequeña, ¿Cómo te sientes? -Robert habló en cuanto estuvimos solos. tiró de mi hasta llevarme hasta su pecho. Me refugié en él. Robert olía a jabón de menta y Sport Man. En sus brazos me sentía en casa.

-Ahora muy bien... ¿Podemos quedarnos así toda la noche? -murmuré. Sentí como se reía.

-Por mi perfecto, pero conozco a ciertas personitas que te sacarían del coche a la fuerza si hace falta.

-Sabes... Soy actriz... Se interpretar... Se como ponerme enferma. -dije seriamente. Busqué su mirada.

-No creo que eso funcionase. Pero se algo que hará que pongas una sonrisa en tu cara. -me separó un poco de el y con una sonrisa pícara me tumbó en el largo asiento de la limusina. Se colocó sobre mi, con cuidado, sin que yo soportase un solo gramo de peso. Bajó su cabeza hasta mis labios y dejó solo un beso casto ahí, a sabiendas de lo que pasaría si comenzaba a besarme los labios.

-Rob...

-Shhh...-me calló. Bajó por mi mandíbula, dejando un reguero de besos a su paso, y algún que otro mordisco. Lamió la base de mi garganta y succionó un poco, pero no lo suficiente para dejarme marca. Sus manos empezaron a subir por mis caderas. Un gemido involuntario salió de mi garganta. Sus manos llegaron hasta mis costillas... Y empezó a mover sus dedos de forma rápida ocasionándome cosquillas.

-¡Robert! -grité retorciéndome entre el y el asiento. Con sus labios también empezó a hacerme cosquillas por el cuello, haciéndome reír- ¡Para! ¡Basta! -pero no servía de nada. Bajó una mano hasta el inicio del vestido y empezó a hacerme cosquillas también en el muslo, uno de mis puntos débiles- ¡Pattinson eres hombre muerto! -dije casi sin aire de la risa. Y ni eso le hizo parar. No podía moverme demasiado porque me tenía inmovilizada debajo de el.

-Tengo que asegurarme de que tienes esa preciosa sonrisa por un largo rato. -dijo separándose de mi cuello un momento, para después hacer una pedorreta en e´y hacerme reír otra vez. No es que no me gustasen las cosquillas, pero me haría pis si no paraba. Ya, sonaba como una niña, pero últimamente mi vejiga estaba constantemente llena. Además podían abrir la puerta en cualquier momento.

Clin

Se me encendió la bombilla. Las manos de Robert volvieron a atacar mis costillas.

-Ahhh...-gemí alto. Pero no de placer. Al instante se separó de mi lo suficiente para mirarme la cara y dejó de hacerme cosquillas. Puse una mueca de dolor y volví a gemir.

-Cariño, ¿Te he hecho daño? ¿Qué pasa? -se separó de mi corriendo y se puso de rodillas a mi lado. Llevó una de sus manos hasta mi cara- Kristen dime algo. -suplicó asustado. Negué con la cabeza. Y al momento sonreí abriendo los ojos. Me senté en el asiento y le besé castamente.

-¿Quién dijo que no funcionaría que me hiciese la enferma? Mi amor, llevo más de media vida actuando. -vi como se relajaba, pero al instante ponía cara de enfado.

-Kristen con eso no se juega. Podría haberte hecho daño de verdad. Me habías asustado. -se levantó y se sentó a mi lado, colocándose el traje negro que llevaba puesto. Las hormonas hicieron presencia y al instante me sentí culpable.

-Lo siento... -susurré colocándome bien el pelo y el vestido- No lo hice a propósito. -bajé la cabeza.

Perfecto Stewart. El que tenía que haberse sentido mal era Robert, no tú.

Suspiré. Ahora tenía ganas de llorar. La verdad es que había sido muy infantil. Con esas cosas no podía jugar. Le había asustado y eso estaba mal.

-Ey... -levantó mi mentón, y le miré. Me estaba sonriendo- No estoy enfadado. -volvió a besar mis labios- Solo, no juegues con eso, pequeña.

-Perdón. Es que sabes que ahora me hago pis con mayor facilidad, y posiblemente hubiese tenido un accidente... Además no quiero que nos pillen así. -se rio de mi explicación y volvió a besarme.

-No pasa nada. Olvidémoslo. -sonreímos. En ese momento abrieron la puerta, y Ruth asomó la cabeza.

-Vamos Kris. La alfombra te espera. -sonrió y volvió a cerrar. Robert me pasó los zapatos y me ayudó a ponérmelos. Al final, a lo tonto, Robert me había entretenido y se me había pasado el mal cuerpo y la preocupación. Aunque no creo que tardasen en aparecer.

-¿Cómo estoy?

-Deslumbrante. -sonrió y colocó un poco mi pelo- Sal ahí fuera y cómete el mundo.

