Thursday, October 24, 2013

FanFic Robsten: "PARA SIEMPRE" (Robert Pattinson & Kristen Stewart) - 13vo Capitulo.

Hola

¿Qué os ha parecido? ¿Quién queréis que gane la apuesta? ¿Niño o niña? ¿Algo que añadir? 

Gracias por leer.

Buenas noches a todos.

AROA.


CAPITULO ANTERIORES REVISARLOS AQUÍ :)

PARA SIEMPRE
CAPÍTULO 13


-Para ti y nuestro bebé todo es poco. –acaricié su mejilla.

-Y tú eres la mejor persona del mundo. –le abracé y hundí la cabeza en su cuello. Ahora mismo este era el paraíso. Robert, el bebé, yo y sus pequeñas cositas.

No podía imaginar una vida mejor.


KRISTEN POV

-Unos pasos más y llegamos…Cuidado con el escalón. –Tessa me dirigía. Cam me agarraba por la cintura y Rob me daba la mano, ya que con un brazo era un poco inútil. Aunque ayer le fue muy bien con un solo brazo, el solo preparó mi sorpresa en el jardín, nadie le ayudó ni a colocar las velas. Me habían obligado a arreglarme, cosa difícil ya que los pantalones me quedaban demasiado ajustados. Estaba feliz por tener ese bultito entre mis caderas, pero no era de ayuda que todos mis pantalones cortos fuesen muy ajustados y que hiciese demasiado calor para los largos. Al final me había puesto una falda que encontré en el armario y no me ponía desde el festival de Coachella 2013. Sinceramente me había olvidado de su existencia, pero cuando ningún pantalón o falda de tu armario te vale… Recé por que entrase en ella, y no pude evitar dar saltitos de alegría al quedarme perfecta. Una camiseta ancha de tirantes remetida por un lado, la chaqueta de cuero negra de Balenciaga, unas Vans y estaba lista para irme. Y aquí me encontraba, con los ojos vendados, caminando no sé a dónde. Podía escuchar el mar de lejos. ¿Me llevarían a ese restaurante que tanto me encantaba a las orillas del mar? Mi estómago rugió- Vale, ahora vienen unos cuantos escalones. –me dediqué a contarlos, eran 18. Se escuchaban los grillos de fondo y música- Para… Aquí… perfecto. –Tess me colocó y se apartó de mí. Cam me soltó y Robert apretó más mi mano. Entonces sentí como la venda me caía por la cara. Pestañeé un poco para acostumbrarme a la luz. Estaba en la cala, la misma donde encontré a Robert. Había farolillos de papel por todos lados y una enorme fogata rodeada de toallas. La música salía de una mini cadena al lado de unas neveras. Sonreí como una tonta.

-¿Te gusta? –dijo una voz masculina.

-¡CJ! –me solté del agarre de Robert y me di la vuelta. CJ, Suzie, Scout, Ashley, Tamra, Marcus, Alicia, Alannah, Jack, Sydney, Kassie, Lindsey, Katy, Jadan, Tom, Sienna, Dana, Taylor, Vicky y Lizzy aparecieron detrás de mí, todos sonriendo- Mmmm… Ahora no se si abrazaros o mandaros a la mierda…

-Yo creo que mejor la primera opción. –Scout apartó a todos a codazos y se lanzó a mí. Me abrazó con fuerza y empezó a llorar. No me dio tiempo a reaccionar. Acaricié su espalda.

-¿Por qué lloras? –la susurré.

-Si te llega a pasar algo me muero. Me oyes, ¡Me muero! No me des otro susto como este. –me abrazó con fuerza.

-Scout… Me vas a hacer llorar… -dije con los ojos aguados. Se separó de mí y me agarró la cara con las manos.

-No vale llorar. –limpió las lágrimas que se habían resbalado por mis mejillas y yo hice lo mismo con las suyas. Sonreímos y nos volvimos a abrazar. Scout era una de mis mejores amigas. Era mi hermana, y la quería como si fuese hija de mi madre.

-¡Yo también quiero abrazarla! –Suzie apartó a Scout y me abrazó.

