HOOOOLAAAA
Vuelvo a estar por aquí y cumplir. Aquí tenéis el capítulo 12.
Estoy muy agradecía por vuestro comentarios y apoyo. Esta semana he conocido a muchas lectoras y me encantan sus palabras, al igual que las de la gente que ya conozco.
¿Qué os ha parecido el capítulo? Ya era hora de un poco de amor y cariño. Creo que me ha quedado muy bien. Y ya ha aparecido Jules.
¿Qué pasará con el Hobo? ¿Quién serán las otras tres mujeres? ¡HAGAN SUS APUESTAS! Vale no… El sueño me afecta. Sigo queriendo saber qué queréis que sea. ¿Un adorable niñito como Robert o una niña de ojos verdes? No, no sé a quién se parecerán, pero creo que todos me entienden.
Espero estar cumpliendo las expectativas. ¿Hay algo que no os gusta? ¿Algo que deseéis añadir?
Aunque no conteste a vuestros reviews debéis saber que los leo. ¡GRACIAS POR LLEGAR A 100! NO SABÉIS LO CONTENTA QUE ESTOY. Leo todo lo que me escribís. Y si no contesto es porque ando muy liada. El lunes entro a esa cárcel que unos llaman instituto y tengo que acabar de preparar las cosas. A partir de ahora no sé qué voy a hacer, tengo miedo de no tener tiempo para el fic. Si para eso podéis matarme. Pero una cosa tengo clara, no lo voy a abandonar. Seguiré subiendo capítulos, aunque sean cortitos como estos.
GRACIAS A TODAS POR LEER, esta semana en especial a Anita, Alexa, Liah, Tessa, Leticia, Mevioloasheeran, Juliana, Luissa, MI AMADA ANI (KrisbianDiary), Nachi, Aurora, R_keny22, Maite, Vero, Francisca, Pattu, KGARCIA96, Anniedreams, Leifer12, Yohf, Agus Cullen… Y MUCHAS MÁS. Gracias a todas las chicas de Twitter. A MI AMADO AROUND THE WORLD RK y a las chicas de “Putas de Robsten” (mejor no pregunten el porqué del nombre)
GRACIAS POR LEER<3
AROA.
CAPITULO ANTERIORES REVISARLOS AQUÍ :)
PARA SIEMPRE
CAPÍTULO 12
-Kristen. –esa voz… se me vino a la mente el sueño, como se acercaban a mí, la mano sobre el cuello. Me senté al instante en la cama. No podía ser, seguía soñando- ¿Cómo te encuentras? –Clare se acercó a mí.
-¡NO! –chillé histérica- ¡NO TE ACERQUES A MI! ¡ESTO SOLO ES UN SUEÑO, NO ES REAL! –empecé a sollozar y me acurruqué en el colchón, tapándome la cara con las manos.
CAPÍTULO 12
KRISTEN POV
-Por favor, por favor, por favor…-sollozaba contra mis manos. No podía ser. Mezclaba la realidad con lo imaginario. No sabía si soñaba o estaba despierta. Solo tenía clara una cosa, tenía miedo. Estaba horrorizada con la pesadilla. Solo recordarla por un segundo me hacía temblar- No más, por favor…No es real…-las lágrimas corrían libremente por mis mejillas y me estremecía con cada sollozo. Me tapé los oídos y cerré los ojos con fuerza. No era real. Clare no quería hacerme daño, solo era un sueño. Lloraba y gemía. Mi cabeza daba vueltas, me costaba respirar con normalidad, sentía cada latido. Entonces varias manos agarraron mi espalda y mis piernas.
-Kristen…
-¡No me toques! –chillé asustada. Me encogí todo lo que pude y removí entre las sábanas.
-¡Kristen! –me quitaron las manos de los oídos y me zarandearon- Tranquila. Solo estabas soñando. –abrí los ojos al reconocer la voz. Robert me miraba asustado. Estaba agarrando mi cara con su mano sana. Cerré los ojos y los volví a abrir. Estaba despierta. El sueño había terminado. Suspiré. Todo había acabado. Solo era una pesadilla- Shhhh… Ya está, solo era un sueño. –Robert besó mi frente y me incorporó. Le miré a los ojos, parecía que se le fuesen a salir de las órbitas, le había dado un buen susto. Respiré hondo intentando normalizar mi respiración y los latitos de mi desenfrenado corazón. Rob me limpió las lágrimas y acarició mi vientre inconscientemente.