-Te amo.

-Yo más. -abrió la puerta de la limusina y salió de ella, para luego tenderme una mano y ayudarme a salir. Fuera ya había anochecido. Lo focos iluminaban todo el edificio. Se escuchaba el griterío de las fans y la música. A mi alrededor estaba todo mi equipo de seguridad, mi madre, Ruth, Grace, varios técnicos, más seguridad, mis estilistas, maquilladores y peluqueros, que esta noche también se encargaban de Robert, y algunas personas encargadas del evento. No podía ver nada porque todo este mogollón de gente me tapaba, pero si podía escuchar. Y juraría que la gente empezaba a emocionarse. Robert agarró mi mano y me giró a el. Sonreía.

-Tu puedes. Yo voy a estar apoyándote. -me dijo a modo de ánimos. Posó una mano en mi vientre y hizo algunas caricias- Además, esta cosita que está aquí va a cuidar de su mamá. -sonreí como una tonta.

-Kristen es hora. -Ruth me separó de Robert. Él solo rio negando. Le lancé un beso y me despedí de el con la mano. Al segundo estaba rodeada, mientras unos cuantos de brazos retocaban mi maquillaje, pelo y vestuario. Ruth me hablaba y daba consejos pero la ignoré. Lo último que me faltaba era que me llenase la cabeza de cosas. Sabía perfectamente lo que hacer. Me perdí en mis pensamientos, recordando las caricias de Robert en mi tripa. Solo conecté otra vez cuando escuché a Ruth decir que estaba lista.

-Cariño, ya sabes lo que hacer. Primero autógrafos y alguna foto, luego alguna entrevista rápida, photocall y más entrevistas. Yo te diré diciendo a donde ir. -Ruth acarició mi tripita- Ya están avisados, nada de preguntas personales, pero aun así las harán, así que tu aparenta normalidad y no respondas, ignora esas preguntas. -asentí y me separé de ella. Una chica que llevaba un micro en la cara y una gorra me condujo hasta el inicio de la alfombra y después me dejó sola, con la seguridad. Robert posaría después de mi, junto a los demás famosos invitados y el resto del cast secundario.

En cuanto puse un pie en la alfombra los gritos, llantos y ovaciones se multiplicaron por mil. Todas las cámaras pusieron su atención en mi y empecé a escuchar mi nombre por todos lados. Aun estando Brady*, Juliette* y Chloë* posando el la alfombra a uno metros de mi, la atención se centró en mi. Y eso me sabio mal, pues yo no era la única importante en esta película, y solo por el embarazo y ser quien era estaba acaparando toda la atención.

Empecé a caminar por la alfombra. Me paré a firmar a todas las fans que pude, y lo mismo pasó con las fotos. Ellas y ellos no hacían más gritar principalmente cosas sobre mi embarazo, y después sobre mi y mi relación con Robert. También había muchos "te amo" "te quiero" "eres mi ídolo" "gracias" y miles de cosas más. Muchísimas preguntas me fueron formuladas, y casi ninguna contesté. Me enfoqué en lo relacionado con la película y mi trabajo. Pero alguna que otra sonrisa solté cuando me decían cosas del bebé, y eso los puso más eufóricos todavía. También me pareció que alguna llego a tocar mi vientre, aunque mis chicos de seguridad estuvieron atentos en todo momento, no permitiendo que me tocasen, y dejando que me acercase lo mínimo a la hora de las fotos. Había miles de carteles de manipulaciones en la que aparecíamos Robert y yo con un bebé. En otros ponía felicitaciones, palabras de ánimo, frases... La chica que me llevaba los regalos que las fans me entregaban tuvo que pedir ayuda. Todo era demasiado. Pero salí de ahí mucho más motivada, con fuerzas, feliz y emocionada. Los fans me habían demostrado una vez más su apoyo y cariño. No se cansaban de decir que recurriese a ellos siempre que lo necesitase, que iban a estar ahí, para ayudarme en todo, apoyarme y protegerme. No podía estar más orgullosa de ellos. Eran leales a mi. Sus palabras me ayudaban y daban las fuerzas que necesitaba para afrontar todo lo que viniese. Les debía mucho, y algún día se lo pagaría.