Pasé por los brazos de todos y acabé llorando en los de Robert. Me decían tantísimas cosas. Todas las palabras que necesitaba oír, todas las bromas que me hacían falta, todos los ánimos que podían darme. Hablaban de todo lo ocurrido sin llegar a hacerlo. Ellos sabían lo que decirme y lo que no. Sabían como hacerme llorar, como sentirme querida. Pero sobre todo sabían cómo hacerme seguir adelante. Limpié mis lágrimas y me separé de Robert.

-¡Ya me habéis hecho llorar! –me quejé sonriendo y restregando una de las manos por el párpado inferior.

-Yo sé cómo hacer que dejes de llorar. –dijo Jack acercándose a mí.

-Pues dime como, porque cuando empieza no para. –Robert me miró sonriendo. Y era verdad. Recordé como anoche estuve más de una hora llorando después de que me enseñase las cosas para el bebé. Pero es que cuando empezaba no podía parar. Eso era culpa de las hormonas.

-Muy fácil. –Jack me cogió en brazos. No pude evitar soltar un gritito. Me esperaba todo menos eso.

-¿La vas a mecer como a una niña pequeña? –se burló mi hermano. Jack soltó una carcajada y empezó a caminar.

-¡OH NO! ¡NO NO NO NO! ¡JACK SUÉLTAME! –empecé a gritar cuando entendí lo que pretendía- ¡JACK AL AGUA NO! ¡Al AGUA NO! –Jack caminó más deprisa y entró en el agua. Todos se reían a carcajadas y nos miraban sin hacer nada. Jack sonreía maliciosamente- ¡JACK NI SE TE OCURRA! ¡TE VOY A MATAR! –no podía escuchar lo que decían los demás, sol escuchaba mis gritos. Cerré los ojos cuando el agua le llegó a Jack por encima de las rodillas. Sabía lo que venía ahora.

Grité cuando me dejó caer al agua, sumergiéndome y tocando el fondo con el culo. Estaba helada. Tragué un poco de agua por no cerrar la boca. En cuanto pude me levanté. Escupí y abrí los ojos. Jack estaba pegado a mí y el resto se había acercado a la orilla.

-¡ESTUPIDO! ¡GILIPOLLAS! ¡NO VAS A TENER PLAYA PARA CORRER! –le chillé. Me aparté el pelo de la cara, pue una mueca de enfado y empecé a caminar a la orilla. Todos dejaron de reír. Funcionaba. Le sentí detrás mía antes de escucharle.

-Kris no te lo to…-no le dejé terminar la frase. Me gire todo lo rápido que pude y le empujé con todas mis fuerzas. Trastabilló y cayó al agua- ¡El que ríe el último ríe mejor! –le dije cuando salió a la superficie. Todos volvieron a reír y yo salí del agua. Cuando estuve a la altura del resto me envolvieron en una toalla, estilo rollito de primavera y Tom me abrazó. Jack salió del agua chorreando y maldiciendo, pero con una sonrisa- Stew da gracias a que estás embarazada, si no, no te perdonaba esta.

-Anda tira para la fogata que estás chorreando y no hace tiempo para andar por ahí empapado. –Suzie le dio una colleja. Tom me condujo hasta una de las toallas y me ayudó a sentarme. Robert se sentó a mi lado y Scout al otro. Empezaron a hablar de cómo habían planeado todo esto. Saqué los brazos de la toalla y me hice una coleta para no sentir el pelo en la cara. Volví a arroparme enseguida. Hacía fresco. 

-¿Quién quiere comer algo? –Katy, Alicia y Sydney se levantaron y empezaron a sacar cosas de las neveras.

-¿Tienes frio? –me susurró Robert. Asentí. Estaba mojada, lo último que quería era enfermar. Se levantó y me ayudó a levantarme. Poco a poco sin hacer movimientos bruscos se quitó la chaqueta y la sudadera. Le ayudé al ver que no podía sacar bien la cabeza sudadera.

-¡Robert! –gritó Marcus- ¡Te has vuelto a dislocar el hombro! -todas las miradas fueron a la férula azul que Robert llevaba en el hombro.

-Me caí por las escaleras el sábado…-se rascó la cabeza y puso una mueca.