-Que susto nos has dado cariño. –desvié la mirada de Robert hacía donde sonaba la voz de mi padre. Aprecié que todos estaban en la habitación. Cameron, Tessa, Taylor y Robert sentados en la cama. Mi padre, Dana y Vicky de pie al lado de Robert. Richard y Lizzy un poco alejados, casi en la puerta del vestidor, y Clare y Susan en la puerta. Todos me miraban con preocupación, sobre todo Clare, que estaba en shock. Me encogí al recordar su papel en el sueño. Aparté la mirada lo más rápido posible y miré mis manos- Creíamos que te pasaba algo malo.
-Si Kris, gritabas muy alto. –Tessa, que era la más cercana a mi acarició mis manos.
-Lo siento…-dije cohibida. Me sentía intimidada con tanto rostro cerca. Estaba confusa, por no hablar del miedo que seguía haciendo presencia en mi cuerpo.
-Kristen está bien, démosle un poco de intimidad. -dijo Richard sonriéndome. Le devolví la sonrisa, o un amago de ella. Todos fueron despejando el cuarto y Robert me atrajo hasta su pecho. Mmm… Territorio conocido. Cam se acercó a mí antes salir y me dio un abrazo. Taylor cerró la puerta detrás de él.
-¿Estás bien? –me susurró Robert mientras acariciaba mi espalda.
-Solo un poco asustada y agobiada. –y era verdad. El miedo estaba ahí atormentándome. No entendía a que se debían estas pesadillas. Solo conseguían asustarme y ponerme nerviosa. Cerré los ojos con fuerza. Por mucho que quisiese no la olvidaría fácilmente.
-Gritabas mucho, por un momento creí que algo os pasaba. Me has asustado. –acarició mi pelo. Levanté un poco la cabeza para mirarle. El pobre, le daba cada susto. Le acaricié la mandíbula, donde se estaba empezando a dejar ver algún que otro rastro de barba.
-Solo era una pesadilla. Siento haberte asustado. Normalmente se cuando estoy soñando y cuando es real, pero esta vez era demasiado vivida, parecía que en cualquier momento todo sería real y no habría vuelta atrás. Cuando me he despertado creía que seguía soñando.
-Le has dado un buen susto a mi madre. Venía a preguntarte que te apetecía comer y te encuentra gritando. –besó mi mano cuando acaricié sus labios- Por un lado se lo merece, por todo lo que te hizo ayer...
-Bueno… Ella salía en mi pesadilla, tenía motivos para gritar al verla nada más despertar.
-¿Sobré que trataba esta vez? –Se incorporó un poco.
-Era igual que la anterior… Pero después aparecía otro bebé, ya muerto, y todo era muy confuso, interactuaba el bebé medio muerto con el muerto y lloraba por su hermano. También había ppz por todos lados, acechando, y yo al intentar gritar echaba sangre por la boca y me ahogaba. Entonces el bebé dejó de llorar y murió. Al final aparecían cuatro mujeres, una de ellas agarraba a los bebés y los asfixiaba y los tiraba con desprecio al suelo. Luego venían hacia mí…-ignoré la parte de las voces. Para ese punto de la pesadilla temblaba en los brazos de Robert. Odiaba recordar.
-Shhhhh… No pasa nada. No hace falta que me la cuentes. –se acabó de incorporar y me sentó en su regazo. Tuve cuidado con su hombro.- Solo era un mal sueño. -pegó su frente con la mía. Tenía razón solo era un sueño, nada era real. Nada iba a pasar. Pero aun así me daba grima y miedo. Era muy reciente como para llamarlo solo mal sueño. Llevé una mano a su cuello y le atraje hasta mis labios. Le besé despacio, sin prisa, relajándome según avanzaba el beso. Intentando olvidar la pesadilla. Gustoso me respondió, tirando de mi labio inferior, dejando paso a su lengua. Estuvimos un rato besándonos. Hasta que mi respiración volvió a hacerse irregular por otros motivos esta vez.
-¿Mejor? –preguntó separándose. Solo asentí. Me dio un casto beso y después sonrió- ¿Por qué no te duchas mientras ordeno un poco la habitación?
-Vale. –Volvía besarle y me bajé de su regazo.
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Después de que comiésemos Robert y yo, bueno casi merendar, todos desaparecieron en la casa mientras yo me sentaba a cepillar a Bear y Bernie en el porche. El ruido de un coche entrando en la parcela llamó mi atención. ¿Quién venía? Un taxi paró delante de la puerta de casa. Solté a Bernie y me levanté de las escaleras. El conductor se bajó y fue directo al maletero mientras se abría una de las puertas de atrás.