Ruth me condujo hacia el primer área de entrevistas, donde se encontraban los reporteros de medios menos conocidos. Siguieron la norma de nada de preguntas personales, aunque alguna acabaron echando. Las ignoré con facilidad contestando otras preguntas formuladas. Fue fácil hablar de mi trabajo en la película, mis próximos proyectos y contestar a las preguntas que ya estaba habituada sobre mi profesión, porque había contestado tantas veces que me salían solas. 10 minutos después entre en el photocall, donde ya me esperaba la mayoría del reparto, ya que yo me había retrasado firmando y en la primera serie de entrevistas. Era algo que siempre me acababa ocurriendo. Ruth, un poco alterada por lo justos que íbamos de tiempo corriendo me dio indicaciones sobre donde posar y me colocó en el sitio indicado. Y ahora que se hiciese la magia. Sonreí y empecé a posar, siendo cegada por los miles de flashes que me disparaban. Aun así pude apreciar algo que antes no había notado. Todo el equipo de la premiere estaba pendiente de mi, al igual que Ruth y Grace, mi madre y amigos, Robert, los guardias de seguridad, y hasta mis compañeros de reparto. Todo giraba en torno a mi.

Y entonces lo sentí.

Si me preguntasen no sabría explicar lo que acababa de sentir, porque no era como nada que hubiese leído o escuchado. Pero si sabría que decir.

Bultito acababa de patearme, en el centro del vientre.

Jadeé asombrada en silencio y llevé una mano hasta el lugar donde lo había sentido. Era algo increíble, inexplicable. Lo había sentido, y de una forma muy clara. Había sido una patada, rápida y fuerte. No dolía ni era incomodo. Solo era extraño. Era como si te tocasen, pero desde el interior. Ya no eran las burbujitas o esa casi notoria sensación, que podría pasar por un movimiento de tripas o un hormigueo por dentro.

Miles de sentimientos me abrumaron. Quise llorar, gritar, bailar, saltar, temblar de miedo.

Mi bebé, mi pequeño bulto, se estaba moviendo y ya podía notarlo. Si no podía describir lo que sentía cuando pateaba, menos podía describir lo que sentía en mi corazón. Era un cúmulo de sentimientos. Estaba extasiada. El cariño y amor que sentía ahora mismo por la criatura que llevaba dentro no lo había sentido nunca. Yo quería a mi pequeño bebé, pero ahora es como si se hubiese multiplicado. Creo que por fin era consciente de que dentro de mi estaba creciendo mi hijo o hija. Estaba impresionada, anonadada y estupefacta. No podía creer lo que estaba ocurriendo. El tiempo pasaba demasiado rápido. Parecía ayer cuando me enteré de que estaba embarazada. Y hoy ya se estaba moviendo. Quería llorar. Esto iba demasiado rápido. No podía creer que ya sintiese al bebé. Pero, aunque no sabía de donde salía, tenía miedo. No sabía que iba a pasar, no sabía como iban a salir las cosas. Tenía miedo de que le pasase algo al bebé. Miedo de que no fuese buena madre, de que por mi culpa le pasase algo...

-¡Kristen! -me zarandearon- ¿Qué pasa? ¡Háblanos! -pestañeé. Y entonces vi la situación a mi alrededor. Robert, Ruth, Grace, mi madre, Sienna, Tom, Katy, Scout, Suzie, Jack, CJ, mis guardias de seguridad, los de Robert, Adir, Tara, Jennifer, ¡Hasta Olivier Assayas* y el cast! ¡Algunos del equipo de dirección de la premiere. No entendía nada.

-Kris, cariño. -mi madre tocó mi cara. Robert estaba delante de mi, asustado, como solo le había visto una vez, cuando tuve el aborto.

-Se ha movido. -susurré, más para mi que para el resto.

-Cariño, ¿Qué has dicho? -Sienna me miraba preocupada.

-Me ha dado una patada. Lo he sentido. -dije en voz alta. Entonces volví a sentir al bebe, esta vez un poco mas abajo que donde había pateado antes- ¡Mira! -llevé la mano de Robert hasta el punto donde lo había sentido. Y como si supiese que era su papá volvió a patear. Robert abrió los ojos y puso la sonrisa más perfecta que había visto hasta la fecha. Anonadado, al igual que yo la primera vez. Y supuse que por su mente pasarían miles de sensaciones y sentimientos, al igual que por la mía. Nos sonreímos. De su rostro se había borrado todo signo de miedo, y ahora solo había felicidad.

-¡No sabes que susto nos ha dado! -mi madre rompió nuestra burbuja y me abrazó, aunque rápido se separó.

-¿Por qué? -pregunté un poco perdida.

-¿Por qué? -Ruth parecía a punto de caer muerta al suelo- Kristen, ¡Te has quedado con la vista perdida, has llevado una mano ala tripa y no te movías!

-Has estado así el suficiente tiempo para asustarnos. No reaccionabas. -añadió Suzie.

-Menudo susto nos has dado. Ya pensábamos que te estaba dando algo. - Juliette parecía preocupada.

-Lo siento. -me sonrojé- Es que me he quedado en shock... No he sido consciente de lo que pasaba alrededor desde el momento en que lo he sentido moverse.

Grace suspiró:

-Ya nos veía de camino al hospital vestidos de gala.