-¿Qué hacías? –Preguntó Kassie- Ya sabemos que eres un pato mareao pero esas escaleras las bajas una media de 10 veces al día…

-Kris quería helado y bajé a oscuras… Eran las cuatro y mucho de la madrugada. –en cuento Robert dijo eso todos rompieron a carcajadas. Yo solo negué y me quité la falda y la chaqueta chorreando. Adiós chaqueta de Balenciaga. Mientras Robert daba explicaciones empecé a secarme las piernas. Estaba muerta de frio. Me quité la camiseta quedándome en ropa interior y me sequé lo más deprisa que pude.

-Rob la chaqueta. –le dije mientras él seguía detallando la madrugada en el hospital y como Tessa le colocó el hombro. Me la pasó.

-¡Oh dios mío! ¡Kristen se te nota! –ahora era Alannah la que chillaba, todos dejaron de hablar y miraron mi vientre a la vez que sonreía y empezaban a decir miles de cosas. Yo siempre había sido muy delgada, y era fácil darse cuenta. Ya no tenía el vientre plano. Bajé la cabeza hasta mi pequeño bulto y sonreí antes de ponerme la sudadera.

-¡No te tapes! ¡Esto merece una foto! –Suzie dejó las cervezas que llevaba en la mano y corrió a por el móvil.

-¡Y no rechistes! –dijo Katy sacando una cámara. Bufé y rodé los ojos, odiaba las fotos. Robert se rio de mi gesto y besó mi sien. Todos se acercaron a mí, como se fuera una atracción de feria.

-Ponte de lado. –dijo Suzie mientras apuntaba a mi vientre con la cámara del móvil. Me puse de lado. Subí la sudadera para que no se viese y empezaron a hacer fotos, algunas donde salía mi cara y otras donde solo salía mi vientre o medio cuerpo.

-Estoy deseando verte con tripita. –CJ me guiñó un ojo.

-Crece rápido. Va a ser un niño alto como su padre. –Dijo Lindsey.

-¡Va a ser una niña! –Robert, Dana, Cam, Marcus y Jack gritaron a la vez.

-¡Eso ya lo veremos! –a Alicia le brillaron los ojos- ¿Qué apostáis a que es un niño?

-Invitaros a cenar al restaurante que queráis…-Taylor, que había estado callado hasta ahora saltó de su toalla. Le encantaban las apuestas.

-Y pagaros una sesión de spa. –añadió Tom

-Si ganáis vosotros además tendréis que ser durante un día entero nuestros criados… Y vestiréis lo que nosotras digamos durante ese día. –añadió Katy. Los chicos se miraron entre ellos. 

-Pero si ganamos nosotros vosotras deberéis ser un día nuestras criadas y nosotros elegiremos lo que llevéis…- Jack contraatacó.

-Y nos invitaréis a cenar. –dijo Robert mirándome con una sonrisa burlona. A saber que estaba imaginando.      

-Hecho. –Vicky cerró el trato con Tom.

-Vais a perder. –se burló Cam.

-Ya veremos eso… -Ashley le dio un cachete.

-Es increíble…-murmuró Sienna, que pasaba del resto y había posado una mano en mi bultito- A mí no se me notó hasta las catorce semanas.

-Anne me dijo que como en un principio era un embarazo doble mi cuerpo cambiaría más rápido durante un tiempo, luego se volvería como un embarazo normal. –dije en voz baja. No quería hablar de eso, me traía malos recuerdos. Por un momento la pesadilla cruzó mi mente y el cuarto rostro se me quedó mirando. Sacudí la cabeza- ¿Habéis terminado? Tengo frio.

-¡Si! Listo. –Suzie me miró sonriendo- creo que voy a empezar a hacer un álbum…

-¿Puedo tocar? –preguntó Tamra.

-Claro. –aunque tenía frio no les iba a negar nada. Tenían una sonrisa de niños pequeños monísima. Todos se acercaron y empezaron a toquetear. Solo pude reírme de las cosquillas.

-Estoy deseando que nazca…-Alicia se apartó un poco y cogió una cerveza.

-Primero veamos quien gana la apuesta… Estoy desenado veros solo con un tanga, un sujetador, corbata y orejas de conejo…-Marcus empezó a reír.

-¡Marcus! –chillaron Sienna, Sydney y Alannah 

-¡A ver si el que va a acabar con tanga y pajarita vas a ser tú! –Katy le pegó un codazo.