-¡MAMÁ! ¿Se puede saber qué haces aquí? –Caminé hasta el taxi. Mi madre bajaba del coche con una sonrisa.
-¡Mi niña! –Jules me estrechó entre sus brazos y empezó a llorar. Besaba mi pelo y frotaba mi espalda- Cariño estás bien, ¿Verdad? Lo he pasado muy mal, mi vida. Tan lejos de ti y sin poder hacer nada. Solo de pensar que te llega a pasar algo me muero. –me abracé fuerte a ella y apoyé la cabeza en su hombro- Cariño siento no haber estado aquí estas semanas atrás, cuando me necesitabas. Prometo que no me voy a ir más. Vas a tener a mamá cerca en todo momento.
-Mama… yo… -no sé si fue que hacía mucho que no la veía, que me sentía igual que ella o simplemente que necesitaba mi madre. Empecé a llorar con ella- Te necesito. No puedo con todo esto. Quiero que estés conmigo, da igual que no hayas estado antes. Ahora estás aquí, conmigo, y no quiero que te vayas. –creo que nunca le había dicho eso a mi madre. Nunca la había atado a mí. Se separó un poco de mí y agarró mi cara con sus manos.
-Mi vida, no me voy a ir. Me voy a quedar contigo, como debí de hacer hace tiempo. Voy a apoyarte en todo. –besó mi frente y limpió mis lágrimas.
-Mamá, gracias por venir. –dije entre hipidos.
-Era mi deber. Mi hija me necesita. –besé su mejilla y le limpié las lágrimas. Nos separamos cuando el taxista se acercó a nosotras. Mi madre pagó al hombre mientras yo llevaba sus cosas dentro- Cariño yo puedo. Además tú no debes coger peso. –Agarró la maleta y subió las escaleras del porche. Tampoco pesaba tanto, y era de ruedas. Negué con la cabeza. Me cambié el macuto *bolsa de viaje* de mano y subí detrás de ella. El salón seguía desierto. Dejamos las cosas al lado de las escaleras y nos sentamos en el sofá.
-¿Quieres tomar algo? Estarás cansada del viaje. –Me senté con las piernas cruzadas de cara a mi madre. Sonrió y acarició mi mejilla.
-No hace falta. Comí cuando llegué a L.A.
-¿No estaban cancelados todos los vuelos?
-Sí, pero la alerta de huracán fue remitida esta mañana. Cogí el primer vuelo que salió. No podía perder el tiempo. –la volvía abrazar.
-Gracia mamá.
-De nada mi niña. –me acomodó entre sus brazos y llevó uno de ellos a mi vientre. Soltó un jadeo cuando lo notó.
-No se me nota casi nada, tienes que poner la mano para darte cuenta. –las dos sonreíamos cono tontas.
-¿Y qué tal estáis? ¿Mi nieto se porta bien? –nieto, eso sonaba muy bien. Mi madre lo pronunció con un matiz especial.
-Ya solo tengo alguna que otra molestia. Y tu nieto lo primero que hace es darme los buenos días desde la taza del váter. Me paso el día vomitando. ¡Y yo que pensé que no iba a vomitar casi nada! Al principio como mucho una vez cada varios días.
-Cuando estuve embarazada de tu hermano me pasé el embarazo vomitando. En cambio, contigo casi no vomité, ni siquiera en los primeros meses. No parecía embarazada. –Acariciaba mi pelo mientras hablaba- Esta noticia, cariño, es la mejor que me has podido dar. Me estás haciendo la mujer más feliz del mundo.
-Gracias por todo. –besé su mejilla.
-Cuando me dijiste que estabas en el hospital me asusté, pero cuando me hablaste del bebé pensé que estaba soñando. Mi bebé, mi niña embarazada. –Su voz transmitía emoción, el orgullo de una madre- Estas creciendo y estás formando tu familia, justo lo que una madre quiere para su hija. Y los malos momentos solo sirven para ser más fuerte y seguir adelante. Vosotros sois lo que me hacer seguir luchando, sois mi tabla de salvación. Y tú estás encontrando la tuya. –sabias palabras. La abracé más fuerte.
-Mamá, como necesitaba esto.
- Y yo cariño, y yo. –las dos suspiramos a la vez- ¿Algún antojo?
HELADO
-Sí, ayer tuve el primero. Helado a las cuatro de la madrugada. Pero no había, y Rob quiso ir a comprármelo. Se cayó por las escaleras y se dislocó el brazo. Así que al final entre ir a urgencias y hacerle pruebas me quedé sin helado. -puse un puchero.
