Friday, September 20, 2013

FanFic Robsten: "PARA SIEMPRE" (Robert Pattinson & Kristen Stewart) - 11er Capitulo.

POR ERROR SUBÍ EL PRIMER PÁRRAFO DEL CAPÍTULO 11 COMO ÚLTIMO DEL 10. ESE PÁRRAFO SOLO ERA UNA IDEA PAR EL INICIO DEL CAPÍTULO 11 Y NO ME HE DADO CUENTA HASTA QUE EMPECÉ A ESCRIBIR EL 11 (Me levanté corriendo de la cama, salí del cuarto, encendí la luz del salón y me asomé por la baranda de las escaleras. Robert estaba despotricando mientras se tocaba el brazo. Bear y Bernie estaba a su lado mirándole.) AL FINAL EL PÁRRAFO NO ME CONVENCÍA Y LO HE CAMBIADO. PERDÓN.

Aroa.

CAPITULO ANTERIORES REVISARLOS AQUÍ :)

PARA SIEMPRE
CAPÍTULO 11


-Mi chica quiere helado… ¿O ya no quieres?-Dijo parándose delante de la cama. Me mordí el labio y miré a mis manos, tenía muchísimas ganas de helado- Tomaré eso como un sí. –Y dicho esto salió del dormitorio con una sonrisa en los labios. Me tiré a la cama y cerré los ojos. No me podía creer que fuese a ir a buscarme helado. Entonces oí un golpe, un insulto, unos cuantos de ladridos y el ruido de algo rompiéndose.

KRISTEN POV

Bajé corriendo de la cama y salí al pasillo. Encendí la luz de salón y me asomé por la barandilla. Robert estaba sentado en el último escalón, sobándose un brazo y despotricando en voz alta. Bernie gemía y Bear no sabía dónde mirar.

-Puñetero escalón…-gemía Robert.

-Cariño, ¿Qué has hecho? -pregunté apoyándome en el posa-manos.

-Por no encender la luz he bajado a oscuras y el tropezado en el último escalón, cayendo sobre Bernie, asustándola. Ella ha salido corriendo y ha tirado la mesita con el jarrón. –Puso mala cara. Bajé con cuidado pero corriendo las escaleras y me acerqué a Bernie. La toqué por todos lados y revisé en busca de daños, pero solo conseguí varios chupetones en mi cara de su parte.

-Eso, tu mira a Bernie antes que a tu malherido novio. –gruñó Rob. Me acabé de asegurar de que Bernie estaba bien y me giré a Robert. Seguía sentado en el último escalón. Me acerqué a él y le aparté la mano derecha, con la que se frotaba el bazo izquierdo.

-Haber que le pasa al Sr. Gruñón.-dije poniendo los ojos en blanco. Miré su brazo- Oh dios…

-¿Qué? –se movió bruscamente y volvió a gemir. Entonces se miró el hombro.

-Te has dislocado el hombro…-la visión era un tanto espantosa. Se notaba el hueso fuera de lugar y tenía una forma extraña.

-Mierda. –Robert se tocó el brazo intentando moverlo y volvió a gemir.

-¡No-no te toques! – me empecé a poner histérica. Esta era su cuarta luxación- Joder, Nick dijo que si se te volvía a dislocar te tendrían que operar. ¡No hace ni un año que se te volvió a dislocar! –recuerdo perfectamente como volvió del set de Mission: Blacklist en octubre, con el brazo en cabestrillo después de haberse caído en una de las escenas de acción, y con una advertencia por parte de su médico. Si se volvía a dislocar posiblemente hubiese que operar.

-Kristen tranquila. –Rob se agarró el hombro y se levantó del suelo.

-¿Cómo quieres que esté tranquila? –toqué con cuidado su hombro. Tenía mala pinta. Se me revolvió el estómago, no sé si por los nervios o porque me estaba dando asco la forma de su hombro. Siempre había sido muy asquerosa en esos sentidos.

-Kris –Rob acarició mi mejilla- Deja de emparaionarte y despierta a alguno de tus hermanos o de las mías para que nos lleven al hospital.

-Puedo conducir yo.

-Tú no vas a conducir. –No me dio tiempo a reprochar, besó tiernamente mis labios- Venga, arriba. –me dio un azote en el culo- Y ponte un pantalón.

Bufando subí las escaleras. Yo podía perfectamente conducir hasta el hospital. Entré en mi cuarto y me puse los primeros pantalones vaqueros que encontré. Seguía queriendo helado y una parte de mi empezaba a impacientarse. La ignoré y subí a la segunda planta. Cam y Tessa estaban en la última habitación del pasillo. Por las rendijas de la puerta salía luz. Llamé y abrí. Tessa y Cam estaban a punto de salir de la habitación.