-¡Mejor con un tutú rosa y corona! –grito Suzie saltando. A Jack se le salieron los ojos

-¡Ni se os ocurra! –dijo.

-Yo quiero ver eso. –dije- Más te vale que seas niño, mamá no va a estar por esas fechas para ir en tanga y sujetador. –Acaricié a Bultito.

-¡Ya has oído sobrino! –Scout acarició mi vientre antes de bajarme la sudadera- No vayas a coger frio…-Robert me puso la chaqueta y nos envolvió a los dos con una toalla, para después sentarse frente a la fogata. Jadan nos pasó una cerveza a él y una Coca-Cola a mí. Empezaron a hablar de la apuesta. ME ACURRQUÉ EN LOS BRAZOS DE Robert. Ahora estaba calentita. Llevó una de sus manos hasta el borde de la chaqueta y la sudadera y subió por la piel de mi pierna hasta llegar a mi vientre. Dejó ahí la mano.

-A Bultito le gusta que le toques. –susurré girándome para besar su cuello.

-¿Bultito? –dijo con una sonrisa.

-Bultito.

…DOS SEMANAS DESPUÉS…

-Semana doce de embarazo. El niño mide unos 6 centímetros y su peso oscila entre los 8 y los 14 gramos. La mayor parte de las estructuras internas ya están formadas y, a partir de ahora, seguirán perfeccionándose y creciendo. El aparato genital externo del bebé empieza a definirse, aunque con los ultrasonidos de la ecografía aún no es posible distinguir el sexo del feto. Con esta semana, termina el período de "embriogénesis", durante el cual el embrión está más expuesto a los peligros que podrían perjudicar la correcta formación de los distintos órganos. Durante esta semana, se forman las cuerdas vocales y las uñas de los dedos de los pies y de las manos empiezan a definirse. Los riñones empezarán a funcionar durante esta semana. El cerebro continúa su desarrollo. –leía para Robert mientras volvíamos de ver a Ann. Las revistas y libros que mamá y Clare nos habían comprado al final estaban siendo de utilidad. Estaba contenta. Anne nos había dado luz verde. Si no fuese porque Tessa, Cam y Lizzy viajaban en los asientos de tras ya hubiese violado a Robert. ¡Luz verde! ¡Luz verde! Llevaba tres semanas sin sexo y las hormonas me mataban. ¡Luz verde! Ahora Robert no tenía escapatoria. No podía poner escusas ni pegas. Teníamos luz verde para volver a mantener relaciones, pero sin ser excesivas. Debíamos tomarnos este tema con calma, poco a poco y sin llegar a los niveles que podíamos llegar antes, o Anne lo prohibiría. Y eso era lo último que quería. Prefería ir con calma a no ir. Ya tenía luz verde. Creo que se habían convertido en mis palabras favoritas. ¡Luz verde! Podría bailar cantando luz verde… De hecho lo haría, en cuanto estuviésemos solos… la casa no era tan grande, y compartíamos cuarto. No debía ser tan difícil. El bebé estaba perfecto, lo habíamos vuelto a ver mediante un ultrasonido. Esta vez toda la familia había querido venir, por lo que habíamos tenido que ser el doble de cuidadosos. No queríamos que nadie se enterase. Aunque el rumor de embarazo y de mi hospitalización seguía flotando. Cada vez estaba más sensible, pero esta vez conseguí no llorar, cosa que no pudo ser en el caso de mamá, Clare y Vicky, que lloraban a moco tendido a mi lado. El lado bueno de todo esto es que Ann las había conseguido relajar un poco, les había demostrado que estaba perfectamente. No sé cuántas veces le habían hecho preguntas relacionadas conmigo. Al final dejamos ahí a Susan, Clare, Vicky y mamá, atosigando a Anne, mientras los demás íbamos a casa. Eran muy pesadas, menos mal que se marchaban todos esta tarde. Mamá no podía posponer más el rodaje de su peli, Vicky y Lizzy tenían trabajo, Clare médico, y mi padre y Susan, a mi pesar debían de empezar a organizar la boda. Otra cosa, más les vale que el bebé ya hubiese nacido, por su bien… Ya estaba cansada. Amaba estar en familia; mi relación con Clare y Susan se había suavizado un poco, pero quedaban muchas asperezas por limar. Papá y mamá, para sorpresa de todos, se llevaban mucho mejor creo que todo lo que estaba pasando tanto con ellos como conmigo los volvía a unir. Cam, Dana, Tay y yo no podíamos estar más felices, nuestros padres estaban más unidos. Me encantaban las tardes de chicas, Tessa, Vicky, Lizzy y yo. Y tarde de chicas no significaba compras, ropa, maquillaje. En nuestro caso eran días de piscina, cotilleos, chistes y películas. La verdad es que en encantaba pasar tiempo con ellas. Pero si dejaba eso de lado, era agotador. Robert y yo no teníamos tiempo a solas. Estaba a todas horas acompañada, no me dejaban moverme del sofá… necesitaba quedarme con Robert, los dos solos en casa. Estaba deseando recuperar esa paz.