-Pobrecita mi niña, yo te conseguiré helado. Y Pobre Rob. ¿Hace falta operar?
-No, esta vez se salva. Pero no la próxima. –suspiré.
-Ya verás como no hay próxima.
-Mamá… Es Robert.
-No he dicho nada. –las dos rompimos a carcajadas.
-Te quiero mamá. –me acurruqué más en sus brazos. Este era el mejor sitio del mundo. Los brazos de una madre. Ella siempre había estado en las buenas y las malas apoyándome. Me había dado la vida, me lo había dado todo. Gracias a ella era quien era.
-Yo también te quiero cariño. –besó mi pelo y se dedicó a acariciar mi espalda. Bostecé. Por mucho que dormía no tenía suficiente. Estaba cansada- Duerme mi niña, yo velaré tus sueños.
-No quiero dormir. – No quería tener pesadillas- Quiero pasar tiempo contigo.
- Y lo vas a pasar, pero ahora mismo necesitas dormir un poco. Los embarazos son agotadores, más con una familia como la nuestra. –sonreí. Empezó a cantar la nana que nos cantaba de pequeños, cuando no podíamos dormir. Y aunque intenté mantenerme despierta, poco a poco fui cayendo en la inconsciencia.
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Cuando abrí los ojos todo estaba en penumbra. Solo había un poco de luz procedente de una lamparita. Estaba sola en el salón y no se escuchaban ruidos. Me incorporé y estiré. Estaba entumecida y me dolían los riñones. Cogí el móvil de la mesa y miré la hora. Eran las ocho pasadas. Había dormido unas tres horas. Revisé el correo y el whatsapp. El grupo del Hobo no hablaba desde el martes. Esto era preocupante. No sabía nada de ellos, y era raro que no hablasen. Normalmente de media había unos 500 mensajes al día que tenía que leer. Estaba empezando a mosquearme. No habían venido, no me llamaban, no hablaban… ¿Qué estaba pasando? Decidí hablar.
Kris: ¿Hola?
10 minutos después nadie había hablado. Frustrada tiré el móvil al sofá. Una nota en la mesa llamó mi atención.
Kris, hemos ido todos menos Robert a comprar y dar un paseo. No queríamos despertarte. Nos fuimos poco después de que te quedases dormida. Te queremos.
Tessa.
Qué bonito. Se iban sin mí. Indignada fui en busca de Robert. No estaba dentro de casa. Salí al jardín a buscarle. La luna estaba empezando a salir, un atardecer precioso adornaba el cielo y el canto de los grillos adornaba la puesta de sol. Olía a primavera. Le eché un vistazo al jardín, estaba precioso. Entonces me quedé estática. Un camino hecho con velas iluminadas empezaba en las escaleras. Seguí el camino que se extendía por el largo del jardín que había a ese lado de la casa. Estaba nerviosa e ilusionada. Sabía quién había detrás de todo esto. Cuando llegue al final de ese tramo, abrí la puerta de la valla que separaba ese trozo del resto, que estaba detrás de la casa. El camino de velas seguía, pero ahora a cada paso había una rosa roja. Sonreí como una tonta y las fui recogiendo. Al final había una manta blanca tendida en el suelo, llena de pétalos rojos, con una cesta de picnic, todo rodeado de velas, que alumbraban el jardín. Recogí la última rosa y me quedé de pie delante de la manta. Entonces una voz masculina empezó a cantar. No me hizo falta escuchar más para saber de qué se trataba. Era una canción para recordar. Una canción llena de recuerdos. Flightless Bird, American Mouth.
Cerré los ojos y me dejé llevar por la canción, recordando.
FLASHBACK
-Sabes… Creo que no he sido sincero contigo. –Robert empezó a hablar. Estábamos en la fiesta de comienzo de rodaje de New Moon. A partir de ahora teníamos unos meses para grabar la película. Robert y yo hablábamos en una esquina.
-¿Qué pasa?
-Mmm… No sé cómo decir esto. Sabes que no se me da bien esto. Soy un asco a la hora de abrirme a los demás y expresarme. –le miré divertida. No pode evitar soltar una risita. Rob estaba serio, y sus manos temblaban. Terminó de sonar No One de Alicia Keys y empezó Flightless Bird, American Mouth.
Oh dios mío…
-Dímelo, odio que me hagan esperar.