-¿Qué hacéis despiertos? –Pregunté desde el umbral de la puerta.

-Hemos oído ruidos abajo. ¿Qué pasa? Estás pálida. –Cam me agarró, como si temiese que fuese a desmayarme.

-Robert se ha caído y se ha vuelto a dislocar el hombro. Necesitamos que nos lleves al hospital, a mí no me deja conducir. –Intenté mantener la calma, pero mi voz sonaba histérica.

-Nos vestimos y bajamos. Yo le puedo colocar el hombro. –dijo Tessa. Al instante empezaron a moverse.

-No hagáis ruido para no despertar a los demás. -salí del cuarto y cerré la puerta detrás de mí. Tessa estaba estudiando en Stanford. Había recibido una beca al finalizar el instituto y se había matriculado en medicina, para después poder especializarse en pediatría. Ella podía colocarle el hombro a Robert, y en cierto modo me alegraba, cuanto antes lo tuviese en su sitio mejor, pero tenía miedo. Bajé a la planta baja. Robert estaba sentado en el sofá acariciando a Bernie con el brazo bueno.

-Cam y Tessa ya bajan. –me senté a su lado y me recargué en su pecho. Agarré su camiseta y empecé a retorcerla, gesto que hacía cuando estaba nerviosa. Estaba cansada, asustada, nerviosa y por si fuera poco quería helado. Me rodeó con su brazo y besó mi cabeza. No pude evitar bostezar.

-Estás cansada, ¿Por qué no te quedas durmiendo? –le miré con una mueca. Dormir es lo único que me sería imposible. Más fácil me parecía recitar el abecedario de revés mientras saltaba a la pata coja con un vaso de agua en la mano intentando no derramar el contenido- No he dicho nada. –dejó reposar la cabeza en el respaldo y cerró los ojos. Odiaba verle así. Odiaba cuando sentía dolor. ¿Qué iba a pasar si le operaban? No podía con los quirófanos, eran superiores a mí. Cada vez que se caía temía que volviese a dislocar

-¿Te duele mucho? –pregunté angustiada. Negó con la cabeza y me miró.

-No te preocupes, todo va a salir bien. –le miré incrédula. ¿Cómo podía estar tan tranquilo?- Esta vez creo que es diferente, que no es tan grave. –en ese momento aparecieron Cam, Tessa y Vicky por las escaleras.

-Nos hemos encontrado con ella en el pasillo y hemos tenido que contárselo. –Me miró Cam disculpándose.

-Rob ¿Estás bien? –Victoria corrió hasta el salón y se arrodilló a su lado.

-Enana estoy perfectamente. –Robert la sonrió.

-Robert, ¿Te coloco el hombro? –Tessa se acercó a él por detrás del sofá y Cam se sentó a mi lado, abrazándome.

-Si puedes si, por favor. –besó mi frente antes de levantarse y acercarse a Tessa. Vicky se sentó en su sitio. Seguí a Robert con la mirada. Tessa le ayudó a quitarse la camiseta y te tocó el hombro con cuidado.

-No es grave. Diría que una de segundo grado. En unas semanas como nuevo. –dijo Tessa mientras le tocaba. Miré a Robert. Su rostro estaba relajado, como si lo que hubiese dicho Tessa fuese un calmante. Yo solo pude ponerme más nerviosa- Esto te va a doler. –agarró su brazo. El color se me fue de la cara y empecé a temblar. Cam me abrazó por detrás.

-Shhhhh… -dijo. Tessa movió de forma rápida pero experta el brazo de Robert. Esté gritó en voz baja y gruñó. Su hermoso rostro se contrajo y cerró los ojos con fuerza. Vi cómo se mordía los labios y apretaba la mano libre en un puño para evitar gritar. Tess hizo un último movimiento y el hombro volvió a su sitio. Rob dejó escapar un quejido lastímero. Mis ojos se desbordaron y empecé a llorar. Odiaba ver como Robert se moría de dolor y yo no podía hacer nada para evitarlo. Tessa se separó de él.

-Listo. –sacó un pañuelo de su bolsillo y lo usó para improvisar un cabestrillo. Colocó el brazo de Robert en el- No lo muevas. –se frotó las manos y sonrió- No es grave. A cualquiera le puede pasar.