Mi vientre ya era un poco más grande. Bultito empezaba a notarse. Estaba muy feliz por eso, y Robert cada noche hablaba con el bebé y le cantaba hasta que yo quedaba dormida en sus brazos. Amaba mi embarazo. Vale, las náuseas seguían siendo horribles, pero por el resto… Lo que me estaba pasando era increíble. No volví a tener la pesadilla, pero sí que la recordaba. Me daba pánico recordarla. Tardé unos cuantos de días en poder quedarme a solas con Clare o Susan. Al final hice de tripas corazón, una pesadilla no amargaría mi vida. La guardé en un rincón de mi mente y me olvidé de ella. Solo era eso, una insignificante pesadilla. Robert estaba mejorando. Ya podía hacer más movimientos con el hombro. Al igual que yo, era vigilado. No le dejaban coger peso ni hacer muchos movimientos. ¡Hasta controlaban que Bear y Bernie no le hiciesen daño! Tessa y yo nos encargamos de hacerle los masajes de frio y calor y entre todos le manteníamos firma la hora de ir al fisioterapeuta, ya que se quejaba continuamente de las clases. Eso sí, desde el accidente le era imposible no tocarme. No sé si era que las pastillas contra el dolor le atontaban o que como se veía con movilidad un poco reducida tocaba con una mano lo que debía tocar con dos, lo que alargaba el proceso, para mi alegría.

-Que sí, mamá que me voy a cuidar. –dije por quinta vez en el día.

-Cariño puedo quedarme, no me cuesta nada. –estábamos en la zona vip del aeropuerto, para despedir a los padres y hermanas de Robert y a Susan y mis padres. Habían pasado semana y media en casa y sinceramente… Si se quedaban un día más les lanzaría los libros sobre bebés y embarazos con todas mis fuerzas. Vale, yo podía estar irritable, pero mi madre se había compinchado con Susan y Clare, aunque de manera más moderada, para llevarme en palmitas. No podía reprocharlas nada porque desde que pasó el incidente con Alicia, Susan y Clare habían bajado de intensidad y lo agradecía cada día. Pero las tres Juntas eran una bomba de relojería. El día del parto explotarían. Me había pasado la semana y media escuchando todo tipos de consejos, prohibiciones, precauciones, normas, lecciones… sobre el embarazo, el parto y los bebés. Mamá y Clare habían contado sus experiencias y miles de cosas más. Y ahora, por su culpa temía al parto, cosa que no había dicho en voz alta, o creo que la cosa hubiese ido a peor. Menos mal que Anne las tranquilizó. Si lo llego a saber las llevaba antes a verla.

-¡Mamá, vas a perder el avión! Eres la única que falta por embarcar. Nos veremos en unas semanas. –la abracé y le di un beso. Ella puso disimuladamente la mano sobre mi vientre y lo acarició con mimo. Llevaba una sudadera no se notaba, pero mejor prevenir.

-Vale… ¡Cuidaros mucho! Te llamo cuando llegue. –Me abrazó otra vez y entró por la puerta de embarque. Llevaba media hora despidiéndome. Papá había sido más fácil, y ni que hablar de los padres de Robert. Lizzy y Vicky prometieron volver para ganar la apuesta. Cam, Dana y Taylor estaban ya en sus respectivas casa y trabajando. Se les había acabado el chollo.

-¿Nos vamos? –preguntó Robert. Agarré su mano.

-Vámonos.