-¡Esta niña algún día va a matarme! -Ruth se empezó a abanicar con el folio que tenía en la mano.

-Perdón...-volví a decir- Es que ha sido algo tan raro... No se...

-Una cosa está clara, a ese bebé le gustan las fotos y la atención. Va a ser peor que la madre. Toda una diva. -añadió Tom acabando de poner calma y haciéndonos reír.

-O todo un rompe corazones. -añadió Scout. Robert había vuelto a poner la mano en mi vientre y lo acariciaba con adoración.

-Si alguien pregunta, a Kristen no le ha pasado nada. -la mente de Ruth empezaba a maquinar un plan- Solo la han cegado los flashes y se ha desorientado. -como si fuésemos marionetas todos asentimos. Supongo que porque ya estábamos acostumbrados a ella. Todos se dispersaron con rapidez, aunque Robert fue de los últimos y eso causó revuelo. Él no quería separarse de mi tan fácilmente, no después de ser la primera vez que sintiese al bebé.

Volví a quedarme sola posando, y unos minutos después, posamos todo es cast por grupos, parejas y por último todos juntos. En unas cuantas entrevistas, esta vez si que tuve que ignorar demasiadas preguntas personales, y en algunos casos mis compañeros tuvieron que desviar el tema. También preguntaron sobre lo ocurrido en el photocall y si me encontraba bien numerosas veces. Solo sonreí y expliqué lo que Ruth nos había dicho con antelación. No cabe decir que salí un poco malhumorada. No me gustaba nada que mezclasen la vida privada con el trabajo. Yo estaba aquí para promocionar una película, no para hablar de mi vida privada, e igualmente, sabían que yo nunca hablaba de temas personales. Como ya dije una vez, eran unas ratas, cucarachas y parásitos. Si no les dije algunas cositas fue porque no debía olvidar donde me encontraba y para que. No debía rebajarme a su nivel.

El resto pasó bastante rápido. Presentamos la película, la volvimos a ver, esta vez junto los invitados. Me gustaba ver la reacción de la gente, pero me avergonzaba verme en la pantalla y cuando me aplaudían. Creo que era algo que nunca superaría. El after party, iba a ser celebrado en el Soho House. Y desde mi punto de vista solo hubo un problema. No pude hablar con Robert y mis amigos desde que estuvieron conmigo en el photocall. En las butacas del cine no estábamos sentados juntos, y nada más acabar la película yo me dirigí a cambiarme de ropa. Ya no aguantaba el vestido, y aunque llevaba las converse puestas desde las entrevistas, me dolían los pies y la espalda. Además, tenía un pequeño problema de vejiga.

Veinte minutos después me encontré con Robert, que me esperaba en la limusina, situada en el callejón de la parte de atrás del teatro. Ya me había cambiado a unos vaqueros, una camiseta de tirantes ancha y negra, y una camisa de cuadros azules encima.

-Hola preciosa. -estaba apoyado en la puerta del coche, con la chaqueta abierta, la corbata quitada y los primeros botones de la camisa desabrochados. Además tenía puesta una sonrisa que decía "soy el hombre más feliz del mundo", que le hacía estar más sexy si era posible. Me acerqué a él y enrosqué los brazos en su cuello y al instante fue rodeada por sus brazos.

-Hola papá. -su sonrisa se amplió y buscó mis labios, moviéndolos despacio contra los míos, con ternura y amor. Y es que no había nada mejor que esto. Sus labios eran suaves y carnosos, su aliento olía a menta, y su lengua jugaba con la mía. Tiré de su labio inferior antes de separarme.

-Me encanta que me llames así. -volvió a besarme, pero esta vez castamente. El bebé, que llevaba varias horas quieto, volvió a moverse.

-Tu hijo se mueve. -agarré su mano y la coloqué en la parte donde lo estaba sintiendo.

-Es increible. -susurró.

-Chicos, no quiero interrumpiros, pero llegamos tarde, y Ruth ya me ha llamado para preguntarme donde estábamos. -John asomó la cabeza por la ventanilla de la parte del copiloto. Rompiendo por segunda vez en el día nuestra burbuja. Los demás ya deberían de haber llegado al Soho, solo quedábamos nosotros, Tara y Ruth habían ido en la limusina de Tom y Sienna junto al resto. Nos separamos de mala gana y Robert me abrió la puerta. Pasé y me senté en uno de los asientos. Robert se sentó a mi lado y me atrajo hasta su pecho, rodeándome con sus brazos. Me acomodé entre ellos. Volvió a llevar una mano a mi tripita, pero esta vez por debajo de la camiseta. Cuando sus frías manos hicieron contacto con mi piel me estremecí, y Bultito volvió a patear.

-Guau, esa la he sentido bien. -dijo sorprendido besando mi pelo.