-Sí, pero resulta que esta es mi cuarta luxación en el mismo hombro. De la última hace menos de un año. –Robert se volvió a poner la camiseta con cuidado. Tess frunció el ceño.

-No se la magnitud del resto, pero esta no era grave. –Yo temblaba y lloraba como una tonta. Estaba mareada y tenía miedo. Ver a Robert de esa forma me había dejado mal. Tardaría en olvidar su rostro contraído por el dolor. Se acercó a mí y se arrodillo a mis pies.

-Pequeña no llores, estoy bien. –dijo acariciando mi mejilla- ¿Ves como no ha sido nada grave? Y lo dice Tessa, que ya es casi médica.- Secó mis lágrimas y me dedicó mi amada sonrisa torcida- No pasa nada.-Con cuidado le abracé y reposé la cabeza en su hombro bueno.

-No soporto verte así. Me parte el alma. –le susurré. Besé su cuello y cerré los ojos. El me rodeó con el brazo bueno, atrayéndome todo lo posible hacia él.

-¿Por qué no vais sacando el coche del garaje? Ahora vamos nosotros. –dijo Robert mientras se sentaba en el sofá. Cam, Vicky y Tess desaparecieron por la puerta de la entrada. Volvió a atraerme a su pecho. Tuve cuidado con el brazo- Pequeña estoy bien. Me ha dolido menos que otras veces. Creo que como dice Tessa, no ha sido tan grave esta vez. –yo solo asentí. Mis ojos seguían aguados, pero no lloraba- ¿te sientes bien? Estás un poco pálida. -sobre todo sentía impotencia, al no poder hacer nada por calmar su dolor.

-Solo estoy un poco mareada. –me separé de su pecho para mirarle. Acarició mi mejilla.

-Perdón, creo que eso es mi culpa. Sé cómo te desagradan estas cosas, y como odias verme mal. –volví a asentir. Rob rió- ¿Sigues queriendo helado? –recordé entonces mi antojo.

-Un poco, pero puede esperar hasta que salgamos del médico. –dije volviendo a bostezar. Me miró con pena antes de levantarse y ayudarme. Fuera nos esperaban ya con el coche en marcha.

:·.·.·.·.·.·.·.·.·.·:

Estuvimos dos horas en el hospital. Le realizaron a Robert una serie de diferentes pruebas y después le pusieron una férula, que era como la manga de una camiseta que se agarraba con correas al torso. Como Tessa había dicho, no había sido grave, y se libraba de operación por los pelos. Pero no habría nueva oportunidad. A la próxima le someterían a una sencilla intervención quirúrgica para fijarle el hombro. En el instante que dijeron eso me relajé por completo en el sillón donde estaba sentada. Robert no se libró de una buena regañina, ya que en su última luxación no había hecho fisioterapia ni se había cuidado correctamente para que el hombro sanase como era debido. Pero esta vez no se libraba, iba a cumplir a rajatabla con los consejos del doctor. Yo también podía estar encima de él, atosigándole para que hiciese todo lo que le habían mandado. Es más, Tessa se ofreció para enseñarme como dar los masajes con hielo y calor. De esta no se libraba. Le recetaron unas cremas antiinflamatorias y relajantes musculares en pastillas. Debía de guardar reposo varios días y hacer caso de las normas y consejos que le dio Nick, su médico. Si todo iba correcto, y Robert hacía caso, en cinco semanas estaría como nuevo.

Después de ver que no había que operar y que Robert estaba bien en mi cuerpo se instauró paz y tranquilidad para dar y regalar. Estaba contenta de que no fuese nada grave. Todos mis miedos se disiparon, el mareo se pasó y volví a recuperar el color, y poco después el humor, cuando contamos porqué Robert había bajado abajo en plena madrugada.

:·.·.·.·.·.·.·.·.·.·:

Acomodada entre los brazos de Robert volvíamos del hospital. Mis ojos se iban cerrando y cada vez me costaba más seguir la conversación sobre la primera vez que Robert se dislocó el hombro, con once años.

-¿Sigues queriendo helado, pequeña? –dijo Robert.

-Quiero dormir…-balbuceé. Después de eso no escuché nada más.



Unos cuantos de ruidos abajo me despertaron. Llevaba solo una camiseta blanca y estaba acostada en la cama, acurrucada en el pecho de Robert, que dormía profundamente. La luz entraba por las rendijas de la persiana. Miré el reloj. Eran las doce pasadas. Había recuperado unas cuatro horas de sueño, y aun así seguía cansada. No recordaba cómo había llegado a la cama, solo que me había quedado dormida en el coche. Me estiré un poco y me separé de Robert. Al instante abrió los ojos adormilado.