Nuestras lenguas se encontraron y se unieron de forma electrizante. A mí ya me empezaba a faltar el aire, por lo que deslizó su boca hasta mi cuello besándolo y lamiéndolo. Me empujó contra la puerta del dormitorio de una forma un poco brusca. Así que él también lo quería… No me había costado nada convencerle, fue entrar por la puerta y explotar. Ya era necesidad. Jadeante como estaba intentaba deshacerme de su camiseta, que me separaba de su piel. Gemí cuando su boca succionó el lóbulo de mi oreja y lamió el hueco de detrás de esta. Finalmente Robert me ayudó con su camiseta. Su maravilloso torso quedó ante mí, y yo, fascinada no pude hacer otra cosa más que llevar mis manos a sus abdominales.

-Te amo- susurró mirándome a los ojos. Me despegó de la pared, y esta vez, con cuidado me depositó en la cama. Sus manos se deslizaron hasta uno de mis tobillos, y me quitó la zapatilla junto al calcetín. Hizo lo mismo con mi otro pie.

Mi vientre se contrajo de anticipación y deseo. Flexionó mis rodillas dejándome con las piernas abiertas. Se posicionó entre ellas y me besó con pasión. Mis piernas se cerraron entorno a su cintura. Desplazó su boca, esta vez hacia la zona de mis pechos. Sus manos se deslizaron con suma delicadeza por mis costados hasta llegar al bajo de mi sudadera. Finalmente me la quitó por la cabeza. Sus manos comenzaron a moverse sobre mis costillas acariciándolas arrancando suspiros de placer de mis labios. Sus ojos estaban fijos en mis pechos y enarcó una ceja. No llevaba sujetador.

-Me quedan pequeños…-susurré. Robert sonrió.

Mis pechos eran bastante normales tirando a pequeños, pero desde hacía unas semanas habían empezado a crecer. Robert los miraba con adoración. Yo le sonreí y me mordí el labio inferior. Nuestros labios volvieron a unirse en un increíble beso. Robert bajo desde mi mandíbula hasta mi cuello para dirigirse después hasta mi hombro y depositar un húmedo beso allí. Finalmente sus labios rozaron uno de mis pezones haciendo que este se te pusiera erecto al instante. Con su otra mano acariciaba mi otro pecho provocando gemidos de placer. Su boca se movía sobre mi pecho, besándolo, lamiéndolo e incluso mordiendo, con infinito cuidado. Su mano acariciaba mi otro pecho, para después cambiar su boca de pecho y acariciar al que antes había sido ocupado por su boca. Mis gemidos cada vez eran más altos, mis manos se aferraron a su despeinado cabello. Mi espalda estaba totalmente arqueada y mi centro palpitaba suplicante por un poco de atención. Mientras que las olas de placer me hacían temblar entera, lleve mis manos hasta la cintura de su pantalón intentando desabrochar el botón. Esta vez Edward estaba demasiado ocupado con mis pechos como para ayudarme. Mis gemidos cada vez eran más fuertes y resonaban en la habitación. Finalmente conseguí desabrochar el maldito botón baje la cremallera y deslice sus pantalones hasta sus rodillas.

Paró su mano, soltó mi pecho izquierdo y su boca se despegó de mi enrojecido pezón. Estaba él se incorporó para deshacerse por completo de sus pantalones. Me miro con una sonrisa juguetona en el rostro. Besó mis labios con ternura. Sus manos fueron descendiendo desde mi boca hasta mi estómago pasando por el hueco de mis sensibles pechos. Paró ahí donde Bultito hacía presencia. Besó con mimo el vientre y trazó patrones sin sentido con los dedos.

-Bultito, mamá y papá van a jugar un rato, esperamos no molestar mucho. –dijo entre beso y beso. Reí. Sus manos descendieron por mis muslos bajando y subiendo. Finalmente se detuvieron en el botón del pantalón. Cuando estuvo fuera de mis piernas fui yo quien tomó el control. Los dos estábamos en igualdad de condiciones. Me incorpore quedándonos los dos de rodillas en la cama.