-Sabe que eres su papá. Te está saludando. -Robert no dijo nada, solo empezó a dibujar patrones sin sentido a lo largo de mi tripa, ganándose algunas patadas por parte del bebé. Se sentía extraño, pero era agradable. Nos quedamos en un cómodo silencio lo que duró el viaje.

.

-¿Qué estás comiendo? ¿No te saciaste en la cena? -negó con la boca llena- Robert cenamos hace menos de dos horas.

-Si, pero es que siempre me quedo con hambre en las premieres. Eso no se puede llamar cena, es un tentempié. -Habíamos pasado unas cuantas horas en el Soho, celebrando el éxito de la película junto a mis compañeros de reparto y sus familiares, los invitados a la premiere y algunos famosos y amigos más que habían aparecido en el after party. Hacía semanas que no lo pasaba tan bien. Había bailado, reído, cantado... hasta cansarme. O hasta que los pies me mataron y el dolor de espalda se hizo molesto. Todo había estado muy bien. Aunque seguía sintiendo que era el centro de atención. Todo el mundo toco mi tripa, y algunos sintieron al bebé. CJ se puso a llorar al sentirlo, alegando que estaba sentimental. El principal tema de conversación giro en torno a mi y embarazo, y recibí otra pila de regalos. Hasta que me cansé y amenacé a todos con que el primero que me diese algún regalo más o sacase el tema del embarazo volvería a casa bañado en cerveza. Y funcionó, no volví a escuchar nada vómitos, mareos, patadas, regalos, niño, ecografías... en lo que pasó de noche. Y aunque estaba eufórica por sentir al bebé todo tenía un límite. Y aunque amaba hablar sobre el embarazo llegaba un momento que me abrumaba. Volvimos a casa cuando me sentía demasiado incómoda y cansada.

-¿Y qué comes? Si puede saberse. -me quité la camisa, los pantalones y las converse. No hacía ni quince minutos que estábamos en casa y ya le había dado tiempo a ponerse el pantalón de pijama y asaltar la nevera.

- Bajé por un vaso de agua, vi el bol y me tentaron… ¿Quieres?- preguntó enseñándome un bol lleno de frutas del bosque con nata, desde su lado de la cama.
- ¿Nata incluida? -negué riendo acercándome hasta donde estaba recostado- Así que ahora tienes antojos nocturnos… Creí que yo era la embarazada- mordí una frambuesa, manchándome con el jugo, aposta.

- Te manchaste- dijo un poco serio mientras no quitaba la vista de mis labios.

- ¿Dónde?

- Aquí- señaló con el dedo en la comisura de sus labios. Me limpié con la lengua, despacio. Su mirada se oscureció en un instante.

- ¿Pasa algo?

- No, nada. ¿Quieres más?- asentí. Tomé una fresa, que al morderla me manchó de nata la camiseta- Creo que te acabas de manchar. -reímos. Me senté encima de él con una pierna a cada lado.

-Ayúdame a quitármela, me duele el cuello al moverlo. -dije inocentemente- Además, por tu culpa me he manchado. Eres un exagerado con la nata.

- ¿Si yo te mancho, yo te limpio?- supe que no se había tragado lo del cuello, pero aun así agarró la camiseta y me la quitó con cuidado.

-Mierda.- le oí decir muy bajito al ver lo que llevaba puesto debajo. Llevaba un picardías palabra de honor negro de encaje, ajustado en la zona de los pechos, y el resto caía, abierto desde el centro del pecho -partiendo la tela en dos- dejando todo mi busto y pequeño vientre al aire. Llevaba unas braguitas de encaje a juego y un liguero- Un día de esto me matarás de combustión espontanea- se acomodó mejor en la cama.

-¿Te gusta? -dije apoyando mis manos en su pecho.
-¿Has llevado esto puesto debajo del vestido... toda la premiere?- asentí- Y no me he dado cuenta ni en la limusina cuando metí la mano por dentro de la camiseta...-volví a asentir- Estoy perdiendo práctica.- susurró divertido sin dejar de mirar mi atuendo. Sus manos recorrieron toda la prenda, finalizando en mis glúteos, donde sus manos los apretaron con fuerza- Estoy embrujado.

-Haz lo que desees…- me acerqué hasta su oído- Soy toda tuya.

Fue la palabra mágica que necesité para que prácticamente enloqueciera, quitándome el babydoll, con cuidado dejándome únicamente en bragas y liguero.

-¿Te gusta el liguero?- pregunté al ver como sus ojos habían bajado hasta el.

-Estoy decidiendo que hacer con el, si quitártelo o conservarlo. -se llevó una mano a la barbilla- No… me gusta la idea de que lo lleves cuando más adelante te ponga en cuatro. Ahora…- tomó el bol con las frutas del bosque con nata- Juguemos un poco... -mi centro palpitó.