-Stew…-Robert me miró a los ojos y se acercó a mí. Sus dedos trazaron una línea desde mi mejilla hasta mis labios. Cerré los ojos y solté un tembloroso suspiro. Sabía lo que venía ahora. ¿Estaba preparada para esto? Cuando los abrí Robert estaba muy cerca. Juntó su frente con la mía y esperó. ¿Estaba nervioso? ¿Dudaba? Cogió aire y agarró mi mentón. Poco a poco su nariz se acercó hasta estar pegada a la mía. Sentía su aliento, se mezclaba con el mío. Olía a menta. Entonces acarició mis labios con los suyos. Fue un beso fugaz. Ya nos habíamos besado más veces, pero como Edward y Bella. Una sensación diferente recorrió mi cuerpo. Me gustaba. Los dos estábamos nerviosos. Volvió a repetir el movimiento, esta vez trabando suavemente sus labios con los míos. Cerré los ojos y disfruté.
Unos instantes después se separó de mí, pero enredó sus brazos en mi cintura. Levanté la vista y le miré. Estaba esperando mi respuesta. Sus ojos brillaban de felicidad, pero también reflejaban miedo. ¿Qué hacía ahora? Solo me dejé llevar por el corazón. Llevé una mano hasta su nuca y acaricié el final del pelo. La otra la llevé hasta su pecho, en el lugar donde debía de estar su corazón. Cerré la distancia que nos separaba y junté sus labios con los míos. Despacio, con amor y cariño empecé el beso. Suavemente trababa mis labios con los suyos. Tiró de mi labio inferior y después lo mordió con suavidad. Eso me hizo enloquecer. Llevé mi otra mano a su cuello y lo atraje hacia mí. Con más fiereza jugué con sus labios, mordiendo y tirando. Cuando nos quedamos sin aire nos separamos. Busqué su mirada, el miedo había desaparecido.
-No ha sido tan difícil. –conseguí decir.
-Contigo todo es fácil. –volvió a rozar mis labios y después sonrió- Me he enamorado de ti. Eres la persona más maravillosa que conozco. Ya te he dicho mil veces que es un sueño haberte conocido. Tu personalidad, tu forma de ser… Todo en ti es perfecto. Es difícil no fijarse. Desde el primer minuto me has tratado como a un amigo de toda la vida, y has estado ahí siempre. Cuando te vi por primera vez supe que serías tú. –Me miraba a los ojos y sonreía- No había otra. Desde un primer momento me cautivaste. No sé si fue tus ojos verdes o el “Confío en ti” que me dijiste sin ni siquiera saber mi nombre. Desde ese día no pude quitarte de mi cabeza. Eres preciosa, amable, cariñosa, adorable, buena, y mil cosas más. Eres todo lo que un hombre puede imaginar. Poder ser Edward es el mejor regalo que me ha dado la vida. Te he conocido. Ya no tendré que seguir vagando hasta encontrar a la chica. La encontré hace un tiempo, en una pequeña sala de paredes blancas con cuatro sillas y una mesa. – esa había sido la declaración de amor más bonita que me habían hecho. Todos los sentimientos que había intentado guardarme salieron a flote. Llevaba meses esperando esto. Nunca había querido a alguien como lo quería a él. Me complementaba, era mi otra mitad. Era esa persona que dicen que un día aparece en tu vida, se sale de los esquemas y pone tu mundo patas arriba.
-Te amo. –fue lo único que pude decir. Y volví a juntar mis labios con los suyos.
FIN FLASHBACK
Cuando abrí los ojos Robert estaba delante de mí. Vestía unos vaqueros desgastados y ajustados y una camisa roja. Su pelo despeinado, y ese característico olor que desprendía. Sonreía, y sus ojos estaban iluminados.
-Recordaba nuestro primer beso. –susurré sonriendo. La sonrisa de Robert se ensanchó más.
-Me costó mucho dar el paso. –dijo- Pero mereció la pena. Quien le diría a ese chico joven y alocado que sería papá. –acarició mi vientre.
-Me hiciste esperar mucho tiempo Pattinson. –acaricié su mentón y le atraje hacia mí para poder besarle. Me separé poco después, cuando empezaba a clavarme el tallo de las rosas- Todo esto es precioso. –miré a mi alrededor.
-Ven. –tiró de mí y me arrastró a la manta. Se sentó y me sentó a mí entre sus piernas. Me rodeó con los brazos y besó mi cuello.
-¿Qué tal tu hombro? –giré la cabeza hasta que encontré sus ojos.