Mis manos descendieron por su espalda hasta llegar a la goma de sus negros bóxers donde se situaron en sus caderas y con un tirón suave, su erección quedó libre. No pude evitar el quedarme mirando esa parte de su increíble anatomía. Mis manos bajaron hasta su bajo vientre. Un gemido escapó de los labios de Robert cuando mi mano rodeó su erección empecé un suave vaivén hacia arriba y hacia abajo apretando lo justo y necesario para hacer que gimiera y jadeara de placer. Con mi mano libre acaricie la punta de su miembro con la palma de mi mano y después apreté sus testículos. Gruñó produciendo un sonido totalmente sexy. Apoyo su cabeza en mi hombro mientras agarraba el cabezal con fuerza. Robert jadeaba, gemía y de vez en cuando gruñía provocando que mi excitación creciera. Sus sonidos de placer eran música para mis oídos. Aumente el ritmo de mis movimientos...

-¡Joder!- jadeaba. Ante aquellas palabras yo solo hacía que aumentar el ritmo más y más. Estaba muy cerca podía saberlo. Su cuerpo estaba empezando a temblar. Alejó mis manos de su miembro para posarlas en su espalda. Robert levanto el rostro de mi hombro y me miró sonriendo.

- Ahora no quiero correrme así, quizás luego…- ¡Luego! Sonrió de manera intimidante y cogiéndome de los brazos me tumbo de nuevo en la cama boca arriba. Hundió su rostro en mi cuello, volvió a succionar y a lamer, los gemidos comenzaban a salir de mis labios sin que yo pudiera hacer nada para controlarlos.

Bajó su mano hasta la tira de mis bragas. Con una de sus manos levantó una de mis piernas para poder lamer la parte interna de mi muslo, mis gemidos volvieron a aparecer. Hizo lo mismo con mi otra pierna dejándome totalmente abierta de piernas. Sus manos agarraron la tira de mis bragas y muy lentamente la fue bajando.

-¿Quieres que convulsione? –dije. Ya sé que nos lo teníamos que tomar con calma… pero esa era demasiada calma para mis descontroladas hormonas.

-Paciencia…-acerqué su rostro al mío para besarle. Su mano derecha se deslizo desde mi rodilla por mi muslo hasta llegar a mi clítoris. Con dos dedos presiono mi clítoris y yo no pude evitar soltar un suspiro de inmenso placer y lloriquear algo inteligible. Después sus dedos trazaron círculos sobre aquel botón del placer. Mi cuerpo se convulsiono violentamente mientras gemía fuertemente su nombre. ¡Si podía convulsionar! ¡HORMONAS! Tras unos segundos sus dedos siguieron bajando, lentamente en una dulce y placentera tortura. Uno de sus dedos se hundió dentro de mí, y mi espalda se arqueó a causa de la sensación. ¡Dios se sentía tan bien! Después repitió la operación hasta hundir tres dedos en mi interior. Abrí los ojos, que antes había cerrado. Eso era lo que tanto añoraba. Lo necesitaba dentro de mí.

-Te necesito. Necesito sentirte dentro de mí. –susurré.

Él se acercó más a mí ya posicionado entre mis piernas. Una de sus manos acarició mi rostro mientras la otra sujetaba mi rodilla manteniéndola alejada de la otra. Manteniendo mis piernas lo más abiertas posibles. Cerré los ojos anhelando aquella sensación. Y entonces la sentí; aquella sensación tan placentera y que me hacía sentir completa. Entró en mí. Los dos gemimos cuando él entro, despacio, con ternura y suavidad, teniendo cuidado de no hacerme daño o ser demasiado brusco, disfrutando del maravilloso momento. Mis caderas se inclinaron hacía arriba dándole la señal, de que todo iba bien, de que todo era perfecto. Empezó a moverse, lentamente haciendo que los dos gimiéramos el nombre del otro. Mis piernas abrazaron su cintura haciendo nuestra unión mucho más fuerte y profunda. Tenerlo dentro, sentirlo dentro de mí era algo indescriptible. El placer me embargaba nublándome la mente y me dificultaba la respiración. ¡Lo anhelaba tanto! No sé cómo había podido aguantar sin sexo tres semanas. Nuestros sincronizados movimientos cada vez se hacían más frenéticos, sin llegar a ser demasiado. Robert controlaba el ritmo. Y aunque quisiese más no me lo permitiría. Sabía que esta vez debía ser tranquilo, y con calma, y le entendía.

-Rob…- Gemía.