Primero comenzó manchándome los labios con nata.

- Muerde- Me ordenó, dándome un arándano antes de devorarme la boca, compartiendo conmigo la fruta y limpiándome lo que antes había ensuciado. Cuando ya no dejó ni una pizca de nata y arándano, pasó a la segunda parte, su lugar predilecto, su tesoro… mis senos. Agarró una fresa llena de nata y la fue esparciendo por todo mi pecho, destrozando la fresa a su paso.

- Te has manchado, nena… Ahora tengo que limpiarte. Es mucho trabajo para un hombre al que no le gusta nada comer, y menos la fruta con nata...-reí- Pero me sacrificaré por ti- dijo riendo mientras untaba mis pezones y aureolas todavía con más nata, tomándose bastante tiempo en disfrutar de su trabajo. Empezó en mi seno, izquierdo lamiendo y succionando. Era como estar en el paraíso, pasaba repetidamente su lengua sobre el pico sensible mordiendo un poco el pezón y dando algunos toques con su lengua, como si fuese un botón. No podía dejar de retorcerme de la deliciosa sensación de sentirme acariciada por su boca mientras el disfrutaba de su cometido y me sacaba bastantes gemidos- Estas tetas son mi perdición, mi ruina. No me cansaré de decirte lo que me encantan. Antes cuando eran pequeñas y respingonas, y ahora cuando son mucho más grandes y redondeadas.- dijo con voz ronca, arrancándome otro gemido. Este hombre sabía como calentarme y hacerme sentir adorada a la vez solo con palabras. Y es que de verdad amaba el nuevo tamaño de mis senos.

- Sabes hay algo que siempre desee hacer... Y que nunca me he atrevido a pedirte- me comentó en el momento que dejó mi pezón para atender el otro, volviendo a realizar el mismo trabajo que en el anterior, con mimo y adoración.

- Q-u-é...-jadeé. Apenas podía hablar. Podía sentir como mi bajo vientre empezaba a contraerse y como orgasmo se encontraba a la vuelta de la esquina. tenía los pechos demasiado sensibles.

- Follarte estas dos joyas- juntó mis senos y los apretó, haciéndome soltar un gemido ronco- Creo que ahora son lo suficientemente grandes para poder hacerlo, causándote menos incomodidad que antes, cuando eran más pequeñas- besó ambos pechos con dulzura. No tenía ni idea que quería eso. Y aun así, su comentario no hizo más que hacerme sentir en el cielo. Yo ya sabía que mis pechos eran pequeños, y que mucho no se podía hacer con ellos. Pero saber que ahora podía cumplirle esa fantasía me hacía dichosa.

- Eso nunca lo hemos intentado.- lo miré por un momento- No sabía que deseabas eso y como siempre han sipo pequeñas no te lo he ofrecido. Supongo que para eso no sirven...-me calló con un beso.

- No digas eso, tontita. -besó mi nariz- Yo no te lo he pedido porque hace poco que me vino esa fantasía a la mente, y no sabría si estarías cómoda con ella. -ahora empezó a besar mi mentón- Tú sabes que adoro tu cuerpo tal como es, cada centímetro de el, cada recoveco. Simplemente no se había dado el momento. -bajó por mi cuello hasta mis pechos, besándolos con amor- Amo tus senos pequeños y como caben enteros en mi boca. Amo como se ponen duros con facilidad. Amo su color y forma. -besó el valle que había entre ellos- Pensé que ahora que son más grandes podríamos intentar algo nuevo, pero no pasa nada si no quieres, podemos…- ahora yo fui la que lo callé con un beso mordiendo su labio inferior y tirando de el, haciéndole gemir.

- Túmbate.- le ordené. Me obedeció sin protestar. Empecé besando sus labios, su mentón, su nuez de Adán, bajé por su cuello hasta sus anchos hombros. Delineé el contorno de su pecho con la lengua y mordí sus pezones, ganándome varios gemidos roncos. Chupé sus abdominales y seguí bajando hasta su bajo vientre, mordiendo de vez en cuando. Llegué al inicio de los pantalones del pijama, que hacían de tienda de campaña justo donde se encontraba su miembro. Chupé el contorno del pantalón haciéndolo gemir y después recorrí el mismo camino por con el dedo, metiéndolo dentro del pantalón. Tiré de el hacia abajo y se lo quité, llevando conmigo los boxer. Enseguida su miembro saltó y se pegó a su bajo vientre- Mmmm... estás más que preparado. La "Robconda" nunca me decepciona- usé el mote que sabía que tanto le ponía, y pensé que era apropiado para el tamaño y la forma que su pene tenía. Lo tomé entre mis manos desde la base y comencé a masturbarlo rápido y con fuerza. Vi como sus piños se cerraban alrededor de las sábanas. Contrajó la cara de placer y soltó un sonoro gemido- Amo cuando se te marcan todas las venas y como se te va hinchando y haciendo más grande cuanto más lo acaricio- lo llevé a mi boca y gemí, mordiendo muy suavemente la punta y pasando la lengua rápido, chupando el líquido pre-seminal- Amo tu esencia, es una droga.