-Hola pequeña. –musitó.

-Hola…-susurré. Me acerqué para besarle- ¿Cómo estás? ¿Te duele?

-Gracias a las inyecciones no siento nada. –sonrió. Un brillo cruzó sus ojos y puso una sonrisa traviesa. No lo vi venir, y al instante estaba debajo de él. Su cuerpo pegado al mío. Solo se sujetaba con un brazo. Tuve cuidado de no aplastar su brazo. Trazó un camino de besos desde mi cuello hasta mis labios. Me besó, mordiéndome el labio y jugando con mi lengua a un juego sin fin donde no había ganadores. Mis manos viajaban por su torso desnudo y su espalda. Me separé de él cuando empezó a ser molesto el brazo de por medio- ¿Tú arriba? –preguntó. Asentí y al instante ya estaba arriba. No sé cómo lo hacía, pero hasta con un brazo era rápido y fuerte. Lamentablemente me movió demasiado rápido y al instante aparecieron las náuseas y arcadas. Me aparté de él y salí corriendo al baño. Vomité todo lo que tenía dentro mientras Robert sujetaba mi pelo. Ya empezaba a acostumbrarme a la rutina. Levantarse, vomitar, desayunar, volver a vomitar. Y así cada día. Cuando la visión dejó de ser borrosa Robert me ayudó a levantarme. Me lavé los dientes y dejé que me condujese hasta la cama. Me volví a tumbar en ella, exhausta y me dejé llevar por el sueño.

:·.·.·.·.·.·.·.·.·.·:

El sol de daba de frente en la cara y me hacía guiñar los ojos. El pelo y ropa se pegaban a mi cuerpo por el calor y notaba como miles de hilos invisibles me impedían moverme. No sabía dónde estaba. Robert apareció a lo lejos. Me miró con desprecio y con una mano en alto se despidió de mí. No dijo nada pero sabía lo que significaba. Intenté gritarle que parara, que le amaba, pero algo presionaba mi boca impidiéndome abrirla. Cada vez se alejaba más, pronto solo fue un punto en el horizonte. Me moví insistentemente pero los hilos parecían indestructibles. Se clavaban en mi piel como alambres afilados y la mano me dificultaba respirar. Las lágrimas rodaban por mis mejillas, la pena podía conmigo, necesitaba gritar, patalear y llorar hasta morir. Porque sin el yo no era nada.

Me derrumbé en el suelo. Los hilos ya no me sujetaban y el sol se esfumó, dejando paso a la noche. Una noche oscura, sin luz. La presión de mi boca desapareció, pero una nueva ocupó su lugar esta vez en mi corazón. Cerré los ojos lista para morir. Ya no quería gritar, ni patalear, ni llorar. Mi alma había abandonado mi cuerpo. Tumbada boca arriba sentí como la presión de mi pecho se intensificó. Abrí con rapidez los ojos cuando noté una mano sobre mi pecho. Una persona envuelta en sombras me miraba. No podía ver su rostro, pero si su mano pálida.

Clavó sus dedos en mi pecho y sentí como se abrían paso hasta mi interior. Un dolor indescriptible me hizo chillar, pero no salió grito de mí. Intenté moverme pero la presión se estableció por todo mi cuerpo. Gritaba ayuda pero ningún sonido emitía mi garganta. Estaba perdida.

La mano llegó hasta mi corazón y la persona envuelta en sombras rio antes de, que con un último movimiento, arrancase mi corazón.

-Kristen…-Solté un alarido, no solo de dolor, si no de furia, maldiciones, pena y temor. Y esta vez sí que pudo ser escuchado-¡Kristen! – Gritaba el ser. Volví a chillar cuando esta vez la presión se instauró en mi vientre y la mano empezó a abrirse paso por mi útero. ¿Cómo seguía viva? Eso no importaba, iba a presenciar la muerte de mi bebé.

Intenté cubrirme el vientre, aunque fue inútil. No pude moverme ni un centímetro. Chillé cuando sentí como arrancaba a mi bebé. Mi pobre bebé. La mano llena de sangre se acercó a mí después de salir de mi interior. Abrió su puño cerrado para mostrarme un pequeño y medio muerto bebé lleno de sangre tan grande como mi puño, que en posición fetal y con cara de horror temblaba. Gemí y lágrimas rodaron por mis ojos.