-Te amo. -sus gemidos se mezclaban con sexys gruñidos que aumentaban mi placer. Sentí la necesidad de cambiar de posición necesitaba ser yo quien llevaba el ritmo.

-Qquiero…aarriba- Gemí haciendo un esfuerzo porque me entendiera. Robert me miro a los ojos, y yo asentí- Iré despacio -lentamente salió de mí. Me puse de rodillas en la cama mientras él apoyaba su espalda en el cabezal quedando recostado.

Sus manos agarraron mi cintura dándome la vuelta dejándome de espaldas a él. Lentamente me sentó en su regazo, podía notar su erección en mi espalda. Su lengua lamía mi nuca y la besaba con devoción mientras yo gemía y lloriqueaba suplicando volver a sentirlo dentro. Todavía con sus manos en mi cintura me levantó unos centímetros para posicionarme justo encima de su miembro. Un gemido escapo de mis labios cuando sentí la punta en mi entrada, a punto de hundirse en mí. Con una de sus manos separo mis piernas y con la otra empujo mi cuerpo hacia abajo penetrándome. Chillé de placer y de la sorpresa. Podía sentirlo todo dentro de mí, tan profundo, tan placentero. Me levanté un poco alejándome de él para después volver a dejarme caer. Gemí tan fuerte que temí que alguien nos ollera. Rob soltó un gruñido. En respuesta me moví más rápido. Las manos de Robert sujetaban mis piernas manteniéndolas separadas, y haciendo más fáciles mis movimientos. Yo me deslizaba cada vez más rápido arriba y abajo, sin llegar a ser excesivo. Se movía levantaba haciendo que las penetraciones fueran más profundas. De repente una de sus manos soltó mi pierna y se dirigió hasta mi intimidad. Chillé al sentir su dedo índice acariciar mi clítoris, mis movimientos se hicieron más rápidos y frenéticos. Me faltaba muy poco, y según sus gemidos él también estaba muy cerca.

Con un rápido movimiento me levanto sentándome de nuevo sobre el pero esta vez estábamos uno en frente del otro. Esta posición me gustaba más. Me volví a sentar en él, retomando los movimientos de vaivén arriba y abajo. Mordí su labio inferior con fiereza cuando sentó que llegaba al orgasmo. Tan solo tres embestidas más hicieron que mi mente se nublara, mi vista se volviera borrosa y que los dedos de mis manos se enroscaron entorno a su cabello. Todo mi cuerpo tembló mientras un fuerte gritó salió de lo más hondo de mi ser.

-¡Robert!- Mis músculos se contrajeron apretándolo dentro de mí.

- ¡Kris! -estalló dentro de mí, con tal fuerza que hizo que el placer volviera con una fuerza increíble, en otro maravilloso e indescriptible orgasmo. Esta vez no chille, me limité a gemir con fuerza mientras mis uñas se clavaron en su pecho y mis dientes mordieron su cuello. Yo ya sabía que era multiorgásmica, pero no siempre conseguía dos orgasmos tan seguidos como esta vez.

Caí exhausta en su pecho. Unos minutos después, Robert, ya recuperado, acarició mi cabello mojado por mi sudor.

-¿Estás bien?-preguntó besando mi coronilla.

-Ajam- le respondí asintiendo con la cabeza.

-¿Segura? ¿Te duele algo? - murmuró sobre mi oreja.

-Bueno, acabo de tener dos orgasmos seguidos y me palpitan las entrañas. ¿Cuenta cómo dolor?- mi respiración se había normalizado un poco.

-Vaya, así que dos orgasmos.-Dijo- Sí que tenías ganas. Me encanta que seas multiorgásmica. –reímos- ¿Enserio estás bien? ¿Te he hecho daño?

-Estoy bien…-bostecé- Solo un poco cansada.

- Duerme un poco. Te amo - Susurro contra mi cabeza mientras movía sus caderas para salir de mí.

-Yo también…- dije cerrando los ojos y dejándome hacer. Con cuidado me depositó en la cama, nos arropó y me abrazó. Me acurruqué en su pecho y deposité un beso ahí. Besó mi cabeza. Comenzó a tatarear una canción que no había escuchado antes mientras acariciaba mi espalda desnuda. Perdí la consciencia quedándome dormida poco a poco sobre él. Disfrutando de este momento.

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