- ¡Pequeña!, no sabes lo que me pones, simplemente hablando.- gimió echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos.

- Creo que ya estás preparado- volví a meterlo una última vez en la boca, chupando y absorbiendo. Rasguñé un poco de arriba abajo con los dientes, dejándolo completamente erecto, si es que no lo estaba antes. Lo saqué de la boca y besé la punta. Me separé de él. Robert se levantó y se puso en el borde de la cama. Me acerqué a el, mirando como se acariciaba lentamente el miembro. Me puse de rodillas y me senté sobre los talones. Sin saber muy bien que hacer junté mis senos lo más fuerte que pude, pero sin llegar a hacerme daño o sentirlo molesto.

-¿Estas segura? -preguntó tragando seco. Solo asentí. Se pegó a mi e introdujo el pene por el pequeño hueco que quedaba entre mis pechos, gimiendo al hacerlo. Me miró antes de empezar a balancearse, entrar y salir, con cierta velocidad. Su glande rojizo aparecía y desaparecía con cada movimiento. Sentía como pasaba entre mis pechos, y apreté más, consiguiendo que gimiese. Esta era la imagen más erótica que había visto en mucho tiempo. Su polla entrando y saliendo de mis pechos cada vez más deprisa, él con la cabeza echada hacia atrás gimiendo bien alto, y yo completamente mojada, goteando desde lo más profundo de mi. Escuchar los sonidos de su excitación y placer, aumentaban el mío.
-Chúpalo…- me pidió. Empecé a lamerlo cada vez que se asomaba, depositando algunas veces saliva, viendo como un pequeño hilo quedaba uniendo mi boca con su glande, hasta que desaparecía. En una de sus embestidas lo retuve con mi boca, chupando la punta, sin dejarlo retirarse, absorbiendo y mordiéndola un poco.- bebé… no voy a… aguantar mucho más.-su respiración aumentaba cada vez más, estaba a punto de correrse. Pero inesperadamente se separó de mi cuerpo- Ponte en cuatro, pequeña sucia. ¡Ya!- obedecí sin rechistar, quitándome las bragas, sabiendo que esto sería muy intenso para él. Y aunque yo no había recibido placer estaba igual de caliente y apunto de correrme. Esto me había puesto demasiado. Mi clítoris palpitaba pidiendo atención.- ¿Estás cómoda? -asentí- No quiero ser muy brusco. Si te hago daño dímelo.- acarició mi vientre con ternura. Bultito no se había movido desde que habíamos empezado, y eso me hacía sentir cómoda. No quería pensar que mi bebé estaba despierto mientras sus padres follaban como conejos. Podríamos estar cegados por nuestro momento de lujuria pero él nunca olvidaba que primero estaba mi comodidad y la de su hijo.

Una vez que me acomodé bien, abrí lo más que pude mis piernas, dejando mi sexo a su entera disposición y levanté lo mas que pude el culo. Escuché como reía. Mis muslos estaban húmedos por mis jugos derramados. Sus dedos separaron mis labios mayores, y sentí como su lengua pasaba por mi, desde el clítoris hasta el ano, penetrando un poco en mi vagina y acariciando con su pulgar mi clítoris.

-Tu si que eres mejor que una droga. Sabes mejor que una hamburguesa del McDonalds - dijo una vez que comprobada mi lubricación. Se acomodó en mi, entrando en un agónico y lento ritmo, hasta el fondo. Gemimos en voz alta. Sentí como le bañaba con mis jugos.

- Pattinson, no juegues- le supliqué, ya no aguantaba más su juego, estaba ardiendo en placer. Empezó a moverse, lento pero constante y profundo. Dentro, fuera, dentro, fuera. Me hacía sentir mucho placer, pero necesita más- Rooob... -supliqué

-¿Qué-é? -gimió en una de estocadas.

- ¡QUE ME FOLLES!- le grité e inmediatamente empujé hacia atrás, encontrándome con el y haciendo que los dos gimiésemos- ¡Si! -gemí.

-Kris...-me advirtió.

-Mierda, no empieces otra vez con la inseguridad.- volví a repetir el mismo movimiento.
- Kristen, el bebéé... -gimió ahora él, recibiéndome en cada estocada, dejándose llevar.

- ¡Rober! El bebé está bien. Es la madre de este niño la que necesita que la folles ¡Ahora!, o te juro que lo haré yo. -le grité.