-No me duele. –acarició mis labios.
-Sospecho que tú has echado a todos de casa para estar solos….
-Como me conoces. –sus ojos brillaron- Quiero que este sea un momento único, solo nuestro… Te tengo una cosa. –entonces su voz cambió a una más parecida a la de un niño ilusionado que a la de un hombre de 27 años.
-¿Qué es? –me contagió la ilusión rápidamente.
-Abre la cesta. –Me deshice de su agarre y fue hasta la cesta. La abrí. Lo primero que encontré fue un taper transparente con uvas y fresas. Después… ¡Una tarrina de helado de limón! Me hizo ilusión. Ya tenía mi amado helado. Un poco tarde pero había cumplido con el antojo Quería comérmelo. Aparté el helado y saqué un trozo de tarta de chocolate, zumo, licor sin alcohol, platos y vasos. Al fondo había otra tarrina de helado, de dulce de leche. Lo agarré y lo levanté enseñándoselo.
-¿Quieres hacerme engordar? –dije con una ceja en alza.
-Mmm… ¿Qué tal si empezamos por esa?
-Vale. –cogí dos cucharas y volví a sus brazos. Me acomodé entre sus piernas y abrí la tarrina.
Dentro no había helado
-¿Qué es esto? –le miré. El solo sonreía como un tonto. Volví a mirar al bote y aparté el papel de seda verde. En el interior había un pequeño chupete blanco sobre más papel de seda, y en el centro ponía “te quiero mamá”. Los ojos se me inundaron de lágrimas. Cogí el chupete. Era precioso. Tan chiquitito
-No pude evitarlo. Lo vi en una de las tiendas del hospital. Anne lo compró por mí.
-Rob… Es… Es precioso. –sollocé. Las hormonas podían conmigo. Acarició mi cuello con su nariz y me abrazó con más fuerza.
-Sigue.
-¿Hay más? –dejé el chupete a mi lado, sobre la manta y aparté el papel de seda. Metí la mano y saqué el resto del contenido. Un pequeño bodi verde con ranitas en la zona de la tripa era lo primero. Traía unos mini calcetines a juego. Era tan pequeño y suave. Era perfecto. No podía esperar a ver al bebé con el puesto. Lo dejé junto al chupete y vi la siguiente, y última prenda. Era una pequeña camiseta blanca, y en el centro ponía Irie en negro y Jamaica en rojo. Era exacta a la nuestra pero en miniatura. Amaba esa camiseta, y ahora mi bebé la tendría. Las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas- Rob…
-Lo sé, es perfecta. –dijo besando mi mejilla. La toqué con delicadeza.
-Gracias. –llorando y con la camiseta todavía entre mis manos me giré- Es increíble…-le empujé hasta que su espalda tocó la manta y me cerní sobre el- Es perfecto… Mil gracias. Te amo. –busqué sus labios. Rob puso sus manos en mi cintura. Nos besamos despacio, dejándonos llevar por el momento y las emociones. Sus labios estaba suaves y los míos sabían a sal. Tiró de mi labio inferior con delicadeza para abrirle paso a su lengua, que comenzó a jugar con la mía. Un rato después me separó de él. Sonrió y limpió mis lágrimas. Se incorporó con cuidado, para no hacerse daño en el hombro y me rodeó con los brazos. Juntó nuestras frentes.
-Cuando me enteré de la noticia pensé que debía de ser la primera persona que comprase algo para el bebé. Entonces mande hacer la camiseta a la firma de ropa. Hoy estaba lista. Tessa y Lizzy me ayudaron a prepararlo todo y salí a por ella mientras dormías. De camino no pude evitar comprar el bodi. Lo vi en el escaparate de una tienda cercana. No me reconocieron así que entré y lo compré. Estoy deseando que podamos vestir al bebé con esto. –besó mis labios con delicadeza. Su voz tenía ese matiz especial que aparecía cada vez que hablaba del bebé.
-No tengo palabras para describirlo. –levanté la camiseta- Todo esto es algo especial. Y la forma en la que me lo has dado… Robert todo esto es precioso. Las rosas, las velas, el picnic a la luz de la luna… Y las cositas de bebé son el punto final. Es el mejor regalo que podrían darme.
-Para ti y nuestro bebé todo es poco. –acaricié su mejilla.
-Y tú eres la mejor persona del mundo. –le abracé y hundí la cabeza en su cuello. Ahora mismo este era el paraíso. Robert, el bebé, yo y sus pequeñas cositas.
No podía imaginar una vida mejor.
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