Entonces una nueva mano apareció ante mí con otro bebé, este ya muerto. Al instante supe que era el bebé que había perdido. Pequeño e indefenso. La mano lo junto con su hermano. El primer bebé moribundo abrazó al muerto. Empezó a llorar. Cerré los ojos con fuerza, no era capaz de ver eso. Intenté decirme que solo era un sueño, que esto no era real, que mis bebés estaban a salvo en mi vientre y que yo estaba con Robert.

Un nuevo ruido me hizo abrir los ojos. Era el llanto de mi hijo mezclado con el sonido de miles de flashes de cámaras. Efectivamente mi bebé lloraba mientras se iba muriendo y pareciendo a su hermano, mientras muchísimas ppz con cámaras me hacían fotos. Intenté volver a gritar, pero solo conseguí echar sangre por la boca y empezar a ver borroso. La sangre me asfixiaba. Los ppz no dejaban de apuntarme con los flashes y burlarse de mí. Miré nuevamente a mis bebés. Los dos estaban muertos. Tenían sus ojitos cerrados y las manos unidas. Parecían descansar después de tanto sufrimiento. Eso me relajó. Verles en paz me relajó. Justo cuando estaba por cerrar los ojos y olvidarme de todos el sonido de varios tacones me hizo mirar ansiosa por todos lados. Cuatro mujeres vestidas de rojo se acercaban por detrás del ser encapuchado. Los ppz las abrían el paso hasta mí. La luz las iluminó y pude apreciar quienes eran. Una de ellas le quitó los bebés a la sombra, los agarró por el cuello y los ahogó. Los bebés, como si estuviesen vivos, volvieron a gemir y a moverse, pero eso duró poco. La mujer los acabó de asfixiar y los tiró al suelo con desprecio. Entonces se acercaron a mí.

“Pues eso no pareció importante, te recuerdo que has perdido a uno de tus hijos”

“¡Kristen!”

“¿Por qué he de hacerlo? Yo solo he dicho la verdad”

“Deberías de ir planteándote muchas cosas”

“¡Kristen!”

“Me da la impresión de que no dirás eso en unos meses”

“Espero que a partir de ahora tengas más cuidado, no es solo tu vida”

“Queremos casarnos, comprar una casa en España y formar una familia. Tener niños ahora que estamos a tiempo y tal vez un perro”

Mi cabeza estaba llena de voces. Pero solo era capaz de mirar cómo se acercaban a mí y sonreían maliciosamente. ¿Qué más podía pasarme? Ya me habían dejado sin corazón, sin hijos y sin Robert. El dolor recorría mi sistema. ¿No era suficiente? Una de ellas se agachó a la altura de mi pecho y colocó una mano ahí. Otra colocó una mano en mi cuello, otra en mi cara y la última en mi vientre. Empezaron a presionar. Sentí como ardía de dolor. Como me consumía. Como absorbían todo de mí. Como llenaban mi cuerpo de miedo y oscuridad.

No creo que me quedase mucho…

Me moría…

Asustada me senté en la cama. Estaba hiperventilando. Mi corazón latía demasiado rápido. Temblaba. Lloraba. Sentía como me faltaba el aire. Me llevé las manos a la cara y me tumbé en posición fetal.

-No es real. –me dije a mi misma- No es real. –cerré los ojos con fuerza, intentando olvidarlo todo.

-Kristen. –esa voz… se me vino a la mente el sueño, como se acercaban a mí, la mano sobre el cuello. Me senté al instante en la cama. No podía ser, seguía soñando- ¿Cómo te encuentras? –Clare se acercó a mí.

-¡NO! –chillé histérica- ¡NO TE ACERQUES AMI! ¡ESTO SOLO ES UN SUEÑO, NO ES REAL! –empecé a sollozar y me acurruqué en el colchón, tapándome la cara con las manos.

***

¡Hoooola!

Aquí estoy, otro día más, subiendo capítulo.

¿Quiénes son las cuatro mujeres? ¿Dónde está el Hobo?

No me entretengo mucho, ya es de madrugada y mi cuerpo pide una cama blandita donde dormir.

Muchísimas gracias por el apoyo, los comentarios, las recomendaciones, consejos, etc. que me mandáis.

Decir que si os encontráis alguna falta en el capítulo no es porque yo quiera, es porque en cuanto acabó de escribir lo subo para que lo leáis y no me paro a leerlo. Luego, desde la cama lo leo y veo las faltas, y las corrijo lo antes posible.

Espero vuestros rr y comentarios en Twitter (_TwilightFacts_). ¿Niño o niña? La cosa está muy reñida. ¿Qué queréis que suceda?

No comments:

Post a Comment