- Peeer...

-¡Nada d-de peros! Mi amor, por muy grande que seas, tus penetraciones ¡ah! no llegan al útero. El bebé está sa-ano y salvo en su casa acuática. -volví a repetir el movimiento- Duro y rápido. -supliqué con voz tierna. Y ese fue el combustible que necesitó para encender la última llama. Sus estocadas se volvieron más rápidas y más profundas si era posible. Gemíamos alto, decíamos cosas incoherentes. Eso era lo que necesitábamos- Más, más… me falta poco...-salió rápidamente de mi interior, me giró y acostó con cuidado. Llevó mi piernas a su hombro y se volvió a hundir en mi. Nos miramos. Sabía que verle era lo único que necesitaba para correrme. Ver como fruncía el ceño de placer y abría la boca. Y a él le pasaba lo mismo conmigo. Llevó una mano a mi clítoris y empezó a acariciarlo con fuerza. Chillé de placer. Agarré su otra mano.

-¡Puta mierda!

-Ya... ya... yaa...-estaba en las últimas. Aceleró los embistes como un loco y pellizcó mi clítoris. Cerré los joos y apreté su mando con fuerza...Y me caí al precipicio- ¡Mieerda! -chillé encorvando la espalda y echando la cabeza hacia atrás. Robert se unió a mis gritos gimiendo, entrando y saliendo de mi lo más rápido que podía. Dejé que me invadiese el orgasmo, llevándome a límites insospechados de placer, y medio inconsciente sentí como Robert también se corría llenándome y multiplicando el placer.

No abrí los ojos. Estaba agotada. Serían las tres de la mañana o así. Solo sabía que acababa de tener un orgasmo demasiado bueno. Sentí como Robert se movía lentamente en mi interior para prolongar los orgasmos. Todavía gemíamos y suspirábamos. Mi respiración era jadeante, al igual que la suya. Poco a poco salió de mi y se tumbó a mi lado.

-¿Estás bien?¿He sido muy brusco? -preguntó quitándome el pelo de la cara. Abrí los ojos y le miré.

-Era lo que necesitaba. Ahora estamos perfectos. -empezaba a sentir como la adrenalina del día me abandonaba. Robert llevó la mano hasta la barriguita y la acarició con cuidado.

-Yo también lo necesitaba. -volví a cerrar los ojos, disfrutando de sus caricias- Estas cansada, vamos a dormir. Son casi las 4 de la mañana. -se separó de mi sentí como se levantaba de la cama. Fruncí el ceño.

-¿Dónde vas? -murmuré. No me contestó. A los segundos le tenía a mi lado.

-Abre las piernas.

-Robert... ¿No íbamos a dormir? estoy cansada...

-Tonta, voy a limpiarte. -me abrió las piernas y pasó con cuidado algo húmedo entre mis labios, supuse que una toallita. Me limpió también las piernas y los pechos. Además me puso unas bragas limpias- Ya estás, limpita. -se acostó a mi lado y me rodeó con sus brazos, pegándome a su espalda. Él llevaba también boxer. Volvió a acariciar mi vientre, hasta que poco a poco me fui quedando dormida.

-Gracias pequeña, por cumplir mi fantasía- Me besó el pelo. Eso fue lo último que sentí.

***

Hoola!

Espero que os haya gustado el capítulo. Hasta la fecha es el más largo, con 10.000 palabras de 20 páginas de word.

El capítulo en si no me ha costado escribirlo. Lo peor ha sido la escena de sexo, he tardado dos días. Soy malísima para estas cosas.

Así que me gustaría que me hicieseis saber por reviews que os ha parecido. (A los "guest" no los puedo contestar)

Sigo pidiendo nombres para niño y niña, decirme como os gustaría que se llamase TGC.

POR ENÉSIMA VEZ, NO VOY A ABANDONAR EL FIC.

NO VOY A ABANDONAR.

Que tarde en subir no significa que abandone. Ahora mismo esta historia es de las cosas más importantes en mi vida.

¿Qué os gustaría que sucediese de ahora en adelante? ¿Queréis añadir algo en especial?

PARA SABER CUANDO ACTUALIZO (POR SI ME RETRASO) O PREGUNTARME CUALQUIER COSA, O INCLUSO VER AVANCES QUE PUBLICO SEGUIRME EN TWITTER _TwilightFacts_

De momento no se cuando subiré... Si no es a finales de la semana que viene será a comienzos de la siguiente.

De todas formas lo confirmaré en twitter.

Gracias por todo, y perdón por retrasarme y no subir ayer. Aunque haga 17 años el 28 de este mes mi madre sigue controlando mi vida.

Robert os envía un beso mojado ;)

Aroa

No comments:

Post a